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domingo, 30 de marzo de 2025

Pilar Dughi

 


Escritora y psiquiatra peruana nacida el 5 de abril de 1956 de nombre María del Pilar Dughi Martínez es considerada una de las mejores escritoras peruanas de finales del siglo XX. Crece en el distrito de Miraflores, Lima, conocido distrito de clase media, rodeada de un entorno artístico y cultural, influenciada desde temprana edad por su padre para mantener la práctica lectora, gusto que desarrolla a lo largo de su vida. Sus primeros estudios fueron en Medicina, más tarde los estudios en letras, así como su relación con los intelectuales de la época.

     Sin embargo, toma un posgrado en ciencias sociales en la Sorbona de París, después de estos estudios y ya de nuevo instalada en su país comienza a trabajar como consultora de UNICEF, el trabajo social y dinámico era muy importante para ella, mantenerse activa, trabajando sus historias nacidas de las situaciones humanas en su relato la ficción, con rasgos policiacos, filosóficos, además de violencia, soledad y por lo regular en relación con el rediseño de la mujer peruana a través de su realismo claro y rudo.

      Es escritora nata, trabaja con meticulosidad la estructura de su relato, así como la creación de sus personajes, en una entrevista menciona: “ya había en mí, desde muchos años atrás, la idea de ser una escritora, era un continuo”[1], tenía claro que necesitaba una profesión para mantener su vocación de escritora.

     En 1986 publica su primer cuento en la revista “La casa de cartón”; 1989 publica su cuento La premeditación y el azar con el cual gana el Tercer Concurso Nacional de Cuento en 1995 y en 1996 publica Ave de la noche, ese mismo año recibe el premio Copé de Bronce y en 1998 la novela Puñales escondidos la hace ganadora del Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro en 1997. Aparte de las obras literarias Pilar Dughi también escribió en torno a la salud mental y sobre el “Movimiento Manuela Ramos” conformado por mujeres, en donde ella desde un principio brindó su apoyo.

     Formó parte de la “Asociación Civil Flora Tristán” y más adelante fue directora de la “Asociación Civil Manuela Ramos” en donde su labor como psiquiatra le permiten mantenerse en contacto con la realidad, con su entorno y con la parte más dolorosa de Perú: la presencia del machismo, la misoginia, la violencia, el patriarcado, la pobreza, esos graves males que obstaculizan a su nación.

    A través de sus libros presenta algunas escenas donde teje las palabras para lograr el efecto deseado, y tampoco olvida incluir un poco de elementos del psicoanálisis para que la precisión de su historia sea la correcta. Pilar Dughi creía en el poder del lenguaje, y no dejó fuera de su trabajo la dolorosa situación del terrorismo que se vivía, aunque sea de forma lejana hace alusión a él, otra muestra de cómo busca la forma correcta de llevar las historias de otras vidas a un mundo ficcional que las hiciera visibles, es cuando reflexiona sobre la situación de las mujeres en un país, donde los estereotipos femeninos con un alto grado de misoginia se normalizan.

      Un 6 de marzo de 2006 fallece a consecuencia de un cáncer de páncreas tardíamente diagnosticado, su obra deja un retrato de la cultura, de la realidad, de la historia de Perú a finales del siglo XX y su detallada escritura sólo resalta su visión de la mujer.

     Tuvo obra póstuma, es llamada La horda primitiva, la cual estuvo bajo el cuidado de su hijo y fue publicada en el 2008, a medida que pasa el tiempo se reconoce cada vez más la importancia y el compromiso que dicha escritora tuvo con la creación literaria realista y con rostro femenino, ella misma asegura que el proceso creativo tiene sus propias reglas, las cuales bien usadas permiten que el texto sea verosímil. En 2017 sale a la venta una recopilación de su trabajo narrativo en el libro Todos los cuentos publicado en Perú y ahora es considerado como uno de los más importantes editados ese año. [2] 





jueves, 27 de febrero de 2025

Adela Zamudio



Paz Juana Plácida Adela Rafaela Zamudio Ribero es una poetisa, novelista, pedagoga y defensora de los derechos de la mujer nacida el 11 de octubre de 1854 en Cochabamba, Bolivia, hija de un propietario minero comienza sus estudios en el Beaterio de San Alberto, único lugar en donde las hijas de las familias acaudaladas podían acceder a la educación, transcurriendo su infancia en el seno de una familia bien posicionada,  lo que no la aísla de la realidad, rodeada de indígenas, mineros y gamonales conoce su entorno natural, observación y silencio marcan su melancolía y sensibilidad durante esos años de contemplación y crecimiento. Desde pequeña se distingue por su curiosidad e inteligencia pues comienza a escribir sus primeros versos en la adolescencia, su estilo, de tono romántico la lleva a la publicación en folletines y periódicos locales bajo el seudónimo de Soledad; es hasta 1877 cuando se publican ya en El Heraldo de Cochabamba, esos primeros versos, en un principio románticos van cambiando hacia un estilo más doliente y real.

      Ya con más de veinte años su familia sufre una crisis económica de la que no se recuperan, esto no impide que ella se transforme en la primera mujer en alzar la voz en defensa de la condición femenina, comenzando con romper el ideal femenino designado para las mujeres en el siglo XIX formado por tres elementos: “el amor, el matrimonio y la maternidad” a los que se niega y en su lugar se mantiene al cuidado de su madre enferma, realizando estudios, escribiendo y aportando apoyo a su familia.[1]

     Pero vayamos a los datos que nos harán entender el significativo aporte de la escritora, Bolivia a mediados del siglo XIX era un país rural, cuya lengua principal era el quechua y cuyos gobiernos eran representantes de una minoría con un apoyo militar indiscutible, hasta que a finales del siglo se instala un gobierno republicano que da inicio a la modernidad del país, tiempo en el cual la escritora termina su preparación oficial, pero no contenta con eso aprovecho el tiempo estudiando de forma autodidacta a grandes autores representativos de la filosofía y de la literatura universal, de ahí su reconocimiento, ya que, a pesar de encontrarse en un contexto complicado para la mujer supo abrirse paso. Reconociendo el talento de su hija, Adolfo Zamudio publicó en Buenos Aires el primer libro de los poemas de la escritora llamado Ensayos poéticos en donde por primera utiliza su nombre y su trabajo literario se hace visible en toda Latinoamérica. 

