Poetisa
norteamericana cuya fecha probable de nacimiento fue en 1753, justo en el
contexto de colonialismo y racismo exacerbado porque la economía en ese momento
dependía de la mano de obra gratuita que brindaban los esclavos. Se sabe que
nace en Senegal y en el año 1761 es raptada por los esclavistas y transportada
a Boston, Massachusetts en donde la familia Wheatley la compra para ser empleada
doméstica, tenía ocho años cuando perdió más que su libertad, también perdió el
nombre real, su cultura, su familia, su identidad, porque en una muestra de
banalidad y sin sentido es nombrada Phillis, así como se llamaba la goleta en la
que fue transportada, identificaba como The Phillis y se le dio el
apellido del comerciante que la compró.
Poco
a poco va dejando atrás su pertenencia al país donde nació, sus cantos, sus
rituales, su lengua, su destino en África, cualquiera que hubiera sido era
mejor que ser esclavizada y cosificada en una cultura de blancos acostumbrados
a utilizar la fuerza de trabajo de otras personas tan sólo por el hecho de
tener un color de piel diferente. Ya siendo propiedad de los Wheatley, fue convertida
al cristianismo de la iglesia congregacionalista del viejo sur, tal vez ese
inicio a la enseñanza hizo que notaran su capacidad de aprendizaje, lo que sigue
es admirable pues aprende a leer y escribir en un lapso aproximado de año y
medio, tiempo en el cual ya dominaba el idioma, no sólo ese, su agudeza
intelectual le hizo sobresalir al aprender griego, latín y pronto se encargaría
de enriquecer las reuniones familiares con lecturas de Milton, Virgilio, o
pasajes de la biblia. Poco a poco va ganando el respeto de la familia y amigos,
es así como a los 13 años comienza a escribir poesía, entonces la pequeña
Phillis comienza a dar forma a su nueva identidad: es mujer afrodescendiente,
esclava y también una sensible poetisa.
La familia Wheatley apoya la emancipación de la poetisa una vez que logra defender ante dieciocho intelectuales de la época su conocimiento sobre literatura, ya que no se creía que dichos poemas pudiera escribirlos una mujer, En 1773, viaja a Inglaterra donde se realiza el interrogatorio que fue más parecido a un juicio, algo que no se ha hecho jamás a un hombre que escribe y quiere publicar. A ella se le hizo jurar con la mano sobre la biblia que era la autora del trabajo escrito presentado y que no lo había plagiado, cosa absurda y aberrante una vez que lees lo que escribió, porque se puede notar su condición de mujer cristiana, aculturada, que nos habla sobre el valor de la presencia de Dios en su vida, habla de la muerte, como si fuera nuestro momento de redención, hasta el punto de que se convierte en un tema recurrente en su poesía. Phillis parece tener claro esa condición humana única que nos hermana en el momento final. En cuanto a su estilo la poeta escribe de acuerdo a la época literaria neoclásica que retoma la herencia clásica, podemos sumar a esto algunos versos que presentan rasgos de su identidad, esa brillante muestra de talento le aseguró el sobrenombre de “Esclava intelectual” cuya sensibilidad se muestra así:
SOBRE
SER TRAÍDOS DE ÁFRICA A AMÉRICA
Fue la misericordia
la que me trajