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viernes, 26 de septiembre de 2025

Poetas suicidas: Ana Cristina Cesar

 


Escritora y traductora brasileña nacida en Río de Janeiro un 2 de junio de 1952, estudió filosofía, y más tarde letras en la Universidad Católica de Río de Janeiro, después un master en traducción que realizó en Francia. Su amplia educación se anuncia en sus versos, en cada duda inquietante en torno a la vida, es parte de la generación del mimeógrafo, en la cual algunos jóvenes artistas, por el año 1968 en Brasil se organizaron a través de ciertas estrategias ajenas a la forma en que operaba la industria cultural, por ejemplo, usaron para sus publicaciones el mimeógrafo, un aparato que permita hacer copias por volumen, de ahí el nombre que se le da a la generación.  

     Forma parte de esa escritura que no estaba regulada o sometida a los requerimientos de la dictadura también recibe el nombre de generación de ‘poetas marginales’ y formaban parte de lo contracultural, alejados de nichos intelectuales se mostraban rebeldes por medio de una voz transgresora. El contexto de esta generación no es nada fácil, la represión que se ejerce en el continente hace huir a muchos intelectuales hacia Europa, todavía están vivas las vanguardias, pero en Ana Cristina Cesar el existencialismo se muestra en algunos de sus poemas.

     Fue una mujer adelantada a su época, sus trabajos surgen en la niñez, con su primera publicación a los seis años, después Cenas de abril (1979), Correspondência completa (1979), Luvas de pelica (1980) y A teus pés (1982) su obra comprende ensayos, poemas, cartas, artículos críticos y otros géneros, como una novela de publicación póstuma. Pasa un tiempo en Europa, como traductora de Emily Dickinson, Katherine Mansfield y Sylvia Plath, este encuentro alimentó su melancólica poesía y su búsqueda de sentido:

 Me pregunto aquí si soy loca

Quien quiere sabrá decir

Me pregunto más si soy sana

Y aún más, si soy yo. (Cesar, 1969)[1]

     Ana Cristina Cesar es la poeta que siente la separación entre la cotidiana realidad planeada por el tótem capitalista, y su visión de un ser humano en ruinas, sometiendo, controlando, secuestrando, desapareciendo en cada dictadura del continente, que eran más de diez. Uno de sus poemas más dice:

  Poema obvio

No soy idéntica a mí misma

Soy y no soy al mismo tiempo, en el mismo lugar y bajo el mismo punto de vista/

No soy divina, no tengo causa

No tengo razón de ser ni finalidad propia:

Soy la propia lógica circundante (Cesar, 1969).[2]

 

     Sobre sus heridas vueltas palabra es posible asociarla con la melancolía, en el estudio Duelo y melancolía, Freud habla sobre la extrañeza que sufren algunos sujetos melancólicos al verse en el espejo, ese constante desconocimiento. En ese mismo texto Freud aclara:

“La melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la perdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo […]”.[3]

     La presencia de la escritora en la literatura brasileña de los años setenta es de una importancia, sobresaliente porque abre paso al discurso femenino, y su significación en la sociedad, así escribe: “La mujer ya no se pone sentimental: escupe a los cuatro vientos que ayer se masturbó en la cama y es desafiante, chispeante, peniabierta” (Cesar, El método, p. 91)

      Así mismo deja ver su simpatía por el escritor Charles Baudelaire al hacerlo presente en su obra y mostrar una postura en contra de los prejuicios morales y sociales, elige aquello que la mantienen interesada, como ella le llamaba, “la estrategia liberadora” Es la única mujer en Brasil de esa época que escribe poesía, traduce, observa y se presenta a través de la palabra.

     Esa melancolía que se va volviendo una compañera inseparable se impregna en sus días y en 1983, luego de su curso sobre “Literatura de mujeres en Brasil” viene el periodo más sombrío de su vida que la lleva a una fuerte depresión, tras un intento de suicidio en la playa es internada en una clínica psiquiátrica, luego de un periodo sale y el 29 de octubre de 1983, se suicida lanzándose de la ventana del departamento de sus padres, ubicado en el octavo piso. Tenía tan sólo 31 años. Al día siguiente los diarios nacionales dieron la noticia y la anunciaron como una enorme pérdida para la poesía brasileña y esa afirmación se mantiene, al ser una de las poetas más importante del siglo XX en Brasil. Su acervo está bajo resguardo del Instituto Moreira Salles que promueve el arte y la educación. No hay pruebas de que fue un acto provocado por la melancolía, sin embargo, se trata de poner en claro que esa constante conducta puede ser parte de los factores que llevan a tomar esa decisión.      




