Novelista,
investigadora, cronista, psicóloga y
profesora venezolana nacida en Caracas el 6 de julio de 1945, pasa sus años de
adolescencia en Madrid, después de la muerte de su madre, pero en 1964 vuelve a
Caracas y se gradúa en psicología en la Universidad Católica Andrés Bello
(UCAB) es fundadora de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, por varios años
ejerce dos profesiones, hasta que
con “Retrato frente al mar” recibe el premio de cuentos anual del diario El
Nacional en 1984 y se decide por la escritura.
A partir de entonces cosecha un buen número de reconocimientos que sólo confirman su destacada importancia en el arte verbal, todo su trabajo literario centra la atención en la voz femenina en medio de diversos contextos históricos, así como en la naturaleza social de la sociedad caraqueña. Su primera novela es El exilio del tiempo escrita en 1990, a esta le siguen Doña Inés contra el olvido publicada en 1992, novela histórica que recibe el premio Pegasus de literatura 1998 a la mejor novela venezolana de la década, la autora ha reconocido que se inspiró en la obra Noticias del imperio del mexicano Fernando del Paso. En ella se da a la tarea de inspeccionar por medio de su personaje principal, Doña Inés, su acercamiento a la historia de su natal Venezuela, acentuando el papel de la mujer en los procesos históricos ante lo cual dice: “El problema no se mitiga escribiendo una novela en la cual la protagonista sea una heroica y maravillosa mujer. No, no tiene nada que ver con eso. La historia de la que estoy hablando no es de las grandes batallas, ni de las independencias y revoluciones, a la que tan aficionados somos los latinoamericanos. La historia es ese tejido social que atraviesa la reproducción y creación cotidiana de la vida que ocurre todos los días”.[1]
Estos rasgos en su narrativa se ubican
dentro de los discursos de la intrahistoria definida esta: “Como una visión de
la historia desde los márgenes del poder y tiene como protagonistas a
personajes cuya tensión entre espacio de experiencia o habitus y horizonte de
espera resulta en una conciencia del subalterno de un pasado y de un futuro muy
distante a los de la historia oficial”.[2] Después su libro Malena de cinco mundos
escrita en 1997 juega con el tema de la reencarnación y lleva a su personaje
por cinco momentos históricos; en 1999 Los últimos espectadores del
acorazado Potemkin es merecedora del premio municipal de narrativa del Distrito
Federal y es finalista del certamen Rómulo Gallegos; el libro donde se recopilan
sus ensayos A beneficio de inventario es publicado en el 2000 y en 2001
publica la novela erótica La favorita del señor; ese mismo año recibe el
prestigiado Premio Anna Seghers otorgado por su amplia trayectoria e
importancia.
En el año 2006 publica su novela distópica
Nocturama, donde centra su atención en la identidad desgarrada de Ulises Zero
en medio de un infierno citadino, sombrío, sin memoria. Hay análisis de esta novela
que ven claramente una alegoría decadente de la nación venezolana en sus
alusiones, con un futuro poco prometedor. Dos años después, en 2008 nos presenta
una saga policial llamada La fascinación de la víctima, como muestra de
su gran versatilidad imaginativa, pero sin dejar de lado sus temáticas centrales.
Sobre
la historia de las ideas de su país escribe en 2009 el libro La herencia de
la tribu. Del mito de independencia a la Revolución Bolivariana su aporte
en este trabajo analiza con base psicológica aspectos político-histórico que
busca desentrañar las causas de las actuales circunstancias políticas del
pueblo venezolano en las cuales se entremezclan el mito bolivariano y el mito democrático
pero sobre todo remarca la importancia que tuvo el discurso chavista en el
convencimiento de la población que lo siguió, el desencanto de la clase media,
y el éxodo de un porcentaje importante de población trabajadora. La
escribana del viento es una novela del 2013 centrada en un acontecimiento ocurrido en
el siglo XVII en contra del obispo fray Mauro de Tovar.
