jueves, 27 de febrero de 2025

Adela Zamudio



Paz Juana Plácida Adela Rafaela Zamudio Ribero es una poetisa, novelista, pedagoga y defensora de los derechos de la mujer nacida el 11 de octubre de 1854 en Cochabamba, Bolivia, hija de un propietario minero comienza sus estudios en el Beaterio de San Alberto, único lugar en donde las hijas de las familias acaudaladas podían acceder a la educación, transcurriendo su infancia en el seno de una familia bien posicionada,  lo que no la aísla de la realidad, rodeada de indígenas, mineros y gamonales conoce su entorno natural, observación y silencio marcan su melancolía y sensibilidad durante esos años de contemplación y crecimiento. Desde pequeña se distingue por su curiosidad e inteligencia pues comienza a escribir sus primeros versos en la adolescencia, su estilo, de tono romántico la lleva a la publicación en folletines y periódicos locales bajo el seudónimo de Soledad; es hasta 1877 cuando se publican ya en El Heraldo de Cochabamba, esos primeros versos, en un principio románticos van cambiando hacia un estilo más doliente y real.

      Ya con más de veinte años su familia sufre una crisis económica de la que no se recuperan, esto no impide que ella se transforme en la primera mujer en alzar la voz en defensa de la condición femenina, comenzando con romper el ideal femenino designado para las mujeres en el siglo XIX formado por tres elementos: “el amor, el matrimonio y la maternidad” a los que se niega y en su lugar se mantiene al cuidado de su madre enferma, realizando estudios, escribiendo y aportando apoyo a su familia.[1]

     Pero vayamos a los datos que nos harán entender el significativo aporte de la escritora, Bolivia a mediados del siglo XIX era un país rural, cuya lengua principal era el quechua y cuyos gobiernos eran representantes de una minoría con un apoyo militar indiscutible, hasta que a finales del siglo se instala un gobierno republicano que da inicio a la modernidad del país, tiempo en el cual la escritora termina su preparación oficial, pero no contenta con eso aprovecho el tiempo estudiando de forma autodidacta a grandes autores representativos de la filosofía y de la literatura universal, de ahí su reconocimiento, ya que, a pesar de encontrarse en un contexto complicado para la mujer supo abrirse paso. Reconociendo el talento de su hija, Adolfo Zamudio publicó en Buenos Aires el primer libro de los poemas de la escritora llamado Ensayos poéticos en donde por primera utiliza su nombre y su trabajo literario se hace visible en toda Latinoamérica. 

      Dedicada a la docencia, la asistencia social, la literatura y al cuidado de su padre, después de perder a su madre y a sus hermanos, se convierte en una líder, iniciadora en su país de una larga lucha que las mujeres hemos vivido a lo largo de los siglos, sobresale su trabajo en el magisterio, donde proyectaba renovaciones para la actuación pública de la mujer, también se une al liberalismo político de su país involucrándose a finales del siglo XIX.

     Desde su posición como directora de la Escuela de San Alberto expresó sus inquietudes pedagógicas en artículos y conferencias criticando la realidad educativa y social, buscando salir del convencionalismo y las tradiciones obsoletas que frenaban el desarrollo de la mujer, planteando la apertura a una educación popular y laica, llegando incluso a criticar el poder que la iglesia conservaba, cuando comienza a expresar estas ideas revolucionarias para su época y para la sociedad boliviana fue retirada de su puesto de directora y obligada a jubilarse en 1925.

     El rico aporte literario que la escritora nos deja va desde una novela llamada Intimas publicada en 1913 y del mismo año el cuento Paisajes, libros de poesía que sacaron ámpula a la clase social más conservadora, con sus poemas Quo Vadis y Nacer hombre el primero le valió un testimonio de desagravio enviado al Papa León XII y el segundo poema se volvió un himno para la naciente mujer que buscaba una liberación de sus acciones.

      El tono melancólico, ya lejos del romanticismo, con clara influencia del modernismo que en América fue la corriente literaria principal a principios del siglo XX marcan su trabajo y le dan un contexto transgresor y único. Hasta el final de su vida hizo aportes significativos, como el apoyo que mostró para la Ley de Divorcio en 1926.

    En un ritual por demás excepcional, en Cochabamba su ciudad natal y en la plaza principal, un 14 de septiembre de 1926 el gobierno convoca a un acto en el cual la poetisa es coronada a los 71 años, frente a una multitud como reconocimiento a los valores humanos y literarios que difundió toda su vida, dos años más tarde, Adela Zamudio muere un 2 de junio de 1928. Mediante un decreto presidencial a partir de 1980 se establece el 11 de octubre como el día de la mujer boliviana, fecha en que se conmemora su nacimiento. Aquí uno de sus poemas:

 

                                                                    Nacer hombre


Cuánto trabajo ella pasa

por corregir la torpeza

de su esposo, y en la casa,

(Permitidme que me asombre).

tan inepto como fatuo,

sigue él siendo la cabeza,

¡porque es hombre!