[3] Galileo Becerril Vargas, La melancolía: entre la psicosis y el suicidio, Universidad Pablo Guardado Chávez, México, 2024, p.3.




lunes, 11 de agosto de 2025

Poetas suicidas: Sylvia Plath

 



Poetisa y ensayista estadounidense nacida en Boston el 27 de noviembre de 1932, estudió en la universidad para mujeres Smith College y posteriormente en Newnham College de Cambridge gracias a una beca, su poesía destaca por el estilo confesional que desarrolló. Sus principales obras son: El coloso, La campana de cristal y Ariel. Se sabe que toda su vida lucho con la depresión, diagnosticada tras un intento de suicidio a los 20 años en 1953, incluso se cree que sufrió trastorno bipolar, por ello se sometió a tratamientos TEC (terapia electroconvulsiva) mejor conocida como electroshock, la experiencia la traumatizó tanto que le generó miedos irracionales y volvió a intentar quitarse la vida, pero los tratamientos siguieron otro tiempo más.

     Sylvia Plath no sólo se distinguía por eso, ella escribía, pintaba, tocaba el piano y sacaba las mejores notas en la escuela, en todas sus actividades era perfeccionista. En 1956 conoce al poeta Ted Hughes y surgió una conexión total, tanto que apenas con dos meses de conocerse deciden casarse, los unía todo, la pasión por la escritura, la intensidad de sus sentimientos, y las ganas de seguir su profesión. Después del casamiento se instalaron en Estados Unidos unos años, Plath impartió clases en su alma máter, aunque después se mudan a Inglaterra.

     Si bien su relación fue intensa, colaborativa en lo profesional y en lo personal, se enfrentaron al desafío de la enfermedad de Plath y a las constantes infidelidades de Hughes; esa breve estabilidad que había conseguido la poeta se diluyó rápidamente, volviendo la depresión notoria en la escritura dolorosa y bella a la vez. En 1960 nace Frieda, al año siguiente sufre un aborto, según una carta a su terapeuta la Dra. Ruth Barnhouse en la cual le cuenta que Ted le había dado una paliza dos días antes de ello; no sólo le envió una carta a su terapeuta, sino una serie de ellas que fueron publicadas en 2017, en ellas se expone el maltrato que sufrió por parte del esposo, aún con los problemas en 1962 nace Nicholas, El mismo año del nacimiento de su segundo hijo, luego de ello realizan una cena para su colega David Wevill, el poeta canadiense y su esposa Assia Wevill. Como un adolescente excitado, Ted fijo su atención en Assia, dos semanas más tarde ya eran amantes, y a unos meses de conocerse se fueron de vacaciones juntos.

     Enterada de lo sucedido deciden darse una nueva oportunidad, pero bajo los términos del esposo que incluían su derecho a seguir con aventuras. Sylvia decide separarse, se muda junto con sus hijos al 23 Fitzroy Road, donde vivió W.B. Yeats, el gran poeta inglés, lo cual le entusiasma, pero sólo un poco, después de ese primer respiro se enfrentó a la vida de madre soltera con dos pequeños, sin empleo, con el dolor de la ruptura y la constante depresión trae de nuevo la obsesiva idea de quitarse la vida. Así sucede, la madrugada del 11 de febrero de 1963 se quita la vida con gas, esa noche dejó un desayuno de leche y galletas en la entrada de la habitación de sus hijos, sello la puerta para que no penetrara el gas y después, fue a la cocina, volvió a sellar esa puerta, abrió la llave del horno y metió su cabeza dentro. [1] Esa mañana una enfermera que iba a ayudarla con los niños llegó puntual a la cita y toco la puerta, en la ventana se encontraban llorando los pequeños Frieda y Nicholas quienes al despertar no encontraron a su mamá, en una mesa dejó una nota con la indicación de llamar al doctor Horder y el manuscrito de Ariel, que más tarde sería publicado y recibiría en 1982 el único premio Pulitzer póstumo que se ha dado. 

     El doctor Gonzalo H. Amador Rivera (2015) escribe en su ensayo una pregunta central: “¿Las enfermedades son entidades ontológicas por sí mismas en ausencia de una entidad diferente, es decir un cuerpo?”[2]  a partir de ella el autor presenta dos opciones, una de ellas toma en cuenta situaciones orgánicas capaces de provocar una necesidad urgente por dejar de vivir, la segunda opción a su pregunta es la influencia del contexto histórico, biológico y cultural, pues al tratarse de un trastorno mental se deben considerar diversas condiciones en la persona suicida, condiciones internas y externas a ella, ¿Qué influencias hicieron que Sylvia Plath se quitara la vida? Es muy seguro que las dos aportaron a su decisión.

