Escritora
y doctora egipcia que nace en 1931 en el pueblo de Kafr Tahla, situado en el
delta del río Nilo, en una familia acomodada, su papá un funcionario público,
su mamá proveniente de una familia de amplios recursos, con la religión islámica
en común y como parte de sus tradiciones religiosas ella sufre ablación genital
a los seis años de edad, lo cual va a marcar su vida de forma persistente, se vuelve
un tema que atiende e investiga, sobre esa práctica dijo que es una mutilación física,
mental espiritual y psicológica[1], entonces se convierte en activista
y es una de las más importantes y radicales feministas del mundo árabe; ganó el
Internacional Inana de Bélgica en 2005 y el de la Paz Sean McBride de la Oficina
Internacional de la Paz en Suiza en 2012, además de ser constante candidata al
premio nobel de literatura.
Sus padres deciden darle estudios a todos
sus hijos, así que ella estudia medicina en la Universidad de El Cairo, con
especialidad en psiquiatría, cuando termina sus estudios comenzó a trabajar en
el pueblo, se integró al ministerio de salud, donde logró ver de cerca la
situación tan desigual que vive las mujeres en el ámbito rural, y pronto se
entera de la violencia, la prostitución, la violación, y la constante mutilación genital,
cuyos
motivos de dicha práctica van desde la aceptación social, la higiene, una
forma de conservar la virginidad, hasta que sea más fácil casar a la
mujer y también aumentar el placer sexual masculino pero limitar el de la mujer porque sino se vuelve libertina, la escritora denuncia todos los
maltratos que se ejercen en contra de la mujer, es tal su grado de empatía que
al proteger a una paciente se mete en problemas y el ministerio de salud la traslada
a El Cairo donde logra ser directora de Salud Pública, sin embargo, es
despedida debido a su actividad política, perdiendo también su participación en
el diario de salud y de la secretaria general adjunta de la Asociación Médica
de Egipto. Ella continuo su compromiso con la situación de la mujer y realizó un
trabajo de investigación sobre la neurosis en la mujer, junto con la
Universidad Ain Shams, también trabajó como asesora de las Naciones Unidas para
el Programa de la Mujer en África (CEP).
Por
todo lo anterior es pionera en levantar la voz en sus escritos como protesta sobre
lo que le ocurre a la mujer, su actividad la lleva un tiempo a la cárcel durante
1981, debido al cambio de gobierno es perdonada por el nuevo presidente y
continua su trabajo literario, en su libro Memorias de la cárcel de mujeres
nos cuenta cómo fue detenida en su casa a punta de rifle, sin ley que la
respalde, la forma violenta en la cual la detuvieron, tirando su puerta y allanando
su espacio sin orden oficial, como si fuese una peligrosa delincuente, cuando
su único crimen fue usar la palabra para denunciar todo lo injusto que observa, otro
crimen fue romper con el silencio que
tolera una sociedad en torno al maltrato como forma normal de relacionarse con
la mujer.
Su actividad política y opositora al régimen
no paró, su acción, aunque inofensiva fue mal vista por el régimen, el cual vio
como un delito la fundación AWSA (Asociación Solidaria de Mujeres Árabes), además, mostró su oposición a los acuerdos de paz de Camp- David, efectuados entre Egipto
e Israel. Unos años más tarde aparece en una lista de personas que deben morir,
según el islamismo extremo, así que en 1993 se exilia en EU donde trabaja como
profesora en algunas universidades, por ejemplo, Duke University. No pasa mucho
tiempo sin que su propósito de vida le haga volver a su país, así ocurre en 1996,
donde ya instalada continuó protestando desde su trabajo literario. Otro acto transgresor fue denunciar en varios libros la represión, muerte y
brutalidad que causa la ablación genital, lo denunció en el libro Mujeres y
sexo, el primero de una serie en los que cuenta las consecuencias, las muertes por mala práctica. El libro
fue publicado en 1972 en Beirut, ya que se prohibió en Egipto y a pesar de ello
se convirtió en una obra de referencia para el feminismo árabe.
Una de las causas por las cuales ella toma
la escritura como altavoz es para compartir la historia de una mujer condenada a
muerte, llevó a un libro llamado Mujer en punto cero, la historia de vida de
Firdaus, una joven egipcia que desde temprana edad comienza a ser victima de
abuso sexual por parte del tío, y nos presenta las practicas que suelen
ser comunes en esta sociedad donde la mujer es moneda de cambio, medio para
llegar a otro status social, organismo vivo con el cual se coge sin pagar y sin
adquirir ninguna responsabilidad emocional, medio para obtener dinero a través
de la explotación sexual, menos un ser digno de respeto, la escritora relata como el poder estudiar más allá de
un nivel secundaria o preparatoria sólo era posible para algunas mujeres de
familia adinerada, para Firdaus la vida giró en torno al sexo, las mentiras, la
hipocresía y la opresión, las tradiciones en torno a la mujer fueron llevándola
hacia territorios abusivos que pronto transformaron su inocencia en una furia
desgarradora que expresaba liberada: “¿Cuántos años de mi vida transcurrieron
antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para
disponer de ellos a mi gusto?”[2]
En esta novela corta Firdaus va de: “una
soñadora embaucada”[3]
con un título de secundaria al casamiento arreglado por el tío con un anciano que
pronto la violenta y castiga sin saber que de esa forma la prepara para querer
huir lejos, rumbo a otras bajezas, la violencia continua y en un punto de su
relato concluye: “Ninguna mujer puede vivir sin marido y protección; de lo contrario,
se acabarían las profesiones de marido y proxeneta”[4] esa realidad la lleva por
experiencias humillantes, su vida va en picada hasta la condena, sobre lo cual
dice: “No me condenaron a muerte por haber matado a un hombre-miles de personas
mueren asesinadas a diario-, sino porque temían que siguiera viva”[5] sin duda, porque Firdaus es
la representación de la rebeldía femenina, y en la sociedad egipcia debe ser
castigada de acuerdo a los preceptos de la religión, así que es ejecutada en 1974, convencida de ello, seria lo mejor que podría pasarle porque ya había vivido lo suficiente
como para no querer más dolor.
Por todos estos motivos se volvió enemiga
del estado, en esa sociedad los temas sobre sexualidad no deben ser tratados
abiertamente, ella transgredió esa norma hasta el último de sus libros y no se
detuvo a lo largo de su vida. México le dio el doctorado honoris causa de la
Universidad Nacional Autónoma de México en el año de 2010. Nawal el Saadawi falleció
a los 89 años en El Cairo, como informó el diario Al Masry al Youm, en
el que colaboraba. Nos deja un legado digno de aprovechar, esa manera directa de
abordar la realidad femenina, sin considerar imposiciones correctivas en Egipto, país que mantiene la ablación
femenina hasta hoy día.
[1] Rosas, Paula, “Nawal el Saadawi, la
doctora y escritora egipcia que decía ser ‘más libre que Simone de Beauvoir’ y
escribió su biografía en rollos de papel higiénico en la cárcel”, BBC News
Mundo, 13 abril 2024.
[2]
Nawal el Saadawi, Mujer en punto
cero,
Tritivillus, epub, 2017., p. 1099
[3] Ibid.,
p. 1381
[4] Ibid.,
p.,1471
[5]
Ibid., p. 1609.