 

Si algunos versos escribe,

de alguno esos versos son,

que ella sólo los suscribe.

(Permitidme que me asombre).

Si ese alguno no es poeta,

Por qué tal suposición

¡Porque es hombre!

 

Una mujer superior

En elecciones no vota,

Y vota el pillo peor.

(Permitidme que me asombre).

Con tal que aprenda a firmar

Puede votar un idiota,

¡Porque es hombre!

 

Él se abate y bebe o juega.

en un revés de la suerte:

Ella sufre, lucha y ruega.

(Permitidme que me asombre).

Que a ella se llame el “ser débil”

y a él se le llame el “ser fuerte”.

¡Porque es hombre!

 

Ella debe perdonar

siéndole su esposo in­fiel;

pero él se puede vengar.

(Permitidme que me asombre).

En un caso semejante

hasta puede matar él,

¡Porque es hombre!

 

Oh, mortal privilegiado,

que de perfecto y cabal

¡Gozas seguro renombre!

En todo caso, para esto,

te ha bastado

nacer hombre.[1]

 




[1] Dora Cajías de Villa Gómez, Adela Zamudio, transgresora de su tiempo, Ministerio de desarrollo humano, La Paz, Bolivia, 1997, p. 17-60.

[2] Poesía de Adela Zamudio, Editorial Comunicarte, p. 5.


viernes, 24 de enero de 2025

Nadia Anjuman

 


Poeta afgana nacida el 27 de diciembre de 1980 en la ciudad de Herat, la capital cultural del país desde hace más de 5,000 años y que terminó en ruinas con la llegada del grupo extremista talibán. Siendo la sexta hija de una extensa familia siempre mostró inquietud por aprender, fue en 1995 que el gobierno local es derrocado por el régimen talibán, con su llegada se suspende la educación para las mujeres, de hecho, se destruyen varios recintos educativos. Pero estos hechos no detienen la inquietud de aprender de muchas mujeres, Nadia Anjuman, con un grupo de amigas asisten a una escuela de costura llamada “La aguja de oro” que en realidad era un círculo de lectura en el que se reunían tres veces por semana, ese espacio era para las mujeres, en él seguían estudiando la literatura mundial, leer y debatir en torno a obras literarias o escuchar conferencias que eran impartidas en la Universidad de Herat, conocieron  autores libros que iban desde Shakespeare, Balzac, Joyce, hasta Tolstoi y Dostoievski.

     Asistir a ese taller era exponer la vida, pero también era nutrirla, si le descubrían sería encarcelaba, podía ser torturada, incluso lapidada, eso era lo de menos ante el hecho de descubrir lo que le complacía. Las reuniones se planificaban para cubrir las apariencias, se llevaban materiales de costura, los libros pertenecían al profesor que dirigía el taller, algunas de ellas llevaban a sus hijos, les dejaban jugando en la calle, pidiéndoles que si se acercaba la policía religiosa les advirtiesen para esconder los libros y retomar la costura. Parece una historia de ciencia ficción en donde los libros no pueden ser tocados por las mujeres, pero no, esta es la realidad de las jóvenes afganas.

     Afortunadamente nunca se les descubrió, en esos años fue creciendo el interés de Nadia, así que se acercó a su profesor para aprender a escribir poesía farsi, propia de su cultura y con una guía efectiva pronto encontró su voz. Para la tradición afgana el canto es la forma de escribir poesía, a través de composiciones llamadas landays. Este origen viene de los pastún, una sociedad tribal musulmana predominante en esa región. Dos de sus grandes influencias fueron los poetas afganos Hafiz Shirazi y Bidel Dehlavi.

     Debido a la invasión estadounidense en 2001 cae el régimen talibán y el sol vuelve a brillar momentáneamente, Nadia retoma los estudios a nivel universitario en el departamento de lenguas y literatura farsi en donde destaca como alumna, una de sus prácticas fue una visita a Irán en donde tuvo la oportunidad de reunirse e intercambiar ideas con poetas iraníes.

     Impulsada por el momento que vive publica su primer libro “Flor ahumada” que tiene un buen recibimiento en Afganistán, Pakistán e Irán. Sin embargo, como toda mujer afgana los padres insistían en que debía casarse, en esa sociedad desde los catorce o quince años contraen matrimonio, por lo regular arreglado, y van a vivir a casa del esposo, que casi siempre comparte vivienda con sus padres y otros familiares.