     El trabajo de dicha poetisa abre un análisis sobre temas poco tocados en ese momento, escribía sobre las mujeres antes de las protestas feministas de los años setenta, puntualizaba sobre la sexualidad, el cuerpo, los roles en la sociedad y las expectativas impuestas por la cultura, en contraposición al desarrollo que ella misma no pudo desarrollar, de hecho, creó personajes de los estereotipos femeninos, entre ellos: la bruja, la mujer fecunda, la mujer estéril, la seductora, la otra mujer, aquella que acabo con la falsa certeza sobre el amor de Ted.

      Su capacidad creativa tenía una visión más amplia de la vida y sin embargo, con apenas 30 años de edad se fue. El tema de la muerte se mantiene como fijación en su obra, muestra de ello es el poema “Lady Lazarus”[3]

Lady Lazarus

(Fragmento)

Morir

Es un arte, como cualquier otra cosa.

Yo lo hago excepcionalmente bien.

Lo hago para sentirme hasta las heces.

Lo ejecuto para sentirlo real.

Podemos decir que poseo el don.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.

Muy fácil hacerlo y no perder las formas.

Es el mismo

Retorno teatral a pleno día

Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal

Y divertido:

“Milagro!”

Que me liquida.

Luego una carga a fondo

Para ojear mis cicatrices, y otra

Para escucharme el corazón –

De verdad sigue latiendo.









[1] Carmen Lucía Jijón, “Reflexiones psicoanalíticas sobre la vida, poesía y muerte de Sylvia Plath”, Universitas 14. Enero/Junio. Pp. 73-97.

[2] Dr. Gonzalo H. Amador Rivera, “Suicidio: Consideraciones históricas”, Misceláneas, 22 sep. 2015.

[3] Sylvia Plath, Poesía completa, Visor Libros, Madrid, 2024. P. 87.


domingo, 4 de mayo de 2025

bell hooks

 



Gloria Jean Watkins mejor conocida como bell hooks es una escritora, activista, y crítica social que nace un 25 de septiembre de 1952 en una pequeña y humilde población de Kentucky, E.U, con una larga trayectoria como ensayista sus obras presentan alguno de los siguientes temas: raza, clase o género, con ánimo de concientizar a los lectores, lo que somos, nuestra riqueza cultural. Como docente, estuvo al frente de las aulas por más de treinta y cinco años en diversas instituciones de educación superior, hasta el día de su partida.

     La razón por la cual su nombre se escribe en minúscula es porque lo tomó de su bisabuela Bell Blair Hooks como seudónimo, ya que la abuela era conocida por ser audaz uso del lenguaje y por ser un ejemplo de resistencia ante la vida, pues le tocó vivir la parte más cruel de la segregación racial, por ello  nunca quiso que se escribiera de la forma correcta su seudónimo, con mayúsculas iniciales, porque aseguraba que lo importante de una persona no es el nombre, sino las ideas que deje a su paso por esta vida.

     Desde pequeña conoció la segregación, las limitaciones materiales y en lugar de quejarse se dio a la tarea de buscar respuestas. Autora de más de cuarenta libros, artículos académicos, conferencias, documentales, con los cuales aprovechó la oportunidad de abordar alguno de los temas que fue desarrollando a lo largo de su vida académica, como la historia, la sexualidad, el feminismo, la comunicación. Algo muy valioso en su pensamiento es en torno a su forma de ser en el mundo, ella decía que era importante mantener el ego bajo control para que su trabajo escrito representara la coherencia que ella buscaba en su actuar.

     La escritora pasó toda su vida reivindicando la importancia del reconocimiento de nuestra identidad, desde el punto más vulnerable, pues ella sufrió el racismo, hasta la búsqueda de una mayor comprensión del contexto, porque no lo consideró como algo que sólo le sucedía a ella, sino para a su raza. También ayudó a delimitar y replantear muchos temas urgentes de analizar, como el amor, en su libro Todo sobre el amor hace hincapié en que este sentimiento es una fuerza transformadora, una herramienta para crear un mundo más igualitario, sin embargo, estas ideas no pueden sonar realistas bajo las dinámicas de poder que se han creado entre hombres y mujeres, por ello reitera la falta de certeza en la enseñanza sobre el amor, a los hombres les enseñan a mantener sus sentimientos en resguardo, porque si los dejan ver serán juzgados como débiles, mientras que a las mujeres se les hostiga en una dinámica de abuso y dominación, por lo cual insiste en la práctica ética del amor en donde la justicia, la equidad y el respeto sean la base de la relación y define en términos afectivos el espacio amoroso como una trinchera en donde nos fortalecemos para resistir, acompañar y transformar el mundo.