      Dedicada a la docencia, la asistencia social, la literatura y al cuidado de su padre, después de perder a su madre y a sus hermanos, se convierte en una líder, iniciadora en su país de una larga lucha que las mujeres hemos vivido a lo largo de los siglos, sobresale su trabajo en el magisterio, donde proyectaba renovaciones para la actuación pública de la mujer, también se une al liberalismo político de su país involucrándose a finales del siglo XIX.

     Desde su posición como directora de la Escuela de San Alberto expresó sus inquietudes pedagógicas en artículos y conferencias criticando la realidad educativa y social, buscando salir del convencionalismo y las tradiciones obsoletas que frenaban el desarrollo de la mujer, planteando la apertura a una educación popular y laica, llegando incluso a criticar el poder que la iglesia conservaba, cuando comienza a expresar estas ideas revolucionarias para su época y para la sociedad boliviana fue retirada de su puesto de directora y obligada a jubilarse en 1925.

     El rico aporte literario que la escritora nos deja va desde una novela llamada Intimas publicada en 1913 y del mismo año el cuento Paisajes, libros de poesía que sacaron ámpula a la clase social más conservadora, con sus poemas Quo Vadis y Nacer hombre el primero le valió un testimonio de desagravio enviado al Papa León XII y el segundo poema se volvió un himno para la naciente mujer que buscaba una liberación de sus acciones.

      El tono melancólico, ya lejos del romanticismo, con clara influencia del modernismo que en América fue la corriente literaria principal a principios del siglo XX marcan su trabajo y le dan un contexto transgresor y único. Hasta el final de su vida hizo aportes significativos, como el apoyo que mostró para la Ley de Divorcio en 1926.

    En un ritual por demás excepcional, en Cochabamba su ciudad natal y en la plaza principal, un 14 de septiembre de 1926 el gobierno convoca a un acto en el cual la poetisa es coronada a los 71 años, frente a una multitud como reconocimiento a los valores humanos y literarios que difundió toda su vida, dos años más tarde, Adela Zamudio muere un 2 de junio de 1928. Mediante un decreto presidencial a partir de 1980 se establece el 11 de octubre como el día de la mujer boliviana, fecha en que se conmemora su nacimiento. Aquí uno de sus poemas:

 

                                                                    Nacer hombre


Cuánto trabajo ella pasa

por corregir la torpeza

de su esposo, y en la casa,

(Permitidme que me asombre).

tan inepto como fatuo,

sigue él siendo la cabeza,

¡porque es hombre!

 

Si algunos versos escribe,

de alguno esos versos son,

que ella sólo los suscribe.

(Permitidme que me asombre).

Si ese alguno no es poeta,

Por qué tal suposición

¡Porque es hombre!

 

Una mujer superior

En elecciones no vota,

Y vota el pillo peor.

(Permitidme que me asombre).

Con tal que aprenda a firmar

Puede votar un idiota,

¡Porque es hombre!

 

Él se abate y bebe o juega.

en un revés de la suerte:

Ella sufre, lucha y ruega.

(Permitidme que me asombre).

Que a ella se llame el “ser débil”

y a él se le llame el “ser fuerte”.

¡Porque es hombre!

 

Ella debe perdonar

siéndole su esposo in­fiel;

pero él se puede vengar.

(Permitidme que me asombre).

En un caso semejante

hasta puede matar él,

¡Porque es hombre!

 

Oh, mortal privilegiado,

que de perfecto y cabal

¡Gozas seguro renombre!

En todo caso, para esto,

te ha bastado

nacer hombre.[1]

 




[1] Dora Cajías de Villa Gómez, Adela Zamudio, transgresora de su tiempo, Ministerio de desarrollo humano, La Paz, Bolivia, 1997, p. 17-60.

[2] Poesía de Adela Zamudio, Editorial Comunicarte, p. 5.


lunes, 30 de diciembre de 2024

Janet Frame


Janet Paterson Frame Clutha es una escritora neozelandesa nacida un 28 de agosto de 1924, escribió novela, poesía, cuento y narrativa infantil, su presencia llegó al mundo de las letras cuando lo inverosímil de su historia y las circunstancias de vida la acercaron al reconocimiento mundial del que ahora goza, sin embargo, sus inicios no fueron nada sencillos, su habilidad narrativa fue la luz que la libró de la locura, su obra muestra una lucidez que no viene de alguien con un padecimiento mental. Vivió una serie de acontecimientos complicados, una infancia con pobreza, su hermano con epilepsia, y posteriormente la muerte de dos de sus hermanas, ambas por ahogamiento, con una diferencia de diez años, todo esto en un país de reglas muy conservadoras para las mujeres forman  el contexto que hizo de Janet Frame una escritora sobresaliente, ella desarrolla una personalidad introvertida y tímida, pero su tenacidad y pasión la hacen destacar, su brillante desempeño en la escuela le otorga una beca para estudiar educación en la facultad de Dunedin, pero al paso de los meses descubre que desea escribir, cambio que suena inaceptable en una sociedad que, en esa época, designaba a la mujer para ciertos trabajos, sin embargo, ella escribe cada vez que le es posible y así es como publica su primer libro.[1]