     Ella esquivó el momento lo más que pudo, estudiar y escribir era lo que más le interesaba, hasta que ya es inevitable, es entonces cuando se casa con un funcionario de la universidad de Herat. Ya conquistada, el marido comienza a controlarla, las prohibiciones fueron en aumento, no le permite escribir, si llega a encontrarla haciéndolo la golpea, es entonces cuando para ella comienza la oscuridad. En 2005 nace su primer hijo, en ese país donde tiene más peso la religión que la razón, motivo por el cual el esposo mantiene la opresión de la poetisa, le prohíbe asistir a las reuniones literarias, o participar en cualquier evento pues para él y su familia era una vergüenza que una mujer escribiera, sin importar que los temas de sus poemas fueran el amor, la belleza y la realidad existencial.

     El nivel de violencia fue creciendo, el marido sentía celos del talento nato de la poeta, se sentía menos porque ella era reconocida y admirada por sus profesores, así como por la gente que sabía que era una poetisa, el malestar del hombre llega a su máxima expresión y es así como Nadia Anjuman muere el 4 de noviembre de 2005, a la edad de 25 años como consecuencia de una golpiza propinada por el marido y la madre de este, el pretexto para violentarla fue que quería reunirse con sus familiares, como se acostumbra en el último día del Ramadán. La rudeza fue tal que estuvo inconsciente, luego de cuatro horas el marido accede a llevarla a un hospital, el taxista que fue testigo directo asegura que al subirla al taxi ella ya no tenia vida. Con afán de librarse de los cargos el esposo declaró que se había suicidado tomando un veneno, aunque también acepto haberle pegado, por supuesto, prohibió que se le realizara una autopsia para esclarecer lo sucedido.[1]

     De todo el daño que le hicieron a su cuerpo destacó una profunda herida en la cabeza. La decisión de las autoridades fue encarcelarlo con una sentencia de cinco años, pero por causa de la intervención de los ancianos tribales de Herat, se le solicitó al padre de Nadia el perdón, hecho que sucedió y luego de unos meses fue liberado. El papá de Nadia muere poco después de los hechos. Su hijo de seis meses quedó bajo la custodia del marido.

     Su voz no se apagó, al contrario, antes de los acontecimientos, el segundo libro de poesía de Nadia Anjuman ya estaba lista para impresión, así que fue publicado y también se reimprimió su primer libro otras tres veces. Su obra ha sido traducida a varios idiomas, y la corresponsal de guerra Christina Lamb ha difundido su historia[2]

     Por difícil que parezca esto sucede todavía en el siglo XXI, la historia de Nadia Anjuman tiene un poco de visibilidad por su trabajo literario, pero sin duda suceden este tipo de actos de forma continuo. La situación de Afganistán en donde el retraso tecnológico, la guerra, el fanatismo religioso y la misógina hace más problemático el libre desarrollo de las mujeres es el cruel ejemplo de que todavía en algunas regiones del planeta la mujer no tiene libertad para actuar. La poesía de Nadia Anjuman retrata de forma hiperrealista las circunstancia a las cuales se enfrentan el género femenino de esa nación, el poema más representativo de su obra se llama No deseo abrir la boca y es una declaración de su vulnerabilidad ante los sanguinarios que gobiernan su país. Comparto aquí los versos, como una pequeña contribución para que su voz no se olvide.

 

No deseo abrir la boca

 

No deseo abrir la boca

¿A qué podría cantar?

A mí, a quien la vida odia

tanto me da cantar que callar.

¿Acaso debo hablar de dulzura

cuando siento tanta amargura?

Ay, el festín del opresor

me ha tapado la boca.

Sin nadie a mi lado en la vida

¿A quién dedicaré mi ternura?

Me da igual hablar, reír,

morir, existir

yo y mi forzada soledad

con mi dolor y mi tristeza

he nacido para nada

mi boca debería estar sellada.

Ha llegado, corazón, la primavera

 el momento propicio para el festejo

¿Pero qué puedo hacer si un ala

 tengo atrapada?

Así no puedo volar.

Llevo mucho tiempo en silencio,

pero nunca olvidé la melodía

que no paro de susurrar

las canciones que brotan de mi corazón

me recuerdan que algún día

romperé la jaula.

Volando saldré de esta soledad

 y cantaré con melancolía

 no soy un frágil álamo

 sacudido por el viento.

 Soy una mujer afgana,

 entiéndase mi queja

 estoy enjaulada en este rincón

 llena de melancolía y pena

 mis alas están cerradas

 y no puedo volar,

 soy una mujer afgana

 y debo aullar. [3]








[1] Farzana Marie, editora y traductora, Load poems like guns, Holy Cow Pr, USA, 2014.