     Su trabajo ensayístico la llevó a formar parte de las teóricas del feminismo negro junto con Angela Davis y Audrey Lorde, razón por la cual es reconocida como una de las escritoras más influyentes de finales del siglo XX. Su obra gira en torno al entendimiento de esta sociedad desigual, centra toda su atención en la renovación ideológica y determina una nueva propuesta de reconocimiento para la comunidad afroamericana. En su libro El feminismo es para todos rompe el esquema radical de sólo dirigirse a las mujeres y acá nos dice: “el movimiento feminista era un movimiento por la justicia social tan válido como todos los demás movimientos radicales de la historia de nuestro país que habían apoyado los hombres.”[1] Porque justamente terminar con la opresión hacia las mujeres traería beneficios importantes a la sociedad y reitera el hecho de que los hombres son parte del cambio.  

     Ese contante espíritu curioso la lleva a publicar su libro Respondona en donde hace una revisión de cómo fue su búsqueda de respuestas, pues siendo niña estaba educada para hablar poco, callar mucho y no responder a las indicaciones porque si no venía un castigo, de a poco se va dando cuenta de la importancia del reconocimiento de su voz, esa voz que representa un ejercicio de libertad, porque logra pasar del silencio al discurso como un gesto revolucionario, esa voz es un elemento que vamos identificando, primero se recupera y con el paso de tiempo se crea y transforma. Sus trabajos escritos logran romper con las estructuras patriarcales fomentando la solidaridad como elemento necesario en la lucha feminista, especificando que el surgimiento de la solidaridad esta apoyada de una pedagogía liberadora, pues la educación es un factor determinante para la aceptación, la defensa y el estudio de nuestros ideales. En 2014 funda el Instituto bell hooks en Berea, Kentucky donde trabajó hasta sus últimos días. En 2018, tuvo uno de sus últimos eventos públicos para recibir un reconocimiento por parte del estado de Kentucky, lugar donde nació, dijo que tal hecho le pareció una victoria, porque justo en el sitio donde creció, donde fue discriminada, donde le dijeron muchas veces que la gente de color no escribe libros, justo en ese lugar reconocían su trabajo y aportación ideológica. bell hooks fallece un 15 de diciembre de 2021, a los 69 años. 







[1] bell hooks, El feminismo es para todos, Madrid, Traficantes de sueño, 2017, p. 94

https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS_map47_hooks_web.pdf. 

https://proassetspdlcom.cdnstatics2.com/usuaris/libros_contenido/arxius/46/45810_Todo_sobre_el_amor.pdf. 

https://www.marcialpons.es/media/pdf/49272_Respondona.pdf

domingo, 24 de noviembre de 2024

Adania Shibli

 



Escritora, profesora y periodista palestina que nace en el año 1974 en una aldea llamada Shibli-Umm al-Ghanam, en la frontera con Israel. Su formación profesional inicia en la Universidad Hebrea de Israel donde estudia comunicación y periodismo, posteriormente hace su doctorado en la Universidad del Este de Londres en estudios culturales y de medios, posteriormente obtiene una beca para el postdoctorado en Wissenschafskolleg de Berlín, ahora ejerce su trabajo como docente en la Universidad Birzeit de Palestina.

     Ha publicado en diversas revistas literarias de Europa y Oriente Medio, su libro de ensayos A journey of Ideas Across: In dialogue with Edward Said aborda las ideas planteadas en el libro Orientalismo, de Said, con esa publicación realiza un simposio en 2013 en la “Casa de las culturas del Mundo”, en Berlín.

      En cuanto a su obra literaria la escribe en árabe, su lengua natal porque menciona, “el idioma va en paralelo a la vida”[1], su primera novela Un toque obtuvo el premio novela joven en 2001; dos años después publica su segunda novela Todos estamos más o menos igual de lejos del amor y también es reconocida con un premio en 2003. Poco a poco su fama y reconocimiento ha ido creciendo y abriéndose paso a nivel internacional logrando traducciones de su obra.

     En 2010 forma parte de la generación Beirut 39, proyecto organizado por el “Hay Festival” realizado en la capital de Líbano en el marco de la promulgación de Beirut como “Capital del libro” en dicho evento se difundió el trabajo de 39 escritores jóvenes, entre ellos Adania Shibli, haciendo de ese evento un semillero de escritores palestinos que, pese a la situación de colonialismo que viven por parte de Israel, mantienen su deseo de hacer arte, ya que, como dice la escritora: “Hay algo que la lengua y la literatura pueden ofrecer y compartir, algo que la vida misma es incapaz de hacer”[2]

    En el año 2016 publica su novela Un detalle menor, y en el 2019 se traduce al español, rápidamente la novela fue reconocida, primero preseleccionada para los premios nacionales del libro en 2020 e incluida en la lista internacional Booker prime en 2021.