     En la etapa universitaria comienza a sentir más ansiedad de lo que había tolerado años atrás, tiene un intento de suicidio, sufre de acoso por su métodos poco ortodoxos de enseñar y mientras hacia su servicio social en una escuela, un inspector entra a su clase, el mismo que la juzga de loca por ser tan creativa, ella se queda en shock, la presencia de aquel hombre es el detonante para que abandone el salón y con ello la formación docente, sin intención de volver a su casa se fue como interna voluntaria a la sala psiquiátrica del hospital local a Seacliff Lunatic Asylum en la ciudad de Dunedin. Durante los siguientes ocho años, Frame fue readmitida, en hospitales psiquiátricos, el segundo fue Sunnyside Hospital, donde se le diagnostica con esquizofrenia, su tratamiento consiste en una terapia electroconvulsiva o electroshock y el suministro de insulina, también le fue programada una lobotomía, todo con el fin de curarla.

La lobotomía no llegó a practicarse, ese día en el que estaba programada la operación se informó que Janet Frame era la ganadora del premio Hubert Church Memorial por su primer libro de cuentos publicado The Lagoon and Other Stories. Así se detuvo la operación, sólo sus publicaciones, y luego sus reconocimientos mostraron que su raciocinio estaba más allá de todo talento sometido a juicio.

     A pesar de la vida complicada nos dejó un trabajo maravilloso sobre la metaficción, es decir, la forma como el escritor se personifica dentro de su trama de ficción narrativa, ella lo hizo de forma constante, por ejemplo, sus libros autobiográficos: To the Is-Land; Rostros en el agua y Cuando canta el búho, las tres obras son representadas en la película An angel at my table de la cineasta neozelandesa Jane Campion.

      Acercarnos a su literatura también nos permite entender la forma como la escritora logra reinterpretar su propia historia, verla desde fuera de sí y plantear como se ve desde ahí, un ejemplo está presente en Rostros en el agua, donde hace una analogía sobre la lobotomía que se le pretendía hacer, comparándola con un proceso de colonización, sobre todo después de que se comprobó que el diagnóstico fue erróneo, nunca tuvo esquizofrenia.

    Una vez que sale del hospital vivió siete años en Europa, principalmente Londres, Ibiza y Andorra, se cambió el nombre a Nene Janet Paterson Clutha para honrar al jefe maorí Tamati Waka Nene. La autora reconoce que “la escritura la rescató” y le permitió ser testigo de la rudeza del entorno en el cual se refugió y lo describe, presenta personajes inhumanos, resecos, atados a la forma de vida que conocen sin cuestionarse jamás que hay fuera de las mismas ideas, con las cuales no se busca sanar, se trabaja para controlar y minimizar los daños en torno a la salud mental que pocas veces es comprendida, al respecto Janet Frame escribe: “¿Cómo vamos a encontrar el camino cuando dormimos y soñamos, y como vamos a protegernos de la peligrosa realidad que nos ofrecen?[2]

    Una vez que libró las dificultades su trabajo habló por ella, a lo largo de su vida le fueron entregados innumerables premios y reconocimientos, en 1983 la reina Isabel la nombra comandanta de la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la literatura, en 1990 se convierte en miembro de la Orden de Nueva Zelanda, el más alto honor en su país, así como miembro extranjero en la Academia Estadounidense de Artes y Letras. Su trabajo y su vida son objeto de estudios y tesis profesionales, seguro un motivo es que pese a su espinoso camino logró emanciparse del juicio de una sociedad jerárquica de mediados de siglo XX, y revertir la visión que se tuvo de ella al lograr visibilidad por su propuesta acerca de lo marginal y olvidado como parte primordial de su auto reconocimiento, sin romantizar la enfermedad mental. La crítica académica se acerca a ella desde diversos enfoques, el materialismo histórico, el realismo social, hasta en contextos feministas, ella sólo necesitaba escribir, y a través de las palabras ser conocida. La escritora fallece en enero de 2004, en Dunedin, Nueva Zelanda, la ciudad que la condecoró como una de los integrantes más destacados de la comunidad.






[1]Desde Nueva Zelanda: Janet Frame, genio literario y locura”, Eve Gil, La Jornada Semanal, 25 oct 2020, https://semanal.jornada.com.mx/2020/10/25/desde-nueva-zelanda-janet-frame-genio-literario-y-locura-6873.html

[2] Janet Frame, Rostros en el agua, Andorra, Trotalibros Editorial, 2022, p. 94.



martes, 24 de septiembre de 2024

Marisol Ceh Moo

Marisol Ceh Moo es una escritora y profesora mexicana nacida en Calotmul, estado de Yucatán, México. Estudió la licenciatura en educación en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y derecho en la Universidad Aliat, además tiene estudios en educación intercultural bilingüe y formación de traductores e intérpretes mayas. Fue su preparación en el área de las letras la que le dio su ruta fija, ya que destaca por ser la primera mujer novelista en lengua maya, si bien, tenemos muchas aportaciones de los grupos mayenses en torno a la poesía, ella desarrolla su trabajo literario en la prosa, con la novela Sólo por ser mujer publicada en 2014 recibe el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas.

      Su trabajo rompe toda continuidad con la literatura en lenguas originarias que conocíamos, aunque se le conoce más por ser narradora, cuentista y novelista, también ha incursionado en la poesía y el ensayo, además realiza una labor como profesora en los talleres de creación literaria y es parte del consejo editorial de la revista Iguana Azul.

