La niña decide tomar lápiz y papel, se convierten para ella en objetos
mágicos que le permiten expresarse, por eso escribe de manera oculta;
aunque nunca rechaza la oportunidad de utilizar una servilleta de papel, menos,
cuando la urgencia por escribir no permite más demora, ansia florecer la idea
en el papel, las palabras disciernen en torno a un mismo tema, y el
universo femenino se deja ver.
La
escritora tiene más dificultades para mostrar su obra, en muchas ocasiones
tiene que publicar con un seudónimo, ese fue el caso de escritoras como
Charlotte Brontë, Cecilia Böhl, Teresa de Escoriaza, Caterina Albert, Antonia
Opisso; Mary Ann Evans fue George Eliot y la célebre Armandine Dupin fue George
Sand. La joven entonces se dedica a sobrevivir, sabe que nunca ha sido fácil. El
escribir le apasiona, la dificultad le siembra un deseo, y vuelve a redactar.
En este espacio sobre literatura se dedica tiempo a reconocer el papel de la mujer como artista, con la finalidad de hacer un análisis sobre la recepción de las obras literarias femeninas, así que con el interés de aclarar las preguntas ¿existe la literatura femenina y la masculina? ¿Se debe ignorar el género humano y sólo admitir la existencia de la buena literatura? O ¿en verdad existe una literatura femenina y otra escrita por hombres?
Qué tal si exploramos las ideas literarias en torno a la obra narrativa de mujeres, probablemente
tendremos elementos para responder alguna de éstas preguntas, con el fin de que los comienzos de las escritoras sean menos complicados y las niñas no teman escribir.
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