Esa
misma voluntad extrema en su comprometida escritura se complementa con sus
artículos en prensa y diversas acciones de resistencia de la sociedad civil en
la asociación “Gente de la cultura” y “Pen Venezuela”, frente al régimen
instaurado en su país, parte de esa aportación es su emblemático libro Diario
en ruinas que va de 1998-2017 y cuya característica es acercarnos a la
realidad venezolana por medio de su crónica bien condimentada de realismo en
torno a la situación política de esa nación. En este libro ella va narrando desde las
elecciones de 1998, como el ambiente y la expectativa que se crea en torno al régimen
chavista se va transformando en algo más allá del aspecto dictatorial, hasta
llegar al totalitarismo mafioso que ignora toda institución existente para
instaurar un descarado saqueo en manos de unos pocos. En Diario en ruinas
reflexiona:
No sé si alguien habrá llevado la cuenta de
todas las instancias creadas desde 1999; de todos los ministerios, viceministros,
estados mayores, de todas las misiones, propósitos, proyectos, iniciativas,
estructuras y subestructuras urbanas y rurales arrumbadas y olvidadas en el
gran archivo de la nada. Valdría la pena el listado, por ejemplo, la ruta de la
empanada, las arepas socialistas, o el cultivo organopónico (o hidropónico) en
la avenida México de Caracas y también el eje Orinoco-Apure; el proyecto bandera
de Jorge Giordani. Nadie cree ya en nada de eso. [3]
Ana Teresa Torres demuestra con su trabajo
la responsabilidad de los intelectuales frente a los movimientos sociales que
agobian una sociedad, y por lo mismo comenta: “El compromiso del escritor
radica en que es un ciudadano. No tiene una obligación distinta a la del resto.
En nuestro caso, que es el que nos interesa ahora, creo que, en general, los
intelectuales han demostrado mucho compromiso, han tenido una actuación
permanente con respecto a la situación del país”.[4]
El pesar que vive su gente lo retrata como fiel reportera de los días que agobian Venezuela por la meritocracia y la elite corrupta urgida por apoderarse de los recursos naturales: en uno de sus escritos y firmado por muchos otros escritores “Libertad bajo palabra. Gente del Libro” en El Nacional el 19 de julio de 2017 nos recuerdan: “Nos encontramos, insistimos, en los días más difíciles de la República. Las enfermedades han regresado a las salas de nuestras casas; la miseria humana recorre nuestras calles y avenidas, mostrando lo peor de nosotros mismos. Pero aun en este tiempo, nos sostenemos en las luchas libradas a través de la palabra por nuestros ancestros […] Es necesario enfrentar la militarización de la sociedad, a los arrebatados de siempre en nuestra historia, los peores entre nosotros”. [5] No dudes en aproximarte a su palabra, a su reflexión y análisis, porque estarás acercándote a un conocimiento más real y fundamentado sobre una de las realidades más golpeadas de nuestra América Latina.
[1] Ana Teresa Torres, A beneficio
de inventario, https://www.anateresatorres.com/wp-content/uploads/2015/02/A-beneficio-de-inventario-Memorias-de-Altagracia-2000.pdf
p.87.
[2] Luz Marina Rivas, La novela
intrahistórica: Tres miradas femeninas de la historia venezolana. Ediciones
el otro, el mismo. Mérida Venezuela, 2004. p.88.
[3] Ana Teresa Torres, Diario en
ruinas, p. 12 https://www.anateresatorres.com/wp-content/uploads/2019/07/DIARIO-EN-RUINAS-Ana-Teresa-Torres.pdf.
[4] Diego Arroyo Gil, Entrevista con
Ana Teresa Torres, ¿“Cómo se recompone una sociedad que se ha acostumbrado a
que cualquier crimen es posible?” Runrun es. Jul. 05,2016.https://runrun.es/investigacion/269278/ana-teresa-torres-como-se-recompone-una-sociedad-que-se-ha-acostumbrado-a-que-cualquier-crimen-es-posible/
[5] Ana Teresa Torres, Diario en
ruinas, p. 12 https://www.anateresatorres.com/wp-content/uploads/2019/07/DIARIO-EN-RUINAS-Ana-Teresa-Torres.pdf.
p. 262.
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