     Autora multipremiada recibe el premio nacional de cuento en lengua maya “Alfredo Barrera Vásquez”, otorgado por la Universidad Autónoma de Yucatán en los años 2007 y 2010. Otras de sus obras son: Teya, un corazón de mujer (2009), El llamado de los tunk’ules (2011), para 2019 le fue entregado el premio de literaturas indígenas de América (PLIA) y ese mismo año entra como Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte SNCA (SC-FONCA).

     Su presencia en la literatura escrita por mujeres es una muestra de la realidad actual nada romantizada de los grupos indígenas, sus temas abordan la situación social, la frecuente lucha por sobrevivir, los malos tratos, los pagos miserables, las luchas indígenas y la situación de la mujer.

     La novela que le trajo mayor reconocimiento Todo por ser mujer, narra la historia de Honorina, menor de edad que es comprada a su padre, pero no estamos hablando de que eso ocurrió hace algunos siglos, no, el hombre fue a una comunidad en donde la pobreza y la ignorancia son la formula perfecta para incurrir en actos que violan los derechos humanos, y claro que lo consigue, arrogante el personaje dice:” Compre una mujer en Chamula. Cuatrocientos pesos me costó, pero bien que vale la pena. Tiernita la niña, apenas tiene catorce.”[1] Lo que resultó por esa transacción no pudo mejorar, la escritora presenta en la novela las estampas del indigenismo menos promocionadas por el estado y en su prosa nos deja saber sobre su personaje: “La violencia física y psicológica a la que fue sometida era de una saña inaudita. La fragilidad de la mujer la hizo doblarse desde el principio, desde que abandonó lo que fue su hogar. No pudo levantar la mirada.”[2]

     Es el retrato de la mujer que asume una realidad de la que no puede escapar, se resigna y no puede verse fuera de ella. Conforme avanza la novela se sabe porque fue vendida y deja en claro la relación que lleva con su comprador: “Cuando el olvido del hecho quedó sepultado por la cotidianidad de la vida; nuevamente el drama, <un hombre no cambia, lo único que hace es darle brillo a sus defectos >”[3]

   Otra de sus publicaciones es el libro llamado Pasos perdidos, el cual nos ofrece seis historias de un realismo desbordado, sus cuentos, con nombres tan familiares como: “La ofrenda”, “El cuentero” “La viuda” presentan un desenlace que te cambia el contexto que conocias sobre los mayas, la mirada hacia su propia cultura describe el actuar en torno a las prácticas del grupo y su inquebrantable vínculo con la naturaleza, su historia surge de ella, su mitología alude a esa inseparable unión, sólo así se vive y se respira en maya y Marisol Ceh Moo lo sabe de nacimiento, junto con su talento para escribir nos lleva de la mano a ver la realidad de su etnia, la que ahora en el siglo XXI viven.

     Todo lo representado en su trabajo lo tuvo que aprender luego de caídas y tropiezos porque al vivir en una lugar como Yucatán, con tanto extranjero por todos lados, con una afluencia de visitantes, inversores, mestizos, la presencia de los mayas suele verse disminuida, el prejuicio ante su cultura ha sido evidente, la autora cuenta: “mi padre decía que debíamos dejar de ser indios”[4] a lo cual ella asume en un principio,  se escondió detrás del nombre Soledad Castro, pero su experiencia de vida la libro de la apariencia todo lo vivió para renacer como Sol Ceh Moo la hizo más persistente, la escritora orgullosa de sus raíces nos presenta el fruto de su trabajo.

     Actualmente es profesora y activista social en favor de los derechos de la mujer, en una entrevista para el L.A Times comento: “ser mujer es un pecado y nacer en una comunidad indígena significa que te cataloguen y condenen a ser pobre, te predestinan a ser madre, a cuidar a tus hijos y atender al marido, ahí están las dificultades”[5] su palabra se oye fuerte, se une a las muchas voces que buscan un respeto real a los pueblos originarios y a las mujeres, así es como la autora continua su camino creativo, poniendo frente a nosotros lo que la historia no cuenta, lo que el turismo no sabe, replanteando la realidad sobre su etnia y las consecuencias de la sobre explotación de la región donde su cultura floreció y nos dio como herencia las bellezas arqueológicas que son motivo de orgullo, olvidándose de los descendientes de esos constructores y artistas.




[1] Marisol Ceh Moo, Todo por ser mujer, p. 183.

[2] Ibídem.

[3] Ibíd., p. 193

[4]   Marín, Julia, “Sol Ceh Moo, la escritora maya que desmitifica estereotipos y narrativas sobre los pueblos indígenas” Revista Vagabunda, julio 16, 2020.   https://www.vagabunda.mx/sol-ceh-moo-la-escritora-maya-que-desmitifica-estereotipos-y-narrativas-sobre-los-pueblos-indigenas-1/

[5] Peraza, M. (s/f). “Las tres vidas de Sol Ceh Moo”, en Tierra Adentro. 


sábado, 25 de junio de 2022

Dorothy Parker

 

Escritora y crítica estadounidense, importante intelectual de los años veinte, nace en el estado de Nueva Jersey el 22 de agosto de 1893, con el nombre de Dorothy Rothschild judía de nacimiento, neoyorkina por elección, aguda en su análisis de una sociedad invadida por los estereotipos impuestos que ella expone con brillante agudeza en su escritura, su trabajo va de 1922 a 1958. Una vez que se casa con Edwin Pond Parker II, un atractivo corredor de bolsa de quien obtiene el apellido, se convierte en Dorothy Parker, aunque se divorcian al poco tiempo toda su vida conservó ese nombre.

