viernes, 29 de agosto de 2025

Karoline Von Günderrode

 



Poeta e intelectual de nombre Karoline Friederike Louise Maximiliane Von Günderrode nacida en Karlsruhe, Alemania un 11 de febrero de 1780, hija de nobles, pero con un destino difícil, sus padres mueren y ella y sus hermanos sobrevivientes quedan a cargo de preceptores, sin el calor de un hogar y los abrazos familiares, desde los 17 años vivió en la fundación Cronstetten-Hynsperg, una residencia evangélica de señoritas pobres casaderas de Frankfurt como pensionista, estudió filosofía, historia, literatura y mitología, como otros escritores de la época, en la fundación conoce a Bettina Brentano y la amistad florece, mantienen una constante correspondencia de la cual se publica un libro, mismo Karoline ya no verá.

     Forma parte del romanticismo alemán nacido en 1800, se reproduce en todos los artistas de la época, esa excesiva melancolía que los lleva al ímpetu y tormento, en ocasiones con excesos, en otras con un fuerte apego a la depresión, el punto central es un nocivo deseo de romantizar la muerte a temprana edad, dejar este mundo por decisión propia pese a todas las cargas ideológicas, sociales, religiosas y culturales, se ve el acto del suicidio como algo atractivo, se suma a esta tendencia el libro Las penas del joven Werther, de Johann Wolfgang von Goethe, que marca toda una tendencia nunca antes vista. En 1775, la ciudad de Leipzig prohibió la publicación de Las penas del joven Werther, ya que el libro era "una incitación al suicidio" el fenómeno se fue expandiendo por diversas ciudades alemanas, a la par crece la fama de la novela, los jóvenes se visten como el protagonista, se hacen afiches del personaje, se vuelve una moda, desafortunadamente también aumentan los suicidios.[1] Y se comienza a categorizar como suicidio por amor, mismo que se llevó a muchos jóvenes que vivían con lo que se llamó, una enfermedad anímica, al parecer contagiosa a partir de un libro, este fenómeno se dio en varios países de Europa, y fue el tipo de suicidio de la escritora Karoline Von, quien escribió algunos versos confesionales, como en los siguientes:

“Todo vacío, todo mudo está,

ya nada me contenta;

ni aroman los perfumes

ni los aires refrescan;

¡mi corazón está tan melancólico!”[2]

     De sus dos relaciones amorosas ninguna floreció, Era un otoño de 1806, tenía veintiséis años, enamorada de un profesor casado, que prometió dejar a la esposa pero eso nunca paso, por el contrario, rompen su relación y Karoline decide retirarse de este mundo, antes de ello escribió su último poema, dedicado a su último amante: "Amor en todas partes" en donde un verso lapidario declara: “perdido está aquel sin fortuna en el amor,”[3], así, estimulada por un contexto que mira como héroes a los jóvenes que deciden limitar su tiempo en esta vida, muere al enterrar un estilete de mango de plata, (una daga picuda y larga) en su corazón, al día siguiente, en las orillas del río Rin se descubrió su cadáver flotando en el agua, con un vestido rojo y una toalla llena de piedras.

     El acto del suicidio considerado un pecado en la religión católica la excluye, su entierro no fue en tierra santa. Como epitafio para su tumba, había dejado elegido unos versos hindúes que conoció gracias al poeta Herder, estos son:

Tú, tierra, madre mía, y tú, soplo, mi nodriza.

Sagrado fuego, amigo mío, y tú, oh hermano torrente.

Y mi padre, el éter, a todos con veneración

doy gracias; ahí he vivido con vosotros.

Y ahora parto al otro mundo, con gusto os dejo.

Adiós, hermano y amigo, padre y madre, adiós.[4]

 

     La muerte de Karoline von Günderrode ¿pudo verse influenciada por el contexto social? Se sabe que la popularidad de la novela de Goethe fue capaz de impulsar los eventos, porque en muchas de las muertes de jóvenes dejaban un comentario, un párrafo, una frase, algo que hacía alusión a Werther, la ola de suicidios del siglo XVIII y hasta principios del XIX suelen atribuirse al llamado “efecto Werther” que se desencadena en Alemania, Italia, Austria y Dinamarca, también tiene el nombre de “efecto copycat”, y es más probable que se produzca cuando el modelo es una persona famosa, por el efecto imitativo de la conducta suicida; historiadores afirman, por ejemplo, que después del suicidio de Marilyn Monroe se incrementaron de forma considerable, hecho que se atribuye a la influencia representada en la publicidad, su efecto social, y los momentos difíciles de muchos jóvenes provocan la decisión; pues bien, Pascual Riesco Chueca (2006) de la Universidad de Sevilla aclara: “El suicidio romántico no es sino la respuesta extrema a un amor no correspondido. Flor de la vida intensa, martirologio y apoteosis es una nueva ubicación de la función estética, que elige el fragmento como tropo primordial.”[5] Una breve vida, antes que tolerar más dolor.






[3] Karoline von Günderrode, “Amor en todas partes”, https://www.epdlp.com/texto.php?id2=19043.  

[5] Pascual Riesco Chueca, “En los bordes del abismo: muerte trágica en el clasicismo y romanticismo alemán,” Universidad de Sevilla, 2006, p.3.


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