[2] Christina Lamb, “El club de las mujeres desafiantes”, Mujer hoy, 4 de julio de 2009.


lunes, 30 de diciembre de 2024

Janet Frame


Janet Paterson Frame Clutha es una escritora neozelandesa nacida un 28 de agosto de 1924, escribió novela, poesía, cuento y narrativa infantil, su presencia llegó al mundo de las letras cuando lo inverosímil de su historia y las circunstancias de vida la acercaron al reconocimiento mundial del que ahora goza, sin embargo, sus inicios no fueron nada sencillos, su habilidad narrativa fue la luz que la libró de la locura, su obra muestra una lucidez que no viene de alguien con un padecimiento mental. Vivió una serie de acontecimientos complicados, una infancia con pobreza, su hermano con epilepsia, y posteriormente la muerte de dos de sus hermanas, ambas por ahogamiento, con una diferencia de diez años, todo esto en un país de reglas muy conservadoras para las mujeres forman  el contexto que hizo de Janet Frame una escritora sobresaliente, ella desarrolla una personalidad introvertida y tímida, pero su tenacidad y pasión la hacen destacar, su brillante desempeño en la escuela le otorga una beca para estudiar educación en la facultad de Dunedin, pero al paso de los meses descubre que desea escribir, cambio que suena inaceptable en una sociedad que, en esa época, designaba a la mujer para ciertos trabajos, sin embargo, ella escribe cada vez que le es posible y así es como publica su primer libro.[1]

     En la etapa universitaria comienza a sentir más ansiedad de lo que había tolerado años atrás, tiene un intento de suicidio, sufre de acoso por su métodos poco ortodoxos de enseñar y mientras hacia su servicio social en una escuela, un inspector entra a su clase, el mismo que la juzga de loca por ser tan creativa, ella se queda en shock, la presencia de aquel hombre es el detonante para que abandone el salón y con ello la formación docente, sin intención de volver a su casa se fue como interna voluntaria a la sala psiquiátrica del hospital local a Seacliff Lunatic Asylum en la ciudad de Dunedin. Durante los siguientes ocho años, Frame fue readmitida, en hospitales psiquiátricos, el segundo fue Sunnyside Hospital, donde se le diagnostica con esquizofrenia, su tratamiento consiste en una terapia electroconvulsiva o electroshock y el suministro de insulina, también le fue programada una lobotomía, todo con el fin de curarla.

La lobotomía no llegó a practicarse, ese día en el que estaba programada la operación se informó que Janet Frame era la ganadora del premio Hubert Church Memorial por su primer libro de cuentos publicado The Lagoon and Other Stories. Así se detuvo la operación, sólo sus publicaciones, y luego sus reconocimientos mostraron que su raciocinio estaba más allá de todo talento sometido a juicio.

     A pesar de la vida complicada nos dejó un trabajo maravilloso sobre la metaficción, es decir, la forma como el escritor se personifica dentro de su trama de ficción narrativa, ella lo hizo de forma constante, por ejemplo, sus libros autobiográficos: To the Is-Land; Rostros en el agua y Cuando canta el búho, las tres obras son representadas en la película An angel at my table de la cineasta neozelandesa Jane Campion.

      Acercarnos a su literatura también nos permite entender la forma como la escritora logra reinterpretar su propia historia, verla desde fuera de sí y plantear como se ve desde ahí, un ejemplo está presente en Rostros en el agua, donde hace una analogía sobre la lobotomía que se le pretendía hacer, comparándola con un proceso de colonización, sobre todo después de que se comprobó que el diagnóstico fue erróneo, nunca tuvo esquizofrenia.

    Una vez que sale del hospital vivió siete años en Europa, principalmente Londres, Ibiza y Andorra, se cambió el nombre a Nene Janet Paterson Clutha para honrar al jefe maorí Tamati Waka Nene. La autora reconoce que “la escritura la rescató” y le permitió ser testigo de la rudeza del entorno en el cual se refugió y lo describe, presenta personajes inhumanos, resecos, atados a la forma de vida que conocen sin cuestionarse jamás que hay fuera de las mismas ideas, con las cuales no se busca sanar, se trabaja para controlar y minimizar los daños en torno a la salud mental que pocas veces es comprendida, al respecto Janet Frame escribe: “¿Cómo vamos a encontrar el camino cuando dormimos y soñamos, y como vamos a protegernos de la peligrosa realidad que nos ofrecen?[2]

    Una vez que libró las dificultades su trabajo habló por ella, a lo largo de su vida le fueron entregados innumerables premios y reconocimientos, en 1983 la reina Isabel la nombra comandanta de la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la literatura, en 1990 se convierte en miembro de la Orden de Nueva Zelanda, el más alto honor en su país, así como miembro extranjero en la Academia Estadounidense de Artes y Letras. Su trabajo y su vida son objeto de estudios y tesis profesionales, seguro un motivo es que pese a su espinoso camino logró emanciparse del juicio de una sociedad jerárquica de mediados de siglo XX, y revertir la visión que se tuvo de ella al lograr visibilidad por su propuesta acerca de lo marginal y olvidado como parte primordial de su auto reconocimiento, sin romantizar la enfermedad mental. La crítica académica se acerca a ella desde diversos enfoques, el materialismo histórico, el realismo social, hasta en contextos feministas, ella sólo necesitaba escribir, y a través de las palabras ser conocida. La escritora fallece en enero de 2004, en Dunedin, Nueva Zelanda, la ciudad que la condecoró como una de los integrantes más destacados de la comunidad.