     En el año 2023 su novela Un detalle menor fue seleccionado para recibir el premio LiBeraturpreis que otorga la organización alemana Litprom, la ceremonia de entrega sería en la feria de Frankfurt, anunciada para el 20 de octubre de ese año, pero unos días antes fue cancelada la entrega debido a la protesta de periodistas alemanes que clasificaron la novela de “antisemita”, seguramente motivado por el inicio del conflicto bélico entre Israel y Palestina iniciado el 7 de octubre de ese mismo año. Por supuesto que las protestas no se hicieron esperar, intelectuales de diversos países criticaron la decisión y fue publicada una carta abierta en la página https://arablit.org/  donde trecientos cincuenta escritores, editores y editoriales expresan su desacuerdo con la organización sin fines de lucro Litprom.

    Pero, ¿Qué es lo que plantea la novela que causó molestia en la comunidad judía? La obra desarrolla dos sucesos, el primero es contado por un narrador omnisciente  y aborda un hecho acontecido en los asentamientos militares del desierto del Néguev en 1949, un año después de la guerra árabe-israelí, el cual sucedió cuando un grupo de militares encuentran a una joven palestina y es torturada y violada por días antes de ser asesinada; el segundo acontecimiento se ubica por los años noventa, ya contado en primera persona por una joven periodista que se encuentra la historia de esa chica y busca la manera de sacarla a la luz, este es el planteamiento en general, suficiente para aclarar que el hecho de no entregarle el premio que merecía no fue porque su novela mostrara antisemitismo, sino por exponer el cruel comportamiento de quienes algunas vez fueron maltratados por diversos gobiernos a lo largo de la historia, pero que hoy día asumen el papel de verdugos de los pueblos árabes asentados en la región que comparten. La falta de humanidad elimina toda consideración hacia los judíos que cegados atacan sin consideración. Ante ello Adania Shibli menciona: “Escribo para no caer en ese estereotipo que los israelíes nos dan al calificarnos de animales salvajes y violentos.”[3]  

     La exposición de la violencia en la obra de Adania Shibli sólo es una muestra de lo que ocurre en esa zona, las voces de sus protagonistas anónimas proyectan el día a día del doloroso apartheid vivido y permitido por todos los países y organizaciones que podrían parar el azote, pero que prefieren ignorar los hechos, aludiendo diferencias por temas religiosos. No podrían estar más lejos de la verdad y la justicia, y sin importar el dolor ajeno se perpetúa el sometimiento y segregación que los niños, mujeres y demás población vive. Adania Shibli expresa en una charla: “La belleza de la literatura es intentar ponerse en el lugar del otro y representarlo”[4]

     La escritora divide su tiempo entre Alemania y Palestina, lleva su idioma y su tierra a donde quiera que va, aunque sea constante el intento por borrar a los palestinos del espacio que por derecho también es de ellos. La lucha por su lengua es también la disputa por defender su identidad, su manera de narrar y retratar con palabras el contexto de cientos de personas, pero también es una constancia de que ante el genocidio la literatura se presenta como experiencia lingüística opuesta a la narrativa que describe la violencia, la escritura es representar el lenguaje vivo y estremecer con aquello que sucede en la cotidianidad de un pueblo en donde las mujeres son botín de guerra.







[1] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA

[2] “Universalismo y narración. Una conversación con Adania Shibli” 2022.

https://www.youtube.com/watch?v=xzZs_q5l2Ec&t=940s

[3] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA

[4] Encuentro con Adania Shibli en la “Feria del Libro de Madrid”, 2024. https://www.youtube.com/watch?v=DzNJl4wXBnA


domingo, 25 de agosto de 2024

Christa Wolf


Nace en Landsberg, Alemania en 1929, sus obras gozan de gran prestigio y ha sido reconocida con numerosos premios. Hemos escuchado la duda sincera ¿De dónde toma sus referencias alguien que escribe? Por lo regular centra su interés en lo que pasa en torno a su realidad, su identidad y su historia de vida. Ella forma parte de la segunda generación de escritores pertenecientes a la RDA, es sobreviviente de dos dictaduras continuas, se instala con sus padres en la Alemania Oriental en donde estudia lengua y literatura alemana en la Universidad de Jena y Leipzig. Siempre mantuvo un evidente compromiso político, reflejado en su obra. Escribió novela, cuento ensayo, guion cinematográfico. Algunas traducciones disponibles en español son: El cielo partido, Noticias sobre Christa T, Muestra de Infancia, En ningún lugar, en parte alguna, El accidente, Bajo los tilos, Kassandra, Medea.

