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lunes, 30 de diciembre de 2024

Janet Frame


Janet Paterson Frame Clutha es una escritora neozelandesa nacida un 28 de agosto de 1924, escribió novela, poesía, cuento y narrativa infantil, su presencia llegó al mundo de las letras cuando lo inverosímil de su historia y las circunstancias de vida la acercaron al reconocimiento mundial del que ahora goza, sin embargo, sus inicios no fueron nada sencillos, su habilidad narrativa fue la luz que la libró de la locura, su obra muestra una lucidez que no viene de alguien con un padecimiento mental. Vivió una serie de acontecimientos complicados, una infancia con pobreza, su hermano con epilepsia, y posteriormente la muerte de dos de sus hermanas, ambas por ahogamiento, con una diferencia de diez años, todo esto en un país de reglas muy conservadoras para las mujeres forman  el contexto que hizo de Janet Frame una escritora sobresaliente, ella desarrolla una personalidad introvertida y tímida, pero su tenacidad y pasión la hacen destacar, su brillante desempeño en la escuela le otorga una beca para estudiar educación en la facultad de Dunedin, pero al paso de los meses descubre que desea escribir, cambio que suena inaceptable en una sociedad que, en esa época, designaba a la mujer para ciertos trabajos, sin embargo, ella escribe cada vez que le es posible y así es como publica su primer libro.[1]

     En la etapa universitaria comienza a sentir más ansiedad de lo que había tolerado años atrás, tiene un intento de suicidio, sufre de acoso por su métodos poco ortodoxos de enseñar y mientras hacia su servicio social en una escuela, un inspector entra a su clase, el mismo que la juzga de loca por ser tan creativa, ella se queda en shock, la presencia de aquel hombre es el detonante para que abandone el salón y con ello la formación docente, sin intención de volver a su casa se fue como interna voluntaria a la sala psiquiátrica del hospital local a Seacliff Lunatic Asylum en la ciudad de Dunedin. Durante los siguientes ocho años, Frame fue readmitida, en hospitales psiquiátricos, el segundo fue Sunnyside Hospital, donde se le diagnostica con esquizofrenia, su tratamiento consiste en una terapia electroconvulsiva o electroshock y el suministro de insulina, también le fue programada una lobotomía, todo con el fin de curarla.

La lobotomía no llegó a practicarse, ese día en el que estaba programada la operación se informó que Janet Frame era la ganadora del premio Hubert Church Memorial por su primer libro de cuentos publicado The Lagoon and Other Stories. Así se detuvo la operación, sólo sus publicaciones, y luego sus reconocimientos mostraron que su raciocinio estaba más allá de todo talento sometido a juicio.

     A pesar de la vida complicada nos dejó un trabajo maravilloso sobre la metaficción, es decir, la forma como el escritor se personifica dentro de su trama de ficción narrativa, ella lo hizo de forma constante, por ejemplo, sus libros autobiográficos: To the Is-Land; Rostros en el agua y Cuando canta el búho, las tres obras son representadas en la película An angel at my table de la cineasta neozelandesa Jane Campion.

      Acercarnos a su literatura también nos permite entender la forma como la escritora logra reinterpretar su propia historia, verla desde fuera de sí y plantear como se ve desde ahí, un ejemplo está presente en Rostros en el agua, donde hace una analogía sobre la lobotomía que se le pretendía hacer, comparándola con un proceso de colonización, sobre todo después de que se comprobó que el diagnóstico fue erróneo, nunca tuvo esquizofrenia.

    Una vez que sale del hospital vivió siete años en Europa, principalmente Londres, Ibiza y Andorra, se cambió el nombre a Nene Janet Paterson Clutha para honrar al jefe maorí Tamati Waka Nene. La autora reconoce que “la escritura la rescató” y le permitió ser testigo de la rudeza del entorno en el cual se refugió y lo describe, presenta personajes inhumanos, resecos, atados a la forma de vida que conocen sin cuestionarse jamás que hay fuera de las mismas ideas, con las cuales no se busca sanar, se trabaja para controlar y minimizar los daños en torno a la salud mental que pocas veces es comprendida, al respecto Janet Frame escribe: “¿Cómo vamos a encontrar el camino cuando dormimos y soñamos, y como vamos a protegernos de la peligrosa realidad que nos ofrecen?[2]