[1]Desde Nueva Zelanda: Janet Frame, genio literario y locura”, Eve Gil, La Jornada Semanal, 25 oct 2020, https://semanal.jornada.com.mx/2020/10/25/desde-nueva-zelanda-janet-frame-genio-literario-y-locura-6873.html

[2] Janet Frame, Rostros en el agua, Andorra, Trotalibros Editorial, 2022, p. 94.



domingo, 24 de noviembre de 2024

Adania Shibli

 



Escritora, profesora y periodista palestina que nace en el año 1974 en una aldea llamada Shibli-Umm al-Ghanam, en la frontera con Israel. Su formación profesional inicia en la Universidad Hebrea de Israel donde estudia comunicación y periodismo, posteriormente hace su doctorado en la Universidad del Este de Londres en estudios culturales y de medios, posteriormente obtiene una beca para el postdoctorado en Wissenschafskolleg de Berlín, ahora ejerce su trabajo como docente en la Universidad Birzeit de Palestina.

     Ha publicado en diversas revistas literarias de Europa y Oriente Medio, su libro de ensayos A journey of Ideas Across: In dialogue with Edward Said aborda las ideas planteadas en el libro Orientalismo, de Said, con esa publicación realiza un simposio en 2013 en la “Casa de las culturas del Mundo”, en Berlín.

      En cuanto a su obra literaria la escribe en árabe, su lengua natal porque menciona, “el idioma va en paralelo a la vida”[1], su primera novela Un toque obtuvo el premio novela joven en 2001; dos años después publica su segunda novela Todos estamos más o menos igual de lejos del amor y también es reconocida con un premio en 2003. Poco a poco su fama y reconocimiento ha ido creciendo y abriéndose paso a nivel internacional logrando traducciones de su obra.

     En 2010 forma parte de la generación Beirut 39, proyecto organizado por el “Hay Festival” realizado en la capital de Líbano en el marco de la promulgación de Beirut como “Capital del libro” en dicho evento se difundió el trabajo de 39 escritores jóvenes, entre ellos Adania Shibli, haciendo de ese evento un semillero de escritores palestinos que, pese a la situación de colonialismo que viven por parte de Israel, mantienen su deseo de hacer arte, ya que, como dice la escritora: “Hay algo que la lengua y la literatura pueden ofrecer y compartir, algo que la vida misma es incapaz de hacer”[2]

    En el año 2016 publica su novela Un detalle menor, y en el 2019 se traduce al español, rápidamente la novela fue reconocida, primero preseleccionada para los premios nacionales del libro en 2020 e incluida en la lista internacional Booker prime en 2021.

     En el año 2023 su novela Un detalle menor fue seleccionado para recibir el premio LiBeraturpreis que otorga la organización alemana Litprom, la ceremonia de entrega sería en la feria de Frankfurt, anunciada para el 20 de octubre de ese año, pero unos días antes fue cancelada la entrega debido a la protesta de periodistas alemanes que clasificaron la novela de “antisemita”, seguramente motivado por el inicio del conflicto bélico entre Israel y Palestina iniciado el 7 de octubre de ese mismo año. Por supuesto que las protestas no se hicieron esperar, intelectuales de diversos países criticaron la decisión y fue publicada una carta abierta en la página https://arablit.org/  donde trecientos cincuenta escritores, editores y editoriales expresan su desacuerdo con la organización sin fines de lucro Litprom.

    Pero, ¿Qué es lo que plantea la novela que causó molestia en la comunidad judía? La obra desarrolla dos sucesos, el primero es contado por un narrador omnisciente  y aborda un hecho acontecido en los asentamientos militares del desierto del Néguev en 1949, un año después de la guerra árabe-israelí, el cual sucedió cuando un grupo de militares encuentran a una joven palestina y es torturada y violada por días antes de ser asesinada; el segundo acontecimiento se ubica por los años noventa, ya contado en primera persona por una joven periodista que se encuentra la historia de esa chica y busca la manera de sacarla a la luz, este es el planteamiento en general, suficiente para aclarar que el hecho de no entregarle el premio que merecía no fue porque su novela mostrara antisemitismo, sino por exponer el cruel comportamiento de quienes algunas vez fueron maltratados por diversos gobiernos a lo largo de la historia, pero que hoy día asumen el papel de verdugos de los pueblos árabes asentados en la región que comparten. La falta de humanidad elimina toda consideración hacia los judíos que cegados atacan sin consideración. Ante ello Adania Shibli menciona: “Escribo para no caer en ese estereotipo que los israelíes nos dan al calificarnos de animales salvajes y violentos.”[3]  

