Poetisa
estadounidense nacida el 9 de noviembre de 1928, sin una formación
universitaria su trabajo es de una calidad lírica y retórica indiscutible, formo
parte de una familia privilegiada, donde el glamour, las extensas vacaciones en
propiedades familiares, la fiesta y con ella la bebida ilimitada, casi siempre
relacionada con las peleas en casa, los excesos de la madre lejana y fría, su
vida aunque rodeada de comodidades y acceso a la educación estuvo sometida al
torbellino inestable de unos padres alcohólicos y una forma de violencia psicológica
ejercida por el padre que en momentos de embriaguez la insultaba por su aspecto,
sumándose a la problemática los trastornos mentales de su madre.
En ese plástico mundo crece de forma
rebelde y en la adolescencia trata de evitar cualquier tipo de molde que la sociedad
le tuviera reservado, en la escuela destaca en todos los ámbitos, así que va
del lado contrario, deja la escuela, se fuga con el novio en 1948, y en poco
tiempo se convierte en mujer casada. En 1953 nace Linda, su primera hija y en
1955 nace Joyce, ambas niñas crecen más al cuidado de la abuela paterna cuando
no se encontraba su papá, pues todo el tiempo trabajaba y viajaba por temas
laborales, sumando infidelidades a una relación en donde ya se daban las primeras
muestras de violencia. La escritora comienza a presentar etapas depresivas muy
frecuentes, pronto requiere tratamiento psiquiátrico, y comienzan sus intentos
de suicidio.
En 1956 es internada por varias semanas después
de una sobredosis de barbitúricos, es después de ese periodo que comienza a expresar
ante sus amigos y psiquiatra su conflicto por realizar sus funciones como madre,
nunca vio a sus hijas como prioridad, al contrario, puso en primer lugar su
vida, sobre todo cuando empieza a escribir.
En enero de 1957, en una plática con su
psiquiatra comenta su interés por la poesía, él la anima a escribir, ese año
también tuvo un intento de suicidio, una vez que se recuperó una vecina la
acompañó a inscribirse en un taller de poesía impartido en un Centro de
Educación para Adultos. En el estuvo por dos años y supo que la poesía le daba
un segundo aliento y vitalidad. En 1958, cuando tenía treinta años, publica su
primer poema en una revista. Su poesía aborda asuntos de la vida, por eso se
conoce como poesía confesional.
Su reconocimiento como poeta iba en
ascenso, en 1959 más de treinta revistas publicaban sus poemas, asistía a cursos,
conferencias, congresos, en uno de ellos coincide con Sylvia Plath y así comienza
una larga amistad que fue como un vaso de agua fresca en su turbulenta vida
marital en donde no faltaron los golpes y maltratos, esa vida en donde el alcohol
ya era una presencia habitual y la sombra de la enfermedad mental que le
mantenía constantemente en las instituciones mentales se hacía cada vez más
presente.
En 1960, publica su primer libro Al
manicomio y casi de vuelta dejando en evidencia parte de lo que le sucede,
abordando temas que resultaban un tabú, como lo dice su amiga Maxine Kumin: “Hablaba
abiertamente de menstruación, aborto, masturbación, incesto, adulterio y drogadicción
en una época en la que el sentido del decoro no autorizaba a utilizar estos temas
como materia poética” sus libros son una guía de su vida, pensamiento y de temas
que le inquietaban; el segundo libro All my pretty ones se publica en
1962, luego en 1963 viene la noticia del suicidio de su amiga Sylvia Plath, a
la que le dedica un poema que dice:
y desde entonces
esperó
bajo nuestro
corazón, nuestro armario,
y ahora veo que lo
almacenamos
año tras año,
viejos suicidios,
y conozco la
noticia de tu muerte,
un sabor terrible,
como a sal.
(Y yo,
yo también.
Y ahora, Sylvia,
tú otra vez
con la muerte otra
vez
Pero Anne Sexton no se encuentra bien, está
entre la embriaguez y la locura, y de forma obsesiva escribe, en 1966 publica
su libro Vive o muere, ese mismo año sufre una caída de la escalera que
le fractura la cadera, lesión que le deja una ligera cojera, y el consumo de medicamentos
y alcohol se incrementan. Gana el premio Pulitzer en 1967 por el libro de
poesía publicado un año antes, sin embargo, en su entorno nada cambia ni
mejora.
En 1973 para unos días internada, su
condición cada vez se deteriora más, al salir de la rehabilitación decide
divorciarse y cuando sale de su vida Kayo Sexton todo se viene abajo. La escritora
intentó en nueve ocasiones quitarse la vida, en el penúltimo intento le aseguró
a la enfermera: “La próxima vez no tendrás oportunidad de salvarme” y así fue,
el 4 de octubre de 1974 Anne Sexton desayunó con su amiga Maxine Kumin, luego
se dirigió a su casa, llamó para posponer una cita, tomo un vaso de vodka y
otro y otro más, se quitó sus anillos, todo con calma, no había prisa, en ese
momento el tiempo se convirtió en su esclavo y lo usaría justo para lo que ella
quisiera, así que fue en busca del viejo abrigo de su madre, luego directo a la
cochera, subió a su auto, activó el radio, puso el vehículo en marcha y espero
el largo sueño, el monóxido de carbono cumplió con su objetivo cuando ella
tenía 45 años. Posterior a su muerte se publicaron cuatro libros más de su poesía,
la misma que anunciaba y exponía su persistente decisión.
Esperando morir
Ahora que lo
preguntas, no recuerdo muchos días.
Camino metida en
un sobre sin sellos postales para este viaje.
Es así, que como
una lujuria innombrable, soy devuelta.
Aun entonces, no tengo
nada contra la vida.
Conozco bien los
brotes de hierba que mencionas
Y los muebles de
casa que pusiste bajo el sol.
Pero los suicidas
tienen un lenguaje especial.
Así como los
carpinteros quieren saber cuáles herramientas.
Ellos nunca
preguntan para que construir
Dos veces
simplemente me declaré a mí misma
Haber poseído al
enemigo, haber devorado al enemigo,
Tomado sus
artificios, su magia.
De esta forma,
profunda, meditada
Tibia como agua o
aceite
Me he quedado
babeando por el agujero de la boca.
No pienso en mi
cuerpo como si fuera un bordado.
Incluso la córnea
y los residuos de orina se fueron.
Los suicidas están
listos para traicionar al cuerpo.
Aun siendo
abortos, no siempre mueren,
Pero deslumbrados,
no pueden olvidar la dulce droga.
A la cual desde
niños les gustaba mirar y sonreír.
¡introducir toda
esa vida bajo tu lengua!
Eso, por sí mismo,
se convierte en pasión.
La muerte es una
osamenta triste; amoratada, tú lo dijiste,
Y ahora ella
espera por mí año tras año,
Para deshacer
delicadamente un viejo deseo.
Para vaciar mi
aliento de esta mala prisión.
Haciendo un
balance, los suicidas.
Referencias
Juan
Ariel Gómez, (2004), “Anne Sexton: hachazos a un mar helado”, Cuadernos de
literatura, No. 4.
Nelson Rivera, (2024), "Anne Sexton: Psique en llamas", Papel literario, http://www.elnacional.com/papel-literario/.
Anne
Sexton, Esperando morir, https://algundiaenalgunaparte.com/2018/10/04/esperando-morir-anne-sexton/
Anne
Sexton, “La muerte de Sylvia”, https://allpoetry.com/Sylvia's-Death