    Una vez que libró las dificultades su trabajo habló por ella, a lo largo de su vida le fueron entregados innumerables premios y reconocimientos, en 1983 la reina Isabel la nombra comandanta de la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la literatura, en 1990 se convierte en miembro de la Orden de Nueva Zelanda, el más alto honor en su país, así como miembro extranjero en la Academia Estadounidense de Artes y Letras. Su trabajo y su vida son objeto de estudios y tesis profesionales, seguro un motivo es que pese a su espinoso camino logró emanciparse del juicio de una sociedad jerárquica de mediados de siglo XX, y revertir la visión que se tuvo de ella al lograr visibilidad por su propuesta acerca de lo marginal y olvidado como parte primordial de su auto reconocimiento, sin romantizar la enfermedad mental. La crítica académica se acerca a ella desde diversos enfoques, el materialismo histórico, el realismo social, hasta en contextos feministas, ella sólo necesitaba escribir, y a través de las palabras ser conocida. La escritora fallece en enero de 2004, en Dunedin, Nueva Zelanda, la ciudad que la condecoró como una de los integrantes más destacados de la comunidad.






[1]Desde Nueva Zelanda: Janet Frame, genio literario y locura”, Eve Gil, La Jornada Semanal, 25 oct 2020, https://semanal.jornada.com.mx/2020/10/25/desde-nueva-zelanda-janet-frame-genio-literario-y-locura-6873.html

[2] Janet Frame, Rostros en el agua, Andorra, Trotalibros Editorial, 2022, p. 94.



jueves, 31 de octubre de 2024

Nawal el Saadawi

 




Escritora y doctora egipcia que nace en 1931 en el pueblo de Kafr Tahla, situado en el delta del río Nilo, en una familia acomodada, su papá un funcionario público, su mamá proveniente de una familia de amplios recursos, con la religión islámica en común y como parte de sus tradiciones religiosas ella sufre ablación genital a los seis años de edad, lo cual va a marcar su vida de forma persistente, se vuelve un tema que atiende e investiga, sobre esa práctica dijo que es una mutilación física, mental espiritual y psicológica[1], entonces se convierte en activista y es una de las más importantes y radicales feministas del mundo árabe; ganó el Internacional Inana de Bélgica en 2005 y el de la Paz Sean McBride de la Oficina Internacional de la Paz en Suiza en 2012, además de ser constante candidata al premio nobel de literatura.

     Sus padres deciden darle estudios a todos sus hijos, así que ella estudia medicina en la Universidad de El Cairo, con especialidad en psiquiatría, cuando termina sus estudios comenzó a trabajar en el pueblo, se integró al ministerio de salud, donde logró ver de cerca la situación tan desigual que vive las mujeres en el ámbito rural, y pronto se entera de la violencia, la prostitución, la violación, y la constante mutilación genital, cuyos motivos de dicha práctica van desde la aceptación social, la higiene, una forma de conservar la virginidad, hasta que sea más fácil casar a la mujer y también aumentar el placer sexual masculino pero limitar el de la mujer porque sino se vuelve libertina, la escritora denuncia todos los maltratos que se ejercen en contra de la mujer, es tal su grado de empatía que al proteger a una paciente se mete en problemas y el ministerio de salud la traslada a El Cairo donde logra ser directora de Salud Pública, sin embargo, es despedida debido a su actividad política, perdiendo también su participación en el diario de salud y de la secretaria general adjunta de la Asociación Médica de Egipto. Ella continuo su compromiso con la situación de la mujer y realizó un trabajo de investigación sobre la neurosis en la mujer, junto con la Universidad Ain Shams, también trabajó como asesora de las Naciones Unidas para el Programa de la Mujer en África (CEP).

      Por todo lo anterior es pionera en levantar la voz en sus escritos como protesta sobre lo que le ocurre a la mujer, su actividad la lleva un tiempo a la cárcel durante 1981, debido al cambio de gobierno es perdonada por el nuevo presidente y continua su trabajo literario, en su libro Memorias de la cárcel de mujeres nos cuenta cómo fue detenida en su casa a punta de rifle, sin ley que la respalde, la forma violenta en la cual la detuvieron, tirando su puerta y allanando su espacio sin orden oficial, como si fuese una peligrosa delincuente, cuando su único crimen fue usar la palabra para denunciar todo lo injusto que observa, otro crimen fue romper con el silencio que tolera una sociedad en torno al maltrato como forma normal de relacionarse con la mujer.