     La exposición de la violencia en la obra de Adania Shibli sólo es una muestra de lo que ocurre en esa zona, las voces de sus protagonistas anónimas proyectan el día a día del doloroso apartheid vivido y permitido por todos los países y organizaciones que podrían parar el azote, pero que prefieren ignorar los hechos, aludiendo diferencias por temas religiosos. No podrían estar más lejos de la verdad y la justicia, y sin importar el dolor ajeno se perpetúa el sometimiento y segregación que los niños, mujeres y demás población vive. Adania Shibli expresa en una charla: “La belleza de la literatura es intentar ponerse en el lugar del otro y representarlo”[4]

     La escritora divide su tiempo entre Alemania y Palestina, lleva su idioma y su tierra a donde quiera que va, aunque sea constante el intento por borrar a los palestinos del espacio que por derecho también es de ellos. La lucha por su lengua es también la disputa por defender su identidad, su manera de narrar y retratar con palabras el contexto de cientos de personas, pero también es una constancia de que ante el genocidio la literatura se presenta como experiencia lingüística opuesta a la narrativa que describe la violencia, la escritura es representar el lenguaje vivo y estremecer con aquello que sucede en la cotidianidad de un pueblo en donde las mujeres son botín de guerra.







[1] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA

[2] “Universalismo y narración. Una conversación con Adania Shibli” 2022.

https://www.youtube.com/watch?v=xzZs_q5l2Ec&t=940s

[3] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA

[4] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA


jueves, 31 de octubre de 2024

Nawal el Saadawi

 




Escritora y doctora egipcia que nace en 1931 en el pueblo de Kafr Tahla, situado en el delta del río Nilo, en una familia acomodada, su papá un funcionario público, su mamá proveniente de una familia de amplios recursos, con la religión islámica en común y como parte de sus tradiciones religiosas ella sufre ablación genital a los seis años de edad, lo cual va a marcar su vida de forma persistente, se vuelve un tema que atiende e investiga, sobre esa práctica dijo que es una mutilación física, mental espiritual y psicológica[1], entonces se convierte en activista y es una de las más importantes y radicales feministas del mundo árabe; ganó el Internacional Inana de Bélgica en 2005 y el de la Paz Sean McBride de la Oficina Internacional de la Paz en Suiza en 2012, además de ser constante candidata al premio nobel de literatura.

     Sus padres deciden darle estudios a todos sus hijos, así que ella estudia medicina en la Universidad de El Cairo, con especialidad en psiquiatría, cuando termina sus estudios comenzó a trabajar en el pueblo, se integró al ministerio de salud, donde logró ver de cerca la situación tan desigual que vive las mujeres en el ámbito rural, y pronto se entera de la violencia, la prostitución, la violación, y la constante mutilación genital, cuyos motivos de dicha práctica van desde la aceptación social, la higiene, una forma de conservar la virginidad, hasta que sea más fácil casar a la mujer y también aumentar el placer sexual masculino pero limitar el de la mujer porque sino se vuelve libertina, la escritora denuncia todos los maltratos que se ejercen en contra de la mujer, es tal su grado de empatía que al proteger a una paciente se mete en problemas y el ministerio de salud la traslada a El Cairo donde logra ser directora de Salud Pública, sin embargo, es despedida debido a su actividad política, perdiendo también su participación en el diario de salud y de la secretaria general adjunta de la Asociación Médica de Egipto. Ella continuo su compromiso con la situación de la mujer y realizó un trabajo de investigación sobre la neurosis en la mujer, junto con la Universidad Ain Shams, también trabajó como asesora de las Naciones Unidas para el Programa de la Mujer en África (CEP).

      Por todo lo anterior es pionera en levantar la voz en sus escritos como protesta sobre lo que le ocurre a la mujer, su actividad la lleva un tiempo a la cárcel durante 1981, debido al cambio de gobierno es perdonada por el nuevo presidente y continua su trabajo literario, en su libro Memorias de la cárcel de mujeres nos cuenta cómo fue detenida en su casa a punta de rifle, sin ley que la respalde, la forma violenta en la cual la detuvieron, tirando su puerta y allanando su espacio sin orden oficial, como si fuese una peligrosa delincuente, cuando su único crimen fue usar la palabra para denunciar todo lo injusto que observa, otro crimen fue romper con el silencio que tolera una sociedad en torno al maltrato como forma normal de relacionarse con la mujer.

     Su actividad política y opositora al régimen no paró, su acción, aunque inofensiva fue mal vista por el régimen, el cual vio como un delito la fundación AWSA (Asociación Solidaria de Mujeres Árabes), además, mostró su oposición a los acuerdos de paz de Camp- David, efectuados entre Egipto e Israel. Unos años más tarde aparece en una lista de personas que deben morir, según el islamismo extremo, así que en 1993 se exilia en EU donde trabaja como profesora en algunas universidades, por ejemplo, Duke University. No pasa mucho tiempo sin que su propósito de vida le haga volver a su país, así ocurre en 1996, donde ya instalada continuó protestando desde su trabajo literario. Otro acto transgresor fue denunciar en varios libros la represión, muerte y brutalidad que causa la ablación genital, lo denunció en el libro Mujeres y sexo, el primero de una serie en los que cuenta las consecuencias, las muertes por mala práctica. El libro fue publicado en 1972 en Beirut, ya que se prohibió en Egipto y a pesar de ello se convirtió en una obra de referencia para el feminismo árabe.