     Es fundadora de la mesa redonda de Algonquin, llamado así porque sus reuniones se llevaban a cabo en el Hotel del mismo nombre, estas frecuentes tertulias convocaban a un grupo de intelectuales (el columnista Franklin Pierce Adams, el humorista y actor Robert Benchley, probablemente el mejor amigo de Parker; el columnista deportivo Heywood Broun, el dramaturgo Marc Connelly, la periodista feminista Ruth Hale, el dramaturgo y director George S. Kaufman, el productor de Broadway Brock Pemberton, el editor del The New Yorker Harold Ross, el escritor y dramaturgo Robert E. Sherwood, el publicista John Peter Toohey y el crítico y periodista Alexander Woollcott. Otros miembros se movían más libremente y participaban de un modo más ocasional: las actrices Tallulah Bankhead, Blyth Daly, Eva Le Gallienne, Margalo Gillmore, Estelle Winwood y Peggy Wood, los dramaturgos Noël Coward, Edna Ferber, Donald Ogden Stewart, Beatrice Kaufman; las escritoras Jane de Grant, Margaret Leech y Alice Duer Miller, la ilustradora de revistas Neysa McMein, los humoristas Harpo Marx y Frank Sullivan y el compositor Deems Taylor) en dichas reuniones se abordaban temáticas diversas, pero de importancia vital para el entorno cultural de la época.

   Sus primeros trabajos se publican en Vanity Fair, donde se encarga de una columna sobre crítica teatral, los rasgos de su escritura se distinguen por una postura sarcástica e ingeniosa, mismas razones que le hacen salir de ese empleo, claro, en una revista femenina de los años veinte eran otros temas los que se esperaban de una mujer,  y no los que ella desarrollaba y le daban la cualidad de transgresora decidida a tratar temas como el alcoholismo, el aborto, la infidelidad, y un tema todavía más espinoso, la política. Más tarde se integra a la platilla del New Yorker referente de toda una época de grandes plumas, ahí escribe desde 1926 y hasta 1955, en ella se vuelve un referente de sarcasmo y critica puntual sobre los vicios sociales, sin embargo, su más importante faceta fue como cuentista, logrando una extensa producción formada de siete volúmenes entre los relatos que sobresalen están: “La gran rubia”; reconocido con el galardón O Heny como el cuento más sobresaliente de 1929; otros ejemplos son: “Estuviste perfectamente bien”; “Nivel de vida” o “El permiso maravilloso” cuya narrativa evidencia las posturas sociales llenas de vicios y prejuicios en donde la manipulación, las mentiras y los aspectos tristes y cómicos del sueño americano son retratados, como gran observadora de su entorno deja en claro los cambios que trae consigo la Segunda Guerra Mundial en su país.

    Es también destacable su participación en la lucha por los derechos civiles, el impulso al reconocimiento de las diferencias, mismos que la alejan de Hollywood en donde tuvo alguna participación como guionista. Su compromiso político también la lleva a la Guerra Civil Española. Pero por supuesto, ¿Cuándo ha sido bien vista la crítica en torno a las realidades sociales, a las apariencias de clase, al racismo enraizado de una sociedad poco sensible? Todavía no hay un ejemplo de ello, seguro que por tal motivo después de dicho enfrentamiento bélico su obra pasó al olvido, sus últimos años fue la protegida de la millonaria Gloria Vanderbilt, que la apoyo económicamente hasta el último momento.

     Dorothy Parker muere el 7 de junio de 1967, su partida apenas si sorprendió, murió sola, en una habitación de hotel junto a su perro y una botella de alcohol, alguna amiga organizó su sepelio, que resultó ser todo lo que ella no hubiera querido, donde gente del ambiente cultural hizo su presencia para cumplir con una postura falsa, digna de uno de sus cuentos, cumpliendo con la falsa tarea de cubrir las apariencias. Fue incinerada, sus bienes fueron donados al movimiento de Martin Luther King y la NAACP (Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas de Raza Negra) y como una mala anécdota, la supuesta amiga no se hizo cargo de la urna, por veinte años nadie reclamó sus cenizas, finalmente la NAACP compra una tumba para sepultarla en Baltimore, en cuya lapida se escribe el epitafio que ella misma había pedido, “Perdonen por el polvo”.

    Es a finales de la década de los setenta cuando se comienza a reconocer el aporte tan importante que hizo a la literatura por su visión audaz y realista de una sociedad centrada en las simulaciones, llena de vicios y aferrada a los prejuicios raciales. Su obra en español ha sido poco difundida, parte de ella se encuentra en las antologías Narrativa completa; Colgando de un hilo y Poemas perdidos. ¿Buscas una lectura irreverente, acida, que cuestiona las llamadas buenas costumbres y los roles de género? Encontrarás todo ello en su trabajo literario.

 


Fuentes consultadas

https://elpais.com/diario/2003/03/15/babelia/1047689414_850215.html. 

https://lecturassumergidas.com/2016/01/29/dorothy-parker-una-rebelde-dama-neoyorquina/

https://elpais.com/elpais/2016/03/17/eps/1458236661_057362.html


jueves, 14 de abril de 2022

Marvel Moreno

 

La escritora Marvel Luz Moreno Abello nace en Barranquilla, Colombia el 23 de septiembre de 1939, como parte de la alta sociedad barranquillera de esa época, fue la primera mujer en la facultad de Economía de la Universidad del Atlántico; esposa de un periodista escritor que tenía relación con todos los artistas e intelectuales del momento. Llega a París en 1969 sin estudios terminados, mantiene su participación en el mundo de las letras en la revista Libre, se le considera tan importante como Gabriel García Márquez, actualmente se impulsa su reconocimiento como escritora colombiana, visionaria y a contracorriente, poco se ha estudiado su obra y la influencia que deja en la literatura femenina.

     Su paso por la literatura es como el de una escritora maldita, o fue su preferencia estar al margen, tuvo relación con los artistas del Grupo de Barranquilla, publicó durante el Boom Latinoamericano y además el post Boom, pese a ello no es mencionada en ninguno de estos nichos. Su primer cuento publicado es “El muñeco” año 1971 en la revista Eco. En 1975 publica su segundo cuento, “Oriane, tía Oriane”; en 1976 participa en una antología con el cuento “La sala del niño Jesús”.

    Su siguiente publicación fue en 1980 con un libro de cuentos Algo tan feo en la vida de una señora bien. Sin haberse reconocido como feminista es una digna representante de ese movimiento que busca dignificar la participación de la mujer desde la literatura, en este caso, su primera novela, En diciembre llegaban las brisas se publica en 1987, fue ganadora del premio Grinzane Cavour que otorga la región italiana de Piamonte al mejor libro extranjero, así mismo finalista del Premio Literario Internacional Plaza y Janés.

     En 1992, su segundo libro de cuentos El encuentro y otros relatos, donde está incluido el cuento Barlovento. Y un año antes de su partida publica Las fiebres del Miramar en 1994. Sus obras póstumas son publicadas una en 2001 la recopilación en el libro llamado Cuentos completos, seleccionados por editorial Norma y cuatro años después sale a la luz su última novela guardada por sus familiares 25 años, sólo puede justificarse tal tardanza si se reconocieron elementos autobiográficos, a pesar de la tardanza es posible ver la presencia de algunas personas que formaron parte de su vida. La novela El tiempo de las amazonas mantiene el estilo y la búsqueda iniciada años atrás

      Su visión filosófica de la vida y su firme presencia detallada a la mujer que siente, que piensa, que expone el mundo como la protagonista que es, capaz de exponer el machismo, la homofobia, la sexualidad, la violencia de género de esa sociedad en la que creció. Sobre En diciembre llegaban las brisas tal novela tuvo una segunda edición treinta años después, en ella se narran tres historias, las protagonistas recorren los motivos y las consecuencias de los comportamientos masculinos que son el reflejo de una sociedad patriarcal todavía vigente.  

     El trabajo que realizó teje historias representadas por mujeres protagonistas, valientes y dispuestas a ir en busca de la libertad, Luz Mery Giraldo asegura: “El proceso narrativo muestra en la mayoría de los relatos una metamorfosis del rol femenino, ya que la mujer asume su identidad, ha cumplido un proceso, acepta su historia y se desempeña según las leyes y el dinamismo del mundo contemporáneo. De sujeto de búsqueda, indagación y crisis, pasa a sujeto de desencanto que acepta su pasado, la identidad de su cultura y las contradicciones de la realidad”.[1]    

    Como se enuncia anteriormente el contexto en el cual crece la escritora le da forma a su participación en un ámbito todavía cerrado a la participación femenina, ello es vital para comprender la relación primordial entre la artista y su obra, la enunciación y el género, cuya actitud determina la recepción de su trabajo, por lo regular narrado en tercera persona, acudiendo a este apoyo para hacer presente la voz universal en el arte, aunque apegada a lo feminista de forma más profunda y analítica. En una entrevista expresa que el territorio del arte debería ser neutro, así lo dice; “Comparto la opinión de Juan Goytisolo y de Virginia Woolf, el buen escritor es andrógino”[2] Sin embargo, los elementos de su obra si plantean historias en donde la mujer se apodera del escenario y transgrede las imposiciones de la cultura y experimenta un rompimiento con el deber ser, derribando así los roles asignados.

       ¿Si la obra que crea es tan importante y visionaria porque no tiene el reconocimiento qué se merece? Sus amigos más importantes y quienes fueron asignados como sus albaceas aclaran esta duda con un resumen muy conciso: “Desconocida por el gran público, ignorada por los medios de comunicación, tergiversada por los editores, enviada y censurada por la cultura oficial y de régimen, objeto de altanero esnobismo incluso de sus compatriotas famosos, hostilizada por la familia, aislada por la enfermedad, asediada por la pobreza, con todos estos, para nada pocos obstáculos, suscita estupor que haya logrado publicar tres libros en vida”[3]. Sin duda, creadora superior abatida por la desgracia y la enfermedad, muere el 5 de junio de 1995, a los 55 años víctima de lupus en el París en donde se exilió, publicó, y creció como escritora por más de veinte años.





[1] Luz Mery Giraldo B.  Los relatos de Marvel Moreno: Mirar, narrar, despedir el Edén, Universidad Javeriana, Bogotá.

[2] Mercedes Ortega Gonzalez-Rubio, Cartografía de lo femenino en la obra de Marvel Moreno, Universidad del Norte Editorial, Barranquilla, 2019, 352.

[3] Daniel Pardo, “La insólita historia de Marvel Moreno, la escritora colombiana "tan importante como García Márquez" cuya obra fue desconocida durante años” BBC MUNDO, 1 de febrero 2020, https://www.bbc.com/mundo/noticias-51243682 

viernes, 31 de diciembre de 2021

Flannery O’connor

 


Escritora estadounidense nacida el 25 de marzo de 1925 en Savannah, Georgia, uno de los nueve estados pertenecientes al cinturón bíblico que nos permite conocer la realidad sociocultural racista y religiosa en la cual surge su trabajo literario, este ambiente de protestantes reformistas centrados en desentrañar el significado de los relatos de la biblia para obtener la guía de su Dios atraen la visión de la escritora, influenciada por el catolicismo, expone los excesos del entusiasmo religioso, ella comentó que su ficción se basa en el dogma.

     Se graduó en Estudios Sociales en el Georgia State College for Women, estudios que le permiten ampliar su visión sobre su contexto; de 1945 a 1947 fue alumna del Iowa Writers’ Workshop donde tuvo maestros como Paul Engle y Robert Penn Warren, durante esos años descubre y desarrolla su vocación literaria, por ello deja sus estudios de Periodismo y comienza a estudiar artes creativas (Fine Arts) es en ese momento cuando comienza a publicar. El Geranio es el primero de sus cuentos, mismo que muestra una narrativa invadida de realidad persistente:

Llevaba allí una semana cuando el negro se mudó. Ese jueves, cuando se asomó a la puerta para mirar por los corredores largos como pistas para pasear perros, vio al negro entrar en el apartamento de al lado. Llevaba un traje gris mil rayas, y una corbata color habano. El cuello duro y blanco le dibujaba una línea bien definida en la piel. Los zapatos relucientes también eran color habano a juego con la corbata y la piel. El viejo Dudley se rascó la cabeza. No sabía que la gente que vivía apretada en un edificio pudiera pagarse un sirviente. Rió entre dientes. Para lo que les iba a servir un negro endomingado. A lo mejor este negro conocía el campo de los alrededores... o a lo mejor sabía cómo se llegaba al campo. En una de esas podían ir de caza. Podían buscar un arroyo en alguna parte. Cerró la puerta y fue al cuarto de la hija.

—¡Oye! —le gritó—, los d'aquí al lao tienen un negro. Será pa que limpie. ¿Tú crees que lo van a hacer venir to los días? Sin dejar de hacer la cama, su hija levantó la cabeza y le preguntó: —¿Se puede saber de qué me estás hablando? —Digo que los d'aquí al lao tienen un criado, un negro, va to endomingao.[1]

     Como escritora forma parte del “Renacimiento del sur” de las letras estadounidenses, nombrado así al movimiento que surge a partir de los años 30 del siglo XX, cuyas representantes más destacadas son: Eudora Welty, Ellen Glasgow, Katherine Anne Porter y Shirley Ann Grau. Su obra mantiene dos elementos de forma constante: su identidad como sureña y la formación católica, pero esta influencia religiosa no le cegaba de ninguna manera, por el contrario, su conocimiento de los preceptos le permiten cuestionar la moralidad de un entorno viciado por la diferencia de clases en el sur de Estados Unidos, cuya dolorosa historia está manchada de sangre y dolor de los afroamericanos.

     Escribe a lo largo de su corta vida dos novelas, Sangre sabia de 1952 y Los violentos lo arrebatan de 1960, además de dos antologías de cuentos, una de ellas Un hombre bueno es difícil de encontrar publicada en 1955 y la otra fue una obra póstuma, Todo lo que asciende tiene que converger editada en 1965. Todo su trabajo literario presenta el lenguaje propio de los estados del sur, con acento, sin ser un dialecto pero que deja en claro el estatus de los personajes, por ejemplo, en su brillante cuento Un hombre bueno es difícil de encontrar un ejemplo en la voz de la abuela al decir: “—En mis tiempos —dijo la abuela entrecruzando los dedos, delgados y venosos—, los niños tenían más respeto por su estado natal y por sus padres y por to lo demás. La gente era buena entonces. ¡Oh, mirar qué negrito más mono! —Y señaló a un niño negro plantado ante la puerta de una choza—. Qué estampa más bonita, ¿verdá?”[2]

     O’connor mira al hombre en tres aspectos: el hombre que reconoce lo espiritual en sí, el hombre que ve a un creador lejano a él y el hombre moderno que no cree en nada, pero busca de forma insaciable encontrar ese ser divino, en su trabajo literario representa estos tipos de personajes y asegura que el escritor “Siempre debe ser fiel a su labor y reflejar lo que ve y escribir por el bien de lo que está viendo”[3] Para ello destacan los tres modos de visión que emplea: el alegórico que desarrolla conceptos espirituales, el tropológico para el nivel moral y el anagógico que mantiene una finalidad, tal cual sucede con las sagradas escrituras. Todos sus cuentos van de una anécdota cotidiana a una exposición de personalidades antagonistas, grotescas, siempre abordando temas existenciales, en la esfera de sus realidades que no les permiten ver más allá, otro rasgo persistente es el uso del sarcasmo para plantear las situaciones más inesperadas y asombrosas en el desenlace de sus personajes.

      Fallece el 3 de agosto de 1964 por causa de un persistente problema de lupus a los 39 años. De manera póstuma se reúnen sus obras en una edición y es merecedora del “Premio Nacional de Libros de Ficción de Estados Unidos” en 1972, obtenido por la profunda revisión social que plantea al poner en tela de juicio las arraigadas costumbres de toda una región.



[3] Flannery O’connor, Mystery and Manners, 178.


jueves, 16 de diciembre de 2021

Clarice Lispector

 

Chaya Pinkhasovna Lispector, escritora de origen ucraniano nacida el 10 de diciembre de 1920, su familia de origen judío debe salir por la persecución antijudía del imperio ruso, la más cruel hasta ese momento, los “pogroms” palabra rusa que significa devastación total autorizan todo tipo de delitos en su contra, a esto se suma la hambruna, es así que su abuelo fue asesinado, su madre violada y su padre obligado al exilio, sin dinero parten al otro lado del mundo y se instalan en Brasil, llegar a este país representa un alivio, un giro radical y una nueva oportunidad para toda su familia, lo primero que hacen es cambiar sus nombres, es cuando Clarice sustituye al Chaya. Debido a la violación sufrida por un grupo de soldados, su madre contrae sífilis y muere unos años después, cuando Clarice tenía 10 años.

    En 1939, con la ayuda de su padre logra entrar a la Universidad de Brasil en la Facultad de Derecho, donde sólo asistían tres mujeres. Como su interés siempre fueron las letras, buscó hacer colaboraciones a periódicos y revistas, en 1943 muere su padre, posteriormente, en 1944 publica su primera novela, Cerca del corazón salvaje y gana el premio Graça Aranha a la mejor novela de ese año. A partir de ahí escribe otros 17 libros que incluyen, cuento, novela, crónica y libros infantiles.

     Ese mismo año se casa con el diplomático Maury Gurgel Valente al cual acompaña por diversos países durante el tiempo que duró su matrimonio, cuando aconteció la Segunda Guerra Mundial estaban en Italia, ahí hace trabajo de voluntaria ayudando en hospitales a los soldados brasileños Fórga Expedicionária Brasileira (FEB). A lo largo de su vida marital tiene dos hijos y se mantiene publicando de vez en vez. Si bien sabia sobre sus orígenes siempre se consideró brasileña y nunca volvió a Ucrania.

     Pero la vida social a la que estaba obligada la consume, el deterioro afectivo y la infidelidad de su marido despejan el camino para el divorcio, vuelve a Brasil a finales de 1959 con sus hijos, comienza a trabajar como traductora, también como columnista, en ese empleo utilizó seudónimos, el primero fue Tereza Quadros, para su columna “Entre Mulheres” y luego como Helen Palmer en Correio da Manhã, también fue escritora fantasma para la actriz Ilka Soares en la columna “Sólo para mujeres” del Diário da Noite, estos espacios los aprovecho para abordar temas como sensualidad, relaciones de pareja, temas de etiqueta, belleza, incluso recetas y cuestiones de salud.

     El 1961 gana el premio “Carmen Dolores Barbosa” que se otorga al mejor libro del año con la novela La manzana en la oscuridad en este momento de su obra literaria se le compara con Proust, Woolf, Joyce, aunque a ella nunca le gusto que la compararan con otros autores. Su obra está impregnada de brasileraidad, empleada esta palabra como la forma particular de escribir con mezcla de elementos judíos y rasgos culturales de Brasil, otros elementos surrealistas ¿su estilo? No, de hecho, no encaja dentro de ningún estilo, por la época en la cual se desarrolla su obra se le ubica dentro del modernismo, Alfredo Bosi, historiador y crítico literario que elaboró en su Historia Concisa de la Literatura Brasileña un esquema que sitúa a Clarice en la “novela de tensión transfigurada” donde: “El héroe procura sobrepasar el conflicto que lo constituye existencialmente, mediante la transmutación mítica o metafísica de la realidad.”[1] De acuerdo con las investigadoras Vilma Areas y Berta Waldman, Clarice emplea la gramática do chao o "Gramática del suelo": metáfora que alude a las figuraciones de lo abyecto, sucio o degradado.[2]

     Su madurez creativa se amplía una vez instalada en Brasil como mujer soltera, Lazos de familia (1960), La manzana en la oscuridad (1961); La legión extranjera (1964); La mujer que mató a los peces (1968), Aprendizaje o El libro de los placeres (1969) –definida como un canto al amor– colecciones de relatos: Felicidad clandestina (1971) y Agua viva (1973) –un texto extraño e interesante, intimista y lleno de confesiones–; La imitación de la rosa (1973); un libro de narraciones eróticas: Vía Crucis del cuerpo (1973), La vida íntima de Laura (1974) donde se abordan temas tabú para esa época, sexo, homosexualidad, erotismo; Dónde estuviste de noche (1974); antes de morir publica La hora de la estrella (1977), De manera póstuma, aparecen más libros que recopilan relatos y escritos inéditos entre ellos otra novela Un soplo de vida (1978), y dos relevantes volúmenes epistolares, Cartas cercanas al corazón (2001) y Correspondencias (2002); Cuentos completos (2002). En vida no fue una escritora muy reconocida, vendía poco, consecuencia de ello puede ser porque su trabajo no es sencillo de entender, es exquisito, refinado y subjetivo.

     Una de sus anécdotas más extravagantes es su asistencia al primer Congreso Mundial de Brujería, realizado en Bogotá entre el 24 y el 28 de agosto de 1975, al que va invitada por su amiga y escritora Lygia Fagundes Telles, participa sin perder su esencia al decir: “finalmente, lo único que tengo para darles a todos ustedes es apenas mi literatura" así fue que guardó el escrito que había preparado sobre magia y leyó El huevo y la gallina. Dicho cuento parte de la duda filosófica ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina? Para después hacer una propuesta que maneja la analogía entre la gallina y la mujer, en su condición femenina de madre y el huevo como el hijo, la tercera interpretación hace referencia al autor y su obra.[3]    Aprovechando la referencia que los artistas suelen hacer sobre su obra al compararla con un hijo, por el hecho de que la creación propia les permite establecer esa pauta. Esto es apenas un pequeño acercamiento a un cuento, casi toda su obra la puedes encontrar traducida al español y al inglés, además de algunos PDF gratuitos en la red.

     A pesar de haber nacido en el seno de una de las religiones más antiguas Clarice no practicó las costumbres propias del judaísmo, sin embargo, cuando muere, un 9 de diciembre de 1977 es enterrada como judía en un cementerio israelita del barrio Cajú en la ciudad de Rio de Janeiro.   





[1] Alfredo Bosi, Historia concisa de la literatura brasileña, México, Fondo de Cultura Económica, 1980.

[2] Margara Russotto, Encantamiento y compasión: un estudio de "El huevo y la Gallina", Inti: Revista de Literatura Hispánica, volumen 1, Número 43, 1996. https://digitalcommons.providence.edu/inti

[3] Ibidem.


Han Kang

  Escritora surcoreana nacida el 27 de noviembre de 1970 en el seno de una familia de formación literaria, desde su padre novelista, hasta s...