     Su actividad política y opositora al régimen no paró, su acción, aunque inofensiva fue mal vista por el régimen, el cual vio como un delito la fundación AWSA (Asociación Solidaria de Mujeres Árabes), además, mostró su oposición a los acuerdos de paz de Camp- David, efectuados entre Egipto e Israel. Unos años más tarde aparece en una lista de personas que deben morir, según el islamismo extremo, así que en 1993 se exilia en EU donde trabaja como profesora en algunas universidades, por ejemplo, Duke University. No pasa mucho tiempo sin que su propósito de vida le haga volver a su país, así ocurre en 1996, donde ya instalada continuó protestando desde su trabajo literario. Otro acto transgresor fue denunciar en varios libros la represión, muerte y brutalidad que causa la ablación genital, lo denunció en el libro Mujeres y sexo, el primero de una serie en los que cuenta las consecuencias, las muertes por mala práctica. El libro fue publicado en 1972 en Beirut, ya que se prohibió en Egipto y a pesar de ello se convirtió en una obra de referencia para el feminismo árabe.

     Una de las causas por las cuales ella toma la escritura como altavoz es para compartir la historia de una mujer condenada a muerte, llevó a un libro llamado Mujer en punto cero, la historia de vida de Firdaus, una joven egipcia que desde temprana edad comienza a ser victima de abuso sexual por parte del tío, y nos presenta las practicas que suelen ser comunes en esta sociedad donde la mujer es moneda de cambio, medio para llegar a otro status social, organismo vivo con el cual se coge sin pagar y sin adquirir ninguna responsabilidad emocional, medio para obtener dinero a través de la explotación sexual, menos un ser digno de respeto, la escritora relata como el poder estudiar más allá de un nivel secundaria o preparatoria sólo era posible para algunas mujeres de familia adinerada, para Firdaus la vida giró en torno al sexo, las mentiras, la hipocresía y la opresión, las tradiciones en torno a la mujer fueron llevándola hacia territorios abusivos que pronto transformaron su inocencia en una furia desgarradora que expresaba liberada: “¿Cuántos años de mi vida transcurrieron antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para disponer de ellos a mi gusto?”[2]

     En esta novela corta Firdaus va de: “una soñadora embaucada”[3] con un título de secundaria al casamiento arreglado por el tío con un anciano que pronto la violenta y castiga sin saber que de esa forma la prepara para querer huir lejos, rumbo a otras bajezas, la violencia continua y en un punto de su relato concluye: “Ninguna mujer puede vivir sin marido y protección; de lo contrario, se acabarían las profesiones de marido y proxeneta”[4] esa realidad la lleva por experiencias humillantes, su vida va en picada hasta la condena, sobre lo cual dice: “No me condenaron a muerte por haber matado a un hombre-miles de personas mueren asesinadas a diario-, sino porque temían que siguiera viva”[5] sin duda, porque Firdaus es la representación de la rebeldía femenina, y en la sociedad egipcia debe ser castigada de acuerdo a los preceptos de la religión, así que es ejecutada en 1974, convencida de ello, seria lo mejor que podría pasarle porque ya había vivido lo suficiente como para no querer más dolor.

   Por todos estos motivos se volvió enemiga del estado, en esa sociedad los temas sobre sexualidad no deben ser tratados abiertamente, ella transgredió esa norma hasta el último de sus libros y no se detuvo a lo largo de su vida. México le dio el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México en el año de 2010. Nawal el Saadawi falleció a los 89 años en El Cairo, como informó el diario Al Masry al Youm, en el que colaboraba. Nos deja un legado digno de aprovechar, esa manera directa de abordar la realidad femenina, sin considerar imposiciones correctivas en Egipto, país que mantiene la ablación femenina hasta hoy día.






[1] Rosas, Paula, “Nawal el Saadawi, la doctora y escritora egipcia que decía ser ‘más libre que Simone de Beauvoir’ y escribió su biografía en rollos de papel higiénico en la cárcel”, BBC News Mundo, 13 abril 2024.  

https://www.bbc.com/mundo/articles/cd10z479evno

[2] Nawal el Saadawi, Mujer en punto cero, Tritivillus, epub, 2017., p.  1099

[3] Ibid., p. 1381

[4] Ibid., p.,1471

[5] Ibid., p. 1609.


viernes, 10 de septiembre de 2021

Asne Seierstad



Es una excepcional escritora y corresponsal de guerra en Europa. Nacida en Oslo, Noruega el 10 de febrero de 1970. Políglota, estudiosa del comportamiento humano y fiel defensora del importante trabajo ejercido por los periodistas en regiones conflictivas, su ardua investigación la ratifica como una autoridad en temas de sobrevivientes en zonas devastadas por luchas internas.