     Una de las causas por las cuales ella toma la escritura como altavoz es para compartir la historia de una mujer condenada a muerte, llevó a un libro llamado Mujer en punto cero, la historia de vida de Firdaus, una joven egipcia que desde temprana edad comienza a ser victima de abuso sexual por parte del tío, y nos presenta las practicas que suelen ser comunes en esta sociedad donde la mujer es moneda de cambio, medio para llegar a otro status social, organismo vivo con el cual se coge sin pagar y sin adquirir ninguna responsabilidad emocional, medio para obtener dinero a través de la explotación sexual, menos un ser digno de respeto, la escritora relata como el poder estudiar más allá de un nivel secundaria o preparatoria sólo era posible para algunas mujeres de familia adinerada, para Firdaus la vida giró en torno al sexo, las mentiras, la hipocresía y la opresión, las tradiciones en torno a la mujer fueron llevándola hacia territorios abusivos que pronto transformaron su inocencia en una furia desgarradora que expresaba liberada: “¿Cuántos años de mi vida transcurrieron antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para disponer de ellos a mi gusto?”[2]

     En esta novela corta Firdaus va de: “una soñadora embaucada”[3] con un título de secundaria al casamiento arreglado por el tío con un anciano que pronto la violenta y castiga sin saber que de esa forma la prepara para querer huir lejos, rumbo a otras bajezas, la violencia continua y en un punto de su relato concluye: “Ninguna mujer puede vivir sin marido y protección; de lo contrario, se acabarían las profesiones de marido y proxeneta”[4] esa realidad la lleva por experiencias humillantes, su vida va en picada hasta la condena, sobre lo cual dice: “No me condenaron a muerte por haber matado a un hombre-miles de personas mueren asesinadas a diario-, sino porque temían que siguiera viva”[5] sin duda, porque Firdaus es la representación de la rebeldía femenina, y en la sociedad egipcia debe ser castigada de acuerdo a los preceptos de la religión, así que es ejecutada en 1974, convencida de ello, seria lo mejor que podría pasarle porque ya había vivido lo suficiente como para no querer más dolor.

   Por todos estos motivos se volvió enemiga del estado, en esa sociedad los temas sobre sexualidad no deben ser tratados abiertamente, ella transgredió esa norma hasta el último de sus libros y no se detuvo a lo largo de su vida. México le dio el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México en el año de 2010. Nawal el Saadawi falleció a los 89 años en El Cairo, como informó el diario Al Masry al Youm, en el que colaboraba. Nos deja un legado digno de aprovechar, esa manera directa de abordar la realidad femenina, sin considerar imposiciones correctivas en Egipto, país que mantiene la ablación femenina hasta hoy día.






[1] Rosas, Paula, “Nawal el Saadawi, la doctora y escritora egipcia que decía ser ‘más libre que Simone de Beauvoir’ y escribió su biografía en rollos de papel higiénico en la cárcel”, BBC News Mundo, 13 abril 2024.  

https://www.bbc.com/mundo/articles/cd10z479evno

[2] Nawal el Saadawi, Mujer en punto cero, Tritivillus, epub, 2017., p.  1099

[3] Ibid., p. 1381

[4] Ibid., p.,1471

[5] Ibid., p. 1609.


martes, 24 de septiembre de 2024

Marisol Ceh Moo

Marisol Ceh Moo es una escritora y profesora mexicana nacida en Calotmul, estado de Yucatán, México. Estudió la licenciatura en educación en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y derecho en la Universidad Aliat, además tiene estudios en educación intercultural bilingüe y formación de traductores e intérpretes mayas. Fue su preparación en el área de las letras la que le dio su ruta fija, ya que destaca por ser la primera mujer novelista en lengua maya, si bien, tenemos muchas aportaciones de los grupos mayenses en torno a la poesía, ella desarrolla su trabajo literario en la prosa, con la novela Sólo por ser mujer publicada en 2014 recibe el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas.

      Su trabajo rompe toda continuidad con la literatura en lenguas originarias que conocíamos, aunque se le conoce más por ser narradora, cuentista y novelista, también ha incursionado en la poesía y el ensayo, además realiza una labor como profesora en los talleres de creación literaria y es parte del consejo editorial de la revista Iguana Azul.

     Autora multipremiada recibe el premio nacional de cuento en lengua maya “Alfredo Barrera Vásquez”, otorgado por la Universidad Autónoma de Yucatán en los años 2007 y 2010. Otras de sus obras son: Teya, un corazón de mujer (2009), El llamado de los tunk’ules (2011), para 2019 le fue entregado el premio de literaturas indígenas de América (PLIA) y ese mismo año entra como Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte SNCA (SC-FONCA).