     La novela publicada en 1963 con el nombre El cielo partido plantea la realidad de una nación dividida, del encuentro de dos jóvenes que se enamoran, pero toman rumbos diferentes debido a las ideas políticas que influyen en la situación de muchos ciudadanos que vivieron esa ruptura sin elegirla, esa situación que impulsa un enfrentamiento, una separación entre el lenguaje y la cultura de un país. Sin embargo, los protagonistas llamados Rita y Manfred le sirven a la autora para dar voz a su idea en torno a la división física provocada por las diferencias ideológicas, esa vergüenza histórica que representó el Muro de Berlín. Algo que dijo sobre las diferencias entre ellos resalta la importancia para la RDA (República Democrática Alemana) por el “nosotros” mientras que para la RFA (Republica Federal Alemana) lo que más importaba era el “yo”. [1]

     Después de esta novela tan exitosa se le integra al comité central del Partido Socialista Unificado, la relación no duraría mucho porque ella era escritora, no se orientaba por los estándares políticos, ese aspecto clientelar que el poder impone a los intelectuales, Christa no lo iba a cargar y así lo demostró con su segunda publicación, Noticias sobre Christa T, misma que fue prohibida, no agrado al partido porque para ellos era demasiado depresiva, en contrapeso su proyección fuera del país como escritora disidente va en aumento, tal vez esa palabra es la que mejor la describe: disidente, durante toda su vida mantuvo presente en su obra los temas sociales, humanos y políticos.

     Publica la novela Kassandra en 1983 y pronto se vuelve una obra de referencia a nivel mundial, en ella recrea la situación de Casandra, la sacerdotisa troyana que fue condenada por Apolo a tener el don de la profecía, pero, al no acceder a relacionarse con él de forma intima la maldice con la desgracia de no ser atendida, nadie iba a creer jamás en sus profecías. La sacerdotisa Casandra siendo hija de Príamo y Hécuba, reyes de Troya, vio la llegada de París y Helena y con ello sus sueños de batallas no dejaron de advertirle lo cerca que estaba la guerra, la miseria, la muerte, el dolor.  Los tiempos oscuros para toda Troya llegaron con esa unión. Cada profecía en torno a la guerra fue ignorada, aunque todas fueron cumpliéndose conforme avanzó el asedio.

     La escritora mantiene su interés en retratar el comportamiento humano en situaciones históricas adversas, dando una importancia a la interpretación desde la propia voz, desde la inquietud de mujer, su personaje se enfoca en la búsqueda de esa voz femenina, Casandra se sabe condenada, muestra su desesperación, denuncia lo que vendrá sin que se atienda su declaración, vive con visiones y pérdidas y se mantiene entre el futuro doloroso y el presente violento, la única certeza es su muerte cercana. El libro presenta en forma de soliloquio todo lo que desencadena la guerra, su pesada figura y el clamor ante la decadencia y el duelo de una civilización.

     La humanidad se pierde en la reinterpretación de la sacerdotisa, el monólogo de Casandra en momentos la expone como “la loca” que reclama. Quienes están negociando salidas al conflicto, la ven como enferma, su voz no se oye como algo posible, ese tipo de loca parecida a la descrita por Marcela Lagarde en Los cautiverios de la mujer sobre la cual dice: la loca es un espejo maquiavélico para que se miren todas y no se identifiquen con ella. Para que la asuman como la más distante, la ajena.” [2] Y este es el más cruel de los castigos para una profeta, porque sus palabras no respaldan la verdad que representan.

     Christa Wolf ocupa un lugar en la sala de las escritoras comprometidas, su expresión refleja un constante cuestionamiento al ser humano, ella no escribe para entretener, sino para cuestionar lo que se acepta por verdad y nos acerca a lo cotidiano de cada realidad, sin verlo desde nuestra propia ventana. Su escritura tiene un trato, el que se hace con los ideales que definen a la humanidad y sus valores, esos que representan un nosotros, antes que un yo. Ella fallece el 1ero. de diciembre de 2011 en Alemania. [3]



[2] Lagarde, Marcela, Los cautiverios de la mujer, México, UNAM, 2005.

[3] Margarita Blanco, “Traducciones al español de la narrativa de Christa Wolf”, Livius, 2 (1992) 263-268.




lunes, 1 de julio de 2024

Margaret Atwood

 



La trayectoria de esta magnifica escritora es descomunal. Nace en Ottawa, Canadá el 18 de noviembre de 1939, es novelista y poeta, escribe también literatura infantil y ensayos. Se conoce su trabajo literario a partir de los años sesenta, su primera novela publicada sale al mercado en 1969 se llama La mujer comestible, ¿vaya título no crees? esta obra resalta la situación de la mujer que vive siguiendo estereotipos, busca lo mismo que sus amigas: estudiar una carrera para luego no ejercerla, tener un trabajo y asumir que no hay más que hacer, casarse para luego ser infiel, y reprimir lo que realmente quiere, doble angustia en el personaje cuando se muestra su falta de identidad al no saber qué es lo que realmente quiere, la historia se encamina a una inclinada pendiente. Esta novela es considerada proto feminista, sin embargo, no es así ya que lo proto feminista pertenece a los siglos anteriores al Siglo XX[1], sin duda se trata de una novela con una mujer como protagonista y la historia es muy femenina, no feminista porque la trama gira en torno a las decisiones del personaje principal cuya vida refiere maltrato, pero si representa a: “La mujer (que) parecía una figurilla de porcelana, antigua y elegante”[2]. Pasmada ante las situaciones de la vida, a punto de perder la razón.

     Otras de sus principales novelas son: Alias Grace (1996); El cuento de la criada (1985); El asesino ciego (2000); Los testamentos (2019), que representa la parte conclusiva de la novela llamada El cuento de la criada. En cada una de ellas se reconoce una visión crítica muy femenina, expone cual ha sido nuestro trato de forma explícita, además forma parte de un subgénero literario emergente llamado CLI- FI[3],  el escritor Dan Bloom es quien acuña el término en 2007 por su nombre en inglés climate fiction o ficción climática, estilo que centra su atención en incluir algún aspecto de la crisis climática que nos afecta a nivel mundial, ella comenta en una entrevista su interés en escribir sobre el tema con el fin de concientizar a los lectores sobre lo que está pasando, también reconoce su activismo en este ámbito y llama a sumar esfuerzos para lograr cambios al respecto.

     Una novela de obligada mención, sobre todo porque salta del papel a la pantalla y se convierte en una de las series de ciencia ficción más exitosas desde su primera temporada en 2017, me refiero a El cuento de la criada que plantea una historia en un futuro distópico en donde, debido a los estragos de la civilización,  la fertilidad femenina disminuye y el grupo en el poder, apegado a la religión, todos ellos hombres de bien consideran buena idea hacer esclavas sexuales a ese porcentaje de mujeres que todavía es fértil, pues esta premisa  es la que plantea Margaret Atwood en su novela, la misma que se mantiene a través de cinco temporadas y la sexta en producción, en ellas la escritora se encarga del guion.

     Su estilo muestra una clara estética posmoderna, está presenta la ficción especulativa, es decir que no es del todo ficción porque en algún momento algunas de sus historias pueden volverse realidad. La fluidez con la que narra hace fácil adentrarte a las temáticas casi siempre distópicas, alucinantes e irracionales en un alto nivel porque los mundos que crea en su literatura presentan un ser humano del todo deshumanizado y marcando extremas diferencias en el trato hacia la mujer.   

      La escritora admite sus dificultades al principio de su búsqueda de estilo ya que, su país nacido en el siglo XIX, pues fue en 1867 cuando se le reconoce como nación independiente a pesar de tener en su territorio a grupos ingleses, franceses, aparte de los inmigrantes y la fuerte presencia de indígenas, por lo cual era muy complicado hablar de una identidad, por las dos principales tradiciones literarias, francesa e inglesa, esto sólo fue al principio de su quehacer literario, ya que fue alumna de Northrop Frye, reconocido teórico y crítico literario canadiense, quien trabajo para desentrañar este revoltijo de culturas. Una de sus más importantes posturas teóricas sostiene que la literatura, el desarrollo cultural y la identidad están unidos, esto sienta las bases de una identidad literaria canadiense, después de todo, la mezcla étnica dentro de una nación está presente en muchos otros países.

       Su proyección como escritora es admirable en todos los sentidos, a sus 86 años sigue escribiendo, dando conferencias, trabajando en el guion de su obra y más, Atwood quien a lo largo de su obra ha buscado plasmar con imágenes los escenarios únicos de un mundo en decadencia que quisiéramos muy lejano, pero maliciosamente posible, ese futuro en donde vuelven las ciudades amuralladas, los estados totalitarios con esos paisajes de la ficción histórica que ella desarrolla de manera genial. Espero que esta presentación te acerque a su lectura donde te aseguro encontrarás una infinidad de tramas, mundos desgarradores y sobre todo excepcionales.






martes, 28 de mayo de 2024

Banana Yoshimoto

 

