Escritora
surcoreana nacida el 27 de noviembre de 1970 en el seno de una familia de formación
literaria, desde su padre novelista, hasta sus hermanos escritores fueron el
primer estímulo para acercarse a las letras, después de ellos, fue su alto
grado de sensibilidad, el cual se incrementó de niña al descubrir unas fotos de
la masacre del levantamiento de Gwangju efectuada en mayo de 1980, donde los
estudiantes pedían el fin de la ley marcial impuesta por el presidente, pero que
terminó en la muerte de cerca de dos mil personas, cifra no oficial, esas fotos
influyeron en su forma de ver la realidad, y por supuesto, en su escritura.
Terminó los estudios superiores en la
universidad de Yonsei, después de ello trabajó un tiempo como reportera y luego
como profesora de escritura creativa en el Instituto de Artes de Seúl hasta
2018. Si bien su primera novela es publicada en su país durante el año 2007, su
presencia en la literatura a nivel internacional fue hasta 2016 con la
traducción al inglés de esa obra. La vegetariana tuvo un recibimiento excepcional,
siendo la primera novela de origen surcoreano en obtener el Premio Booker
International y también al ser seleccionada como uno de los mejores libros recién
publicados.
Después del premio, la novela se traduce a
más de veinte idiomas entre ellos: japones, vietnam, español, polaco, chino,
sueco, francés, holandés, etc. Lo cierto es que este primer trabajo literario es
el resultado de una fijación que Han Kang tuvo con una frase del autor Yi Sang,
destacado poeta, que dice: “Creo que los humanos deberíamos ser plantas” a
partir de esa premisa comienza su búsqueda de sentido en la referencia que le
inquietó, así que escribe un cuento llamado: “El fruto de mi mujer” pero no
quedó satisfecha con el resultado y retomó ese imaginario en torno a las
plantas hasta darle forma a su novela más reconocida, con tres relatos que en
un principio fueron cuentos, como: Mongolian mark, Árbol en llamas, pero que se fusionaron para conformar su novela
La vegetariana.
Han Kang recibe el premio nobel de
literatura en 2024, para sorpresa de muchos, porque su presencia no estaba en
la lista de los finalistas mencionados como favoritos, y fue ella, una mujer
menuda, introvertida, sin maquillaje y de mediana edad la merecedora del máximo
premio literario. El mundo que presenta en sus novelas va más allá de una ficción
lejana a la realidad, en La vegetariana nos muestra una profunda y
reiterada violencia simbólica normalizada hacia las mujeres de su cultura,
Corea del Sur es un país capitalista, muy ocupado en la innovación de
tecnología, sin embargo, en sus relaciones mantiene los roles tradicionales.
Eun Kyung Kang y Patricia Chica Morales
(2024)[1] reconocen en su ensayo que:
“En sus obras, los personajes femeninos realizan un proceso de reconocimiento
de la sociedad en la que se enmarcan y después cambian su actitud y comportamiento.
Es común la denuncia de la violencia y opresión del sistema patriarcal” (p.2)
Retomando
su novela La vegetariana, en ella se visualizan los roles aceptados
dentro del sistema, donde la familia tradicional representa el centro de la
vida de Yeonghye, la protagonista, mujer casada y oscurecida ama de casa con
rutinas establecidas, callada e indiferente ante la vida, hasta que a partir de
un sueño decide dejar de comer carne. El que podría ser un simple cambio de
alimentación en occidente, se transforma en el inicio de un derrumbe familiar y
personal, pues repercute en todo su entorno, y cada uno de sus familiares lucha
por hacerla cambiar de idea, sobre todo por el temor al desprestigio social que
representa esa decisión.
Su determinación va alejando a todos, su
esposo, sus padres, los hermanos, sólo tiene el apoyo de su hermana, tal vez
como símbolo de ese respaldo entre mujeres. El cambio la lleva a una serie de
situaciones en donde su sexualidad y su cuerpo vuelven a ser sometidos a la
violencia del hombre, que, aunque sea sutil, no deja de ser violencia. Ya en
este punto de la novela Yeonghye parece no tener conciencia de lo que hace, la
desaprobación y el rechazo social van aportando para que su salud mental se
vaya deteriorando y no consigue descubrirse en ese mundo es donde siempre ha
sido objeto de alguien, nunca esencia de ella misma.
En general las novelas de Han Kang
muestran esa parte que se mantiene oculta en el oropel de un país desarrollado,
los esquemas que no cambian, los entornos de poder que los validan; otras de
sus novelas son: La clase de griego, Actos humanos, Imposible decir adiós,
también en ellas está presente el silencio impuesto por los condicionamientos
sociales y siempre se aborda la condición humana que va en busca de algo que no
sea el molde asignado.
No sólo desarrolla personajes femeninos,
su creación también describe a los hombres, que ostentan el poder, pero que no
dejan sus traumas y se sienten fuertes con el uso de la violencia que hace más
visible la fragilidad del ser humano. Así de diversa y determinada es su
escritura, sin dejar de narrar ese diario y continuo existir que nos presenta
algunas bellezas, pese a la opresión del gobierno y del peso de la tradición.
Después de conocer su escritura resulta claro
el reconocimiento que ha tenido su trabajo, ya que a través de él revela la voz
de la realidad femenina en Corea del Sur, que si bien, se reconoce como un país
muy próspero por su alto desarrollo tecnológico e industrial, se ignoran temas
como perspectiva de género y respeto a las libertades individuales, pues se
pone en primer lugar el tradicional modo en que está cimentada su cultura.
[1] Eun Kyung Kang y Patricia Chica
Morales, “Mujer, familia y sociedad en la vegetariana de Han Kang” Universidad
de Málaga, 2024, p.2.