     Su presencia en la literatura escrita por mujeres es una muestra de la realidad actual nada romantizada de los grupos indígenas, sus temas abordan la situación social, la frecuente lucha por sobrevivir, los malos tratos, los pagos miserables, las luchas indígenas y la situación de la mujer.

     La novela que le trajo mayor reconocimiento Todo por ser mujer, narra la historia de Honorina, menor de edad que es comprada a su padre, pero no estamos hablando de que eso ocurrió hace algunos siglos, no, el hombre fue a una comunidad en donde la pobreza y la ignorancia son la formula perfecta para incurrir en actos que violan los derechos humanos, y claro que lo consigue, arrogante el personaje dice:” Compre una mujer en Chamula. Cuatrocientos pesos me costó, pero bien que vale la pena. Tiernita la niña, apenas tiene catorce.”[1] Lo que resultó por esa transacción no pudo mejorar, la escritora presenta en la novela las estampas del indigenismo menos promocionadas por el estado y en su prosa nos deja saber sobre su personaje: “La violencia física y psicológica a la que fue sometida era de una saña inaudita. La fragilidad de la mujer la hizo doblarse desde el principio, desde que abandonó lo que fue su hogar. No pudo levantar la mirada.”[2]

     Es el retrato de la mujer que asume una realidad de la que no puede escapar, se resigna y no puede verse fuera de ella. Conforme avanza la novela se sabe porque fue vendida y deja en claro la relación que lleva con su comprador: “Cuando el olvido del hecho quedó sepultado por la cotidianidad de la vida; nuevamente el drama, <un hombre no cambia, lo único que hace es darle brillo a sus defectos >”[3]

   Otra de sus publicaciones es el libro llamado Pasos perdidos, el cual nos ofrece seis historias de un realismo desbordado, sus cuentos, con nombres tan familiares como: “La ofrenda”, “El cuentero” “La viuda” presentan un desenlace que te cambia el contexto que conocias sobre los mayas, la mirada hacia su propia cultura describe el actuar en torno a las prácticas del grupo y su inquebrantable vínculo con la naturaleza, su historia surge de ella, su mitología alude a esa inseparable unión, sólo así se vive y se respira en maya y Marisol Ceh Moo lo sabe de nacimiento, junto con su talento para escribir nos lleva de la mano a ver la realidad de su etnia, la que ahora en el siglo XXI viven.

     Todo lo representado en su trabajo lo tuvo que aprender luego de caídas y tropiezos porque al vivir en una lugar como Yucatán, con tanto extranjero por todos lados, con una afluencia de visitantes, inversores, mestizos, la presencia de los mayas suele verse disminuida, el prejuicio ante su cultura ha sido evidente, la autora cuenta: “mi padre decía que debíamos dejar de ser indios”[4] a lo cual ella asume en un principio,  se escondió detrás del nombre Soledad Castro, pero su experiencia de vida la libro de la apariencia todo lo vivió para renacer como Sol Ceh Moo la hizo más persistente, la escritora orgullosa de sus raíces nos presenta el fruto de su trabajo.

     Actualmente es profesora y activista social en favor de los derechos de la mujer, en una entrevista para el L.A Times comento: “ser mujer es un pecado y nacer en una comunidad indígena significa que te cataloguen y condenen a ser pobre, te predestinan a ser madre, a cuidar a tus hijos y atender al marido, ahí están las dificultades”[5] su palabra se oye fuerte, se une a las muchas voces que buscan un respeto real a los pueblos originarios y a las mujeres, así es como la autora continua su camino creativo, poniendo frente a nosotros lo que la historia no cuenta, lo que el turismo no sabe, replanteando la realidad sobre su etnia y las consecuencias de la sobre explotación de la región donde su cultura floreció y nos dio como herencia las bellezas arqueológicas que son motivo de orgullo, olvidándose de los descendientes de esos constructores y artistas.




[1] Marisol Ceh Moo, Todo por ser mujer, p. 183.

[2] Ibídem.

[3] Ibíd., p. 193

[4]   Marín, Julia, “Sol Ceh Moo, la escritora maya que desmitifica estereotipos y narrativas sobre los pueblos indígenas” Revista Vagabunda, julio 16, 2020.   https://www.vagabunda.mx/sol-ceh-moo-la-escritora-maya-que-desmitifica-estereotipos-y-narrativas-sobre-los-pueblos-indigenas-1/

[5] Peraza, M. (s/f). “Las tres vidas de Sol Ceh Moo”, en Tierra Adentro. 


Adela Zamudio

Paz Juana Plácida Adela Rafaela Zamudio Ribero es una poetisa, novelista, pedagoga y defensora de los derechos de la mujer nacida el 11 de...