Mahoko Yoshimoto es una novelista japonesa que nace un 24 de julio de 1964, también es hija de un reconocido filósofo de los años sesenta Takaaki Yoshimoto y hermana de una mangaka. mejor conocida como Banana Yoshimoto, seudónimo que utiliza desde su primera y exitosa novela Kitchen publicada en 1988 mientras terminaba su licenciatura en literatura cursada en la Universidad de Nihon y trabajaba en un club de golf, en sus ratos libres terminó de escribirla con apenas 23 años. Esta primera novela ganó el premio Newcomer Writers Prize y el Izumi Kyoka en 1989, así como el prestigioso premio italiano llamado Scanno. Su estilo se ubica dentro de género shōjo que es: “un género japonés de ficción en literatura, anime y otros medios que tiene como público objetivo a mujeres jóvenes”[1]

     Su presencia en las letras japonesas se enmarca dentro de la llamada era Heisei, la actual era empezó en 1989, año en el que Akihito sucedió a su padre, el emperador Hirohito, quien reinó durante el periodo Showa y al que hoy se conoce como emperador Showa[2], durante este periodo de tiempo Japón sufrió desde atentados, crisis económica, hasta terremotos que dejaron terribles daños, todos los cambios que fue sufriendo Japón en esta era repercuten directamente en la difusión de la literatura escrita por mujeres, como se sabe, la cultura japonesa impone muchas normas restrictivas hacia la mujer, pero en esta era Heisei la apertura fue determinante en la aceptación de la literatura femenina.

   La visibilidad femenina fue contundente a partir de la era Heise, con doce libros traducidos al español es notable como mantienen el persistente interés en la mujer como el centro de su narrativa, donde se describe en pequeñas dosis algo de los atavíos de las mujeres en Japón, el país milenario de los cerezos en flor. Yoshimoto atiende a la creación de personajes femeninos, jóvenes, que aprenden a vivir, y esos diálogos abundantes, parecidos a un retrato de la juventud en esa voz que narra su andar por la vida, donde las ausencias y el silencio son parte de su existir. La escritora impregna de jovialidad a la literatura de su país, cálida, fresca, atendiendo el detalle en los pequeños actos de lo cotidiano. Su acercamiento a la comida es a la vez un reconocimiento de sus tradiciones, pues en la cultura japonesa desde épocas milenarias la comida es un elemento frecuente, en torno a ella la escritora reivindica el espacio de la creación, que culturalmente es un lugar de charla, convivencia y vigor, donde la mujer es la autora de cada delicia culinaria que su cultura le enseña.

Yoshimoto se ha convertido en una de las voces más prestigiosas de la literatura japonesa, en Kitchen nos deja ver su lugar seguro, la cocina como lugar de refugio donde aliviar la perdida, arrullada por el sonido del refrigerador, así narrado en su novela. Aunque en ella nos presenta una realidad severa, pues una pérdida nunca es algo sencillo de aceptar, otros elementos sobresalen en su primera obra, Mikage Sakurai la protagonista enfrenta la vida sola, desprotegida nos cuenta en primera persona, de forma incluso intimista su vida después de la muerte de su abuela, el último familiar que le quedaba vivo, en adelante la orfandad la lleva a aceptar la protección de un vecino, pero en cada una de las relaciones es constante la dificultad para comunicar los sentimientos.[3]

     Parece haber en su protagonista una persistente búsqueda de sentido, tal vez por ello, la comida es un buen comienzo para estrechar las relaciones y con mucha claridad lo dice: “Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro.”[4] Esta relación de la escritora con la comida se vuelca en la novela de forma poética, uno de los datos que más me sorprendió fue que: “La literatura de Yoshimoto ha sido catalogada como iyashi, es decir, que tiene una dimensión sanadora, que al final hace sentir bien.”[5]

     En Italia se hizo un libro en honor a su primera obra donde se recrean los platillos que son mencionados en el libro Kitchen, La traducción al inglés de esta novela fue en 1993 y llegó a Estados Unidos puesta en boga por algún publicista inteligente que le llamó “Bananamania”.



 



[1]  Sánchez Cardona, Andrea, Representación de relaciones afectivas en el género japonés de ficción shōjo: Liz y el pájaro azul, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes, 2020.

[2] “El fin (literal) de una era: Japón proclamará una nueva época imperial”, James Griffiths, EXPANSIÓN, 29 marzo 2019

https://expansion.mx/mundo/2019/03/29/el-fin-literal-de-una-era-japon-proclamara-una-nueva-epoca-imperial

 

[3] Banana Yoshimoto: “Los japoneses han ido perdiendo la fe en sí mismos”, El país, Rosa Rivas, 20 mar. 2015, https://elpais.com/cultura/2014/10/21/actualidad/1413914342_527175.html

[4] Banana Yoshimoto, Kitchen, España, Tusquets, 2013, p. 7.

[5] Kappa Bunko, literature japonesa, Banana Yoshimoto, 2014. https://kappabunko.com/2014/07/24/yoshimoto-banana/

 


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