     Sobre cada una de sus misiones como corresponsal ha escrito un libro: Su estancia en Irak se recopila en Ciento y un días, donde narra a detalle cómo es la vida de una reportera de guerra, las represiones, los peligros de estar ahí, sin dejar de lado la historia que dio origen al golpe de estado, el sentir de la gente nativa, el miedo, la incertidumbre, la desazón por la que atraviesan las familias.

     De su experiencia en Afganistán publica El librero de Kabul, un best seller que se traduce a treinta idiomas pese a la demanda por difamación que el librero, Shah Muhammad Rais protagonista, interpuso en su contra. En esta crónica detalla, entre otras muchas circunstancias que debe vivir la mujer, cómo es llevar burka: “Llegué a detestar esta vestimenta porque aprieta la frente y provoca dolor de cabeza, la rejilla limita el campo de visión y dentro huele a cerrado y se suda mucho porque no deja pasar el aire. Hay que andar siempre con cuidado porque una no se ve los pies y se ensucia. La prenda molesta mucho. Pude experimentar que liberación es quitártela al volver a casa”[1]

    Acerca del conflicto en la ex Yugoslavia visita Serbia y surge de su búsqueda De espaldas al mundo donde el testimonio de catorce sobrevivientes es el hilo conductor para acercarnos un poco a cómo se vive una deportación, un extermino, una persecución por ser de una etnia diferente, temas que se creyeron superados en Europa sobresalen en esta región que termina en la disolución del país. Con respecto a la guerra en Chechenia El Ángel de Grozni representa lo que pudo vivir y observar de una acción separatista donde, como en todas las guerras, los niños son fundamentalmente abatidos, las mujeres ignoradas, los periodistas y activistas de derechos humanos tristemente silenciados.

    Un evento impensable ocurrido en su país durante julio de 2011 atrae su atención, los atentados de Utoya y Oslo. Después de una investigación profunda que incluye entrevistas y revisión en la vida del asesino concentra su trabajo en el libro Uno de los nuestros donde reúne datos de sobrevivientes a la matanza de 77 personas por el neonazi noruego.

     Centrando la atención en Afganistán, sobre todo por los dos eventos que ponen en los titulares a este país, uno de ellos, es el aniversario del atentado del 11 de septiembre de 2001, realizado por Al Qaeda y el segundo evento es la acelerada llegada del grupo Talibán a Kabul, el control del país en manos del grupo extremista representa un nuevo retroceso, la escritora reflexiona al respecto:

 ¿Cómo puede haber una democracia en un país donde el 80 o el 90 por ciento de la población es iletrada, en una sociedad donde se queman las escuelas para niñas, donde se asesinan trabajadores humanitarios afganos e internacionales y donde cualquier hombre cabeza de familia les dice a sus parientes por quién votar sin darles opción de elegir? […] (la democracia) tiene que ser construida desde adentro y por eso creo en una sola cosa para Afganistán: educación, educación, educación".[2]

     En resumen, acercarnos al trabajo de una escritora como Asne Seierstad cuyo estilo mezcla crónica,  testimonio y reflexión, nos permite leer la constancia de las atrocidades que provocan las guerras en todos estos ejemplos que ella atestigua, iniciadas por el odio, el ultranacionalismo, el deseo de poder y control, su escritura es un aporte  para todos, es la historia de los efectos desencadenados por las luchas armadas, es un medio para crear conciencia. Nada nos hace más irracionales que la violencia y el acto de someter y reprimir a quienes no comparten nuestro pensar, Asne también es un ejemplo de nobleza, un tipo de bondad que no necesita propaganda para ser formidable, con una parte de sus ganancias de El librero de Kabul construyó una escuela para mujeres en Afganistán, en una entrevista nos cuenta:

Entonces me dije, ¿qué puedo hacer por Afganistán? Así que construí una escuela. Es una escuela de 500 niñas que van en dos turnos, así que son 1000 niñas al día. Lleva 17 años funcionando, así que ha habido muchas niñas. Y muchas de ellas han continuado hasta un nivel superior en Kabul, porque ese es otro de los problemas de la educación en Afganistán, muchas niñas sólo van 3 años, 5 años, 7 años, y luego las casan. Esta escuela da a las niñas la posibilidad de continuar a un nivel superior, mientras que la mayoría no.[3]

     Dicha escritora representa al ser humano dispuesto a dar y hacer, sin que le sea necesario la difusión de sus actos de empatía; como parte de su trabajo periodístico pone el dedo en la llaga y deja claro que: la guerra sigue siendo la protagonista de nuestra historia a pesar de los siglos, de los avances tecnológicos, del progreso en diversos ámbitos, y sin duda, determinará el futuro de las generaciones que la sobreviven.



[1] Asne Seierstad, El librero de Kabul, Maeva, Madrid, 2005.p. 6.  

[2] “La delantera noruega” (10 de septiembre 2021). Semana. https://www.semana.com/la-delantera-noruega/82826-3/

[3] Hadad, M. (04 de septiembre de 2021 ) “Åsne Seierstad, autora de un libro clave sobre Afganistán: “Los talibanes no enviarán a las niñas a casa, pero... ¿qué les enseñarán en los colegios?” https://www.infobae.com/america/mundo/2021/09/04

jueves, 19 de agosto de 2021

Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich


Del nuevo siglo ya llevamos recorrido casi veintiún años, dejamos atrás el envío de cartas, telegramas, giros en el servicio postal, la comunicación cambio. Siendo aún joven el siglo se vio encantado por las relaciones a través de las redes sociales, los memes, los videos, lo que ofertan las plataformas para ver series, películas, además de una enorme cantidad de documentales, todo eso nos recuerda una y otra vez que ahora todo lo visual predomina, se deja de lado la escritura, la lectura parece obsoleta, todo el ritual que representaba tomar un libro colocarle un separador conforme lo ibas conociendo, subrayar una frase que sobrepasa el sentimiento del autor y te emocionaba, no es ya una práctica común.

     Sin embargo, el trabajo de Svetlana Aleksiévich tiene una forma de narrativa que conserva las practicas del siglo pasado, la conversación, la investigación, el análisis de los hechos, la búsqueda de los protagonistas. No es la única escritora que emplea esta forma de hacer literatura, eso esta claro, pero si es una mujer que ha sobrellevado la censura de su obra que incomodó la reputación del socialismo en la URSS, ahora Rusia, país agobiado por varias guerras.

     Esta introducción sobre algunos visibles cambios en el siglo son el primer acercamiento a la creadora que nace en el siglo XIX, cuyas vivencias desde muy pequeña están relacionadas con la guerra, entre los juegos, los libros en las bibliotecas y las anécdotas de su abuela conoció lo que portaba la guerra: muerte. Ese primer acercamiento marcó su trabajo, ejemplo de una literatura que mira de cerca al ser humano, busca por medio de la charla desentrañar los hechos que le inquietan y los lleva a un análisis más allá del acontecimiento, pues presenta personajes con sentimientos y vivencias adornados por un tratamiento narrativo que transforma el lenguaje en un espacio empático, filosófico, dispuesto a explicar la desolación con toda la finalidad de no dejarlos en el silencio de las casas, asilos o granjas; su trabajo escarba lo enterrado, le da forma para que se entienda su razón sin ser olvidado.

          Svetlana nace en Bielorrusia el 31 de mayo de 1948, hija de profesores rurales, desde pequeña su refugio fueron los libros. Al crecer estudió periodismo en la Universidad de Minsk, Ucrania, donde tuvo una muy activa participación con diversas publicaciones que van desde poesía hasta cuento, pero lo que ella buscaba estaba muy adentro de su patria, así es como inicia su recorrido por la unión soviética.

          Seguramente su estilo es una de las razones por las cuales fue ganadora del premio nobel otorgado en 2015, ya que cada uno de sus libros retrata los dramas a su alrededor, comenzaré mencionando su libro más conocido Voces de Chernóbil publicado en 1997, del cual se basó la exitosa mini serie “Chernobyl” producida por HBO.

     Su trabajo como escritora se conoce como periodismo literario, donde se combina la investigación de un suceso histórico con las técnicas narrativas. En dicho estilo la escritora es especialista. Menciono otro sobresaliente trabajo que nace de su contacto con los repatriados de Afganistán, los que vuelven de la guerra, sin dejarla atrás, con ellos se sienta, escucha sus experiencias y nace el libro, Los muchachos de zinc, voces soviéticas de la guerra de Afganistán, publicado en 1989. En una parte de este libro Svetlana confiesa: “Yo rastreo el sentimiento, no el suceso. Cómo se desarrollan nuestros sentimientos, no los hechos. Probablemente lo que yo estoy haciendo se parece a la labor de un historiador, soy una historiadora de lo etéreo […] Eso es a lo que yo me dedico desesperadamente (libro tras libro): a disminuir la historia hasta que toma una dimensión humana.”[1]    

       Acá se reúnen los sobrevivientes olvidados por el estado, madres, esposas, veteranos incapacitados, con sus argumentos da forma a un libro repleto de aflicción, donde la soledad, la pérdida y la enfermedad son el centro de las vidas de aquellos seres a quienes la autora rescata del olvido diciendo:

En los últimos años ha desaparecido del mapa del mundo, de la Historia, el imperio comunista que los envió allí para matar y para morir. Ya no existe. Primero a la guerra la empezaron a llamar tímidamente “error político” y luego la llamaron “crimen”. Ahora todos quieren olvidar Afganistán. Olvidar a estas madres, olvidar a los muchachos… El olvido es una forma de mentira. Las madres se han quedado solas frente a las tumbas de sus hijos. Ni siquiera cuentan con el consuelo de que la muerte de sus hijos no fue inútil.[2]

    Otro determinante trabajo, a partir del recorrido por su nación es un acercamiento a las mujeres que participaron en la segunda guerra mundial, La guerra no tiene rostro de mujer cuya publicación sale a la luz en 1985, cuarenta años después de concluida la contienda; la escritora atiende en este libro las palabras de las sobrevivientes: instructoras sanitarias, francotiradoras, tiradoras de ametralladora, comandantas de cañón antiaéreo, zapadoras, enfermeras, conductoras, técnicas sanitarias, etc., nos deja conocer su voz, su reclamo, su anécdota que no tenía como prioridad ganar, sino liberar esa postura testimonial que vio como la humanidad se perdía en cada ataque y con cada muerte, al describir como las ganas de vivir se quedaron entre los ladrillos rotos llenos de hollín, esas voces, cuya reacción ante la oportunidad de seguir con vida, las cubrió con la indiferencia.

     Comienza su investigación con un enorme trabajo periodístico de interrogatorios, revisión y búsqueda en granjas, asilos y casas solitarias, encuentra a las sobrevivientes que participaron en dicho evento. Lo más visible es la determinación por lograr que se escuchen los testimonios de las mujeres, por ello comenta: “Todo lo que sabemos de la guerra, lo sabemos por la «voz masculina». Todos somos prisioneros de las percepciones y sensaciones «masculinas». De las palabras «masculinas». Las mujeres mientras tanto guardan silencio.”[3]            

      La polifónica recopilación que logra la escritora es una suma que pocas veces se logró reunir, son ellas y nada más ellas las que relatan la nausea que provoca ver un naufragio de cuerpos sin vida, son quienes al conocerla sintieron la necesidad de ya no guardar silencio, liberando así, entre llantos, plegarias y nostalgia todo aquello que el mundo debería entender. La escritora escuchó las anécdotas, fue tejiendo la reflexión y el pesar que permanecía dormido pero que ahora conocemos, esa experiencia de la mujer en la guerra, que para algunas comenzó con el entrenamiento, para otras con las incursiones donde veían caer a sus iguales, y en algunas más todavía se resguarda en sus casas, en su ser.

     La guerra no tiene rostro de mujer, eso es concluyente, ante tal afirmación el libro es un ejemplo del tipo de divulgación que necesita madurarse con tiempo al comenzar la exploración exhaustiva, luego las charlas, atención conectada a lo que se expresa, sintiendo de cerca la vibración y la agonía que produce cada recuerdo. Su propuesta narrativa no podría construirse con el tipo de comunicación que se ha instalado en este siglo, es un estilo madurado por su formación y gusto particular de escribir, así que busca su trabajo, escucha en él la voz femenina que oculta estuvo, o esta, o a diario se va liberando gracias a quienes la desentrañan, en este grandioso ejemplo es Svetlana quien demanda por medio de sus libros el reconocimiento de esa parte herida de su nación, pese a la censura que un Estado socialista ejerció.

 

 


 

 

 

 

 



[1] Alekciévich, Svetlana, Los muchachos de zinc, voces soviéticas de la guerra de AfganistánBarcelona, Debate, 2016, pág. 29. 

[2] Ibíd, pag. 309.

[3] Alekciévich, Svetlana, La guerra no tiene rostro de mujerBarcelona, Debate, 2015, pág. 06. 

 


sábado, 22 de abril de 2017

Anaïs Nin


Escritora nacida en Neville, Francia, el 21 de febrero del año de 1903, bajo el nombre de Angela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin Culmell, de madre cubana y padre cubano español crece en un ambiente sociocultural diverso, vive el Cuba, Paris, New York, Los Ángeles,  ella es la representante de la literatura erótica femenina del siglo XX. Su escritura es un rompimiento con todo lo que en ese momento somete y margina a la mujer.
      Comienza a escribir sus diarios a la edad de trece años, donde acumula experiencias que la llevan a reflexionar en torno al patriarcado, la situación de la mujer, su soledad la forman como una escritora que transgrede los límites impuestos. Amante de Henry Miller y su esposa June, amiga de Antonin Artaud, Salvador Dalí, Gore Vidal y muchos más dejan claro su asistencia a los círculos intelectuales de París.
      Su primera publicación fue un ensayo sobre DH Lawrence; después escribe su novela La casa del incesto, pero la temática le impide llegar a la publicación, por lo cual decide pagar ella las ediciones de sus libros de esa forma tanto el público como la crítica comienzan a conocer su trabajo literario. Otras de sus publicaciones son: el libro  Delta de Venus que presenta una fuerte influencia del libro Hindú Kamasutra.
      A partir de los años sesenta publica sus Diarios Amorosos, siete libros donde se exponen diferentes etapas de su vida, los libros tuvieron una buena recepción, con ellos crece su presencia literaria; en sus diarios se devela su postura narcisista, su práctica bisexual, su goce frenético del sexo, su infidelidad y  su pasión, su extrema complacencia pero también su dolor. Los diarios son su obra más importante ya que muestra un estudio psicológico y etnológico de la situación durante la guerra en París y después nos deja ver el ambiente de post guerra en New York.
     Uno de los temas obsesivos en su obra es el incesto, que surge de la relación con su padre quien por su ausencia le inspira una fuerte atracción, más allá de lo normal, tal vez como consecuencia del abandono una carencia la lleva a la búsqueda del reencuentro con su progenitor, por fin su postura patológica se queda en el diván de un psicoanalista cuyo nombre es Otto Rank, discípulo de Sigmund Freud.
     La constante exaltación del amor, del cuidado en la relación y la profundidad del sentimiento desencadenado del orgasmo, el tabú de la sexualidad femenina y el segundo tabú: el incesto hacen de ella una pieza clave para la literatura feminista. En la década de los ochenta se publican Los diarios tempranos, reunidos en cuatro volúmenes, donde la duda y la certeza se exponen.
       Su vida se desarrolla durante más tiempo en EU, forma parte de la Academia de las Artes y las Letras de dicho país, es una escritora de literatura erótica, llena de seducción, experiencias pasionales, instintiva. Para Anais Nïs el amor era un centro que no pierde la vida por muerte natural, todo lo que marchita al amor no viene con él, por lo cual promueve la gracia del afortunado suceso que es el amor y con la misma pasión analiza su ser y nos revela: “Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés”[1]
     Muere en los Ángeles California un 14 de enero de 1977, tras de sí deja una obra feminista, llena de paradigmas, apasionada, critica, congruente con su ser.

















[1] Anais Nin Diarios, Barcelona, Plaza y Janés, 1987.
















sábado, 28 de febrero de 2015

Fatema Mernissi

Es una escritora, historiadora y socióloga marroquí cuya educación inició en un harén y concluyó su formación como doctora en sociología por la universidad de Brandeis, E.U. Aborda en sus obras los puntos medulares de la sociedad en la cual creció: las visibles diferencias entre hombre y mujer. La escritora brinda otra visión de la autonomía femenina en Medio Oriente ya que reconoce que la mujer marroquí realiza un buen número de actividades poco comunes para la mujer en esa sociedad, pero durante el siglo XX fueron reclamando como parte de las tendencias feminista.
     En 2003 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de letras; en 2004 recibe en Holanda el premio “Erasmus-Príncipe Bernardo y en 2005 El Premio de la Cultura Mediterránea de la Maison de la Mediterranée. Sus principales obras son: Sexo, ideología e islam (1975); El harén político: el profeta y las mujeres (1987); Sultanas olvidadas (1990); Marruecos a través de las mujeres (1991); Sueños en el umbral (1998); El harén en occidente (2001) y  El hijo de Penélope (2004).


      A través de la obra Sueños en el umbral la autora recrea las primeras enseñanzas sobre las diferencias entre los géneros, el conocimiento llegó a ella principalmente por mujeres como lo cuenta a lo largo del libro. En él se demuestra la existencia de una corriente feminista desde el siglo XIX, los principales ejemplos son: la primera publicación del escritor egipcio Qacem Amin que publicó en 1885 el libro llamado La liberación de las mujeres en el cual el autor expone que la necesidad de ocultar a la mujer es por las inseguridades del hombre árabe; más adelante cuanta sobre la poetisa Aisha Taymour nacida en Egipto en 1840 y escribió siempre en contra del uso del velo y también se menciona  a otra pionera feminista llamada Zaynab Fawwaz nacida en 1860 que publicó en la prensa árabe poemas  con ideas opuestas a la reclusión femenina y al terco uso del velo.
     Ellas son ejemplos de fuertes mujeres que Fatema conoce en la infancia y juventud y de las cuales aprende, visten del mismo color, pues según una tradición de la cultura árabe las mujeres que suelen tener ideas similares, visten igual para dejar en claro su hermandad de pensamiento. Sus primeros años  son de formación feminista, observa y analiza, como su tía le dijo: “¡Escuchar con los labios sellados, los ojos bien abiertos y los oídos atentos puede aportar más magia a tu vida que tanto merodear en la terraza espiando a Venus y atisbando la luna llena!”[1]
     Su obra alude a la importancia que debemos dar las mujeres a la necesaria ayuda, mirar más allá de nuestra cultura y apariencia, hacernos una sola mujer. La autora apuesta por la solidaridad femenina que rompa incluso esas barreras culturales e ideológicas que nos separan.  Sus obras son un ejemplo de la lucha a la cual se enfrentan las musulmanas, quienes tienen en ella una comprometida e incansable escritora feminista que promueve cambios.






[1] Fatema Mernissi, Sueños en el umbral, Barcelona, Quinteto, 2003, p., 208.

domingo, 18 de mayo de 2014

Elena Poniatowska


Justo un 19 de mayo nació Elena Poniatowska, escritora mexicana autora de innumerables libros en los cuales se asoma su preferencia política de izquierda, los temas principales de su obra son una muestra  de la circunstancia vivida por la mujer en la sociedad mexicana, la injusticia, la denuncia social, la literatura y otras cuestiones socioculturales que le permiten crear un trabajo con una investigación para ennoblecer su labor intelectual.
     Su andanza literaria incluye obras de teatro, cuento, novela, crónica, testimonio, etnografía,  historia o narrativa. Entre los libros imprescindibles de leer están: La noche de Tlatelolco en donde muestra la tragedia en la matanza de Tlatelolco  a través de las voces liberadas de algunos testigos; en 1969 presenta el libro Hasta no verte Jesús sobre las experiencias de vida de una lavandera;  de 1978 su libro Querido Diego te abraza Quiela; sobre el terremoto de 1985 en México su trabajo literario Nada, nadie: las voces del temblor  presenta una crónica vibrante sobre lo que sucede después de la tragedia; otros títulos de su autoría son Tinísima y Leonora, éste último sobre la vida de la pintora surrealista Leonora Carrington.


    Elena Poniatowska a lo largo de su vida laboral ha sido distinguida con diverso reconocimientos por su importante legado literario, el más reciente fue el premio Cervantes 2013. Su actividad política la ha llevado a vincularse con el principal movimiento de izquierda encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Es una mujer escritora que no duda en mostrar  la perspectiva femenina por medio de diversos acercamientos a vidas y mujeres, cuya presencia en la historia cultural de México  fue notoria. 





Han Kang

  Escritora surcoreana nacida el 27 de noviembre de 1970 en el seno de una familia de formación literaria, desde su padre novelista, hasta s...