domingo, 16 de enero de 2022

Briceida Cuevas Cob

 


¿Cómo será nacer en una realidad que no tiene determinada el estilo de vida neoliberal de crecer, estudiar, terminar una carrera y conseguir un empleo con horario establecido, o ampliado de acuerdo con las exigencias de la empresa? y así hasta obtener los beneficios de un contexto creado en torno al dinero con el cual llegará la casa, el auto, el estatus para consumir una y mil veces lo que la publicidad nos salpica en la cara a través de los medios de comunicación. Es muy seguro que eso no es algo que las comunidades indígenas tengan presente, hoy nos acercaremos a una escritora en lengua originaria, apenas como una introducción a este estilo y género.

     Ella crece dentro de una comunidad maya, ahí siembra su identidad con cada relato y enseñanza de los ancianos, de las historias propias de todos los representantes mayas en su vida y en su historia. Florece aferrada a la tierra, sus ciclos, sus raíces con la naturaleza y la veneración de ella: el sol, la lluvia, los frutos de su cosecha, el viento, la enorme influencia de todo ello da forma a su cosmovisión.

     Briceida Cuevas Cob nace en Tepakán, en el estado de Campeche el 12 de julio de 1969, hizo estudios de comercio, fue asesora lingüística en el Instituto Estatal de la Educación para Adultos (IEEA) como responsable del programa de alfabetización, además es una de las fundadoras de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas de México espacio por medio del cual se impulsa la resignificación de las identidades de los pueblos indígenas y su representación en la literatura. En México tenemos poetas: mayas, zapotecas, nahuas, tsotsiles, mixtecas, otomíes, purépechas, mazatecas, seris y yoremes. Ella tiene en su bibliografía los libros El quejido del perro en su existencia de 1995; Como el sol publicado en 1998; Del dobladillo de mi ropa poemario publicado en 2008 y Escribiendo la lluvia de 2011.  

     La poetisa Briceida Cuevas Cob escribe en su natal lengua maya yucateco, su poesía es breve por lo regular, con ella da a conocer sus inquietudes, sus cotidianidades, sus modos de ver el mundo que construye en torno a su herencia, mezcla la forma de la tradición oral con la forma de escribir de esa comunidad para dar origen a su estilo:

                           Muestra la casa sus costillas

                          humedecidas por el frío.    

                          De sus cabellos de palma

                          gotean resquicios de alegrías.[1]

 Claro, en la literatura de los pueblos originarios la naturaleza es un escenario primordial en sus metáforas y figuras retóricas cuya presencia deja en claro una forma de ver diferente a la que conocemos en la ciudad. En su memoria se abrigan los detalles que el viento le da a conocer en cada parte de sus etapas, en su historia tan golpeada, en su discurso nutrido de los relatos ancestrales y cada una de las criaturas que forman ese entorno. Otros instrumentos empleados para su poesía son son símbolos destacados en su cultura: el sol y la luna:                       

                           Pinta la luna las tumbas del camposanto

   que ha comenzado a masticar la maleza.

   El búho

   ensaya un canto a la vida.

   Se niega a presagiar su propia muerte[2].

     Pero sin duda, en la poética de Briceida persiste la voz femenina, el sentir de mujer es su más importante figura ontológica por medio de la cual niega y a su vez reafirma su presencia abrazada a los versos donde se ve la analogía con la tierra y algunas menciones sobre estereotipos determinados desde el patriarcado y la religión dogmática:

   ¿dónde te hallas cuando al parir se desprenden

   con dolor mis entrañas?

   ¿Dónde te encuentras, Eva?

   ¿Desde qué nube acechas a que me resbale

   por la cáscara del plátano que tiraste

   en mi camino?[3]

          Como nos han aclarado los estudios etnológicos el pensamiento indígena se aleja de la lógica gestada en la sociedad que conocemos, podemos verlo claramente en la poesía de Briceida pintada de creencias, mitos, rituales, lo intuitivo y lo fundacional donde cada elemento natural es parte vital y mágica en cada momento, todo ello se lleva a las palabras valoradas como un medio significativo cuyo efecto vigoriza el pasado, el presente y el futuro:

   Me pica y repica la lengua ortigosa de las mujeres.

   ¡Qué me importa!

   ¡No siento dolor!

   Me inserta y reinserta en la espalda sus ojos chukumes*[4] los

   [hombres.

   ¡Qué me importa!

   ¡Yo te amo con mis huesos!

   ¿Qué diablos me importa si tu amor va hasta el infierno,

   si a tu lado voy?[5]

     Briceida Cuevas Cob es una representante de la amplia lista de mujeres indígenas en la literatura, que con fuerza y determinación prueban su brío apoyadas por editoriales estatales o emergentes para recorrer el camino junto a sus versos y permitirnos a los mestizos conocer sus propuestas y cosmovisión.


  

[1] Cuevas Cob, Briceida, Ti’ u billil in nook’/Del dobladillo de mi ropa, México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas., México 2008. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/37201/letras_cdi_dobladillo_ropa.pdf

[2] Ibíd.

[3] Cuevas Cob, Briceida, Je’ Bix k’in. Como el sol, México, Instituto Nacional Indigenista, Letras mayas contemporáneas, 3ra serie, vol. 1, 1998.

[4] Cierto espino grueso como tachuelas.

[5] Cuevas Cob, Briceida, Ti’ u billil in nook’/Del dobladillo de mi ropa, México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas., México 2008. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/37201/letras_cdi_dobladillo_ropa.pdf  

 


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