Poetisa
y ensayista estadounidense nacida en Boston el 27 de noviembre de 1932, estudió
en la universidad para mujeres Smith College y posteriormente en Newnham
College de Cambridge gracias a una beca, su poesía destaca por el estilo
confesional que desarrolló. Sus principales obras son: El coloso, La campana
de cristal y Ariel. Se sabe que toda su vida lucho con la depresión,
diagnosticada tras un intento de suicidio a los 20 años en 1953, incluso se cree
que sufrió trastorno bipolar, por ello se sometió a tratamientos TEC (terapia
electroconvulsiva) mejor conocida como electroshock, la experiencia la
traumatizó tanto que le generó miedos irracionales y volvió a intentar quitarse
la vida, pero los tratamientos siguieron otro tiempo más.
Sylvia Plath no sólo se distinguía
por eso, ella escribía, pintaba, tocaba el piano y sacaba las mejores notas en
la escuela, en todas sus actividades era perfeccionista. En 1956 conoce al
poeta Ted Hughes y surgió una conexión total, tanto que apenas con dos meses de
conocerse deciden casarse, los unía todo, la pasión por la escritura, la
intensidad de sus sentimientos, y las ganas de seguir su profesión. Después del
casamiento se instalaron en Estados Unidos unos años, Plath impartió clases en
su alma máter, aunque después se mudan a Inglaterra.
Si bien su relación fue intensa, colaborativa
en lo profesional y en lo personal, se enfrentaron al desafío de la enfermedad
de Plath y a las constantes infidelidades de Hughes; esa breve estabilidad
que había conseguido la poeta se diluyó rápidamente, volviendo la depresión notoria en la escritura dolorosa y bella a la vez. En 1960 nace Frieda, al año siguiente
sufre un aborto, según una carta a su terapeuta la Dra. Ruth Barnhouse en la
cual le cuenta que Ted le había dado una paliza dos días antes de ello; no sólo
le envió una carta a su terapeuta, sino una serie de ellas que fueron
publicadas en 2017, en ellas se expone el maltrato que sufrió por parte del
esposo, aún con los problemas en 1962 nace Nicholas, El mismo año del
nacimiento de su segundo hijo, luego de ello realizan una cena para su colega David Wevill, el
poeta canadiense y su esposa Assia Wevill. Como un adolescente excitado, Ted
fijo su atención en Assia, dos semanas más tarde ya eran amantes, y a unos
meses de conocerse se fueron de vacaciones juntos.
Enterada de lo sucedido deciden darse una nueva oportunidad, pero bajo los términos del esposo que incluían su derecho a seguir con aventuras. Sylvia decide separarse, se muda junto con sus hijos al 23 Fitzroy Road, donde vivió W.B. Yeats, el gran poeta inglés, lo cual le entusiasma, pero sólo un poco, después de ese primer respiro se enfrentó a la vida de madre soltera con dos pequeños, sin empleo, con el dolor de la ruptura y la constante depresión trae de nuevo la obsesiva idea de quitarse la vida. Así sucede, la madrugada del 11 de febrero de 1963 se quita la vida con gas, esa noche dejó un desayuno de leche y galletas en la entrada de la habitación de sus hijos, sello la puerta para que no penetrara el gas y después, fue a la cocina, volvió a sellar esa puerta, abrió la llave del horno y metió su cabeza dentro. [1] Esa mañana una enfermera que iba a ayudarla con los niños llegó puntual a la cita y toco la puerta, en la ventana se encontraban llorando los pequeños Frieda y Nicholas quienes al despertar no encontraron a su mamá, en una mesa dejó una nota con la indicación de llamar al doctor Horder y el manuscrito de Ariel, que más tarde sería publicado y recibiría en 1982 el único premio Pulitzer póstumo que se ha dado.
El doctor Gonzalo H. Amador Rivera (2015)
escribe en su ensayo una pregunta central: “¿Las enfermedades son entidades ontológicas
por sí mismas en ausencia de una entidad diferente, es decir un cuerpo?”[2] a partir de ella el autor presenta dos
opciones, una de ellas toma en cuenta situaciones orgánicas capaces de provocar
una necesidad urgente por dejar de vivir, la segunda opción a su pregunta es la
influencia del contexto histórico, biológico y cultural, pues al tratarse de un
trastorno mental se deben considerar diversas condiciones en la persona
suicida, condiciones internas y externas a ella, ¿Qué influencias hicieron que
Sylvia Plath se quitara la vida? Es muy seguro que las dos aportaron a su
decisión.
El trabajo de dicha poetisa abre un análisis sobre temas poco tocados en ese momento, escribía sobre las mujeres
antes de las protestas feministas de los años setenta, puntualizaba sobre la sexualidad,
el cuerpo, los roles en la sociedad y las expectativas impuestas por la cultura,
en contraposición al desarrollo que ella misma no pudo desarrollar, de hecho, creó
personajes de los estereotipos femeninos, entre ellos: la bruja, la mujer fecunda,
la mujer estéril, la seductora, la otra mujer, aquella que acabo con la falsa certeza
sobre el amor de Ted.
Su
capacidad creativa tenía una visión más amplia de la vida y sin embargo, con apenas 30 años de edad se fue. El tema de la muerte
se mantiene como fijación en su obra, muestra de ello es el poema “Lady Lazarus”[3]
Lady
Lazarus
(Fragmento)
Morir
Es
un arte, como cualquier otra cosa.
Yo
lo hago excepcionalmente bien.
Lo
hago para sentirme hasta las heces.
Lo
ejecuto para sentirlo real.
Podemos
decir que poseo el don.
Es
bastante fácil hacerlo en una celda.
Muy
fácil hacerlo y no perder las formas.
Es
el mismo
Retorno
teatral a pleno día
Al
mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
Y
divertido:
“Milagro!”
Que
me liquida.
Luego
una carga a fondo
Para
ojear mis cicatrices, y otra
Para
escucharme el corazón –
De
verdad sigue latiendo.
[1] Carmen Lucía Jijón, “Reflexiones
psicoanalíticas sobre la vida, poesía y muerte de Sylvia Plath”, Universitas
14. Enero/Junio. Pp. 73-97.
[2] Dr. Gonzalo H. Amador Rivera,
“Suicidio: Consideraciones históricas”, Misceláneas, 22 sep. 2015.
[3] Sylvia Plath, Poesía completa,
Visor Libros, Madrid, 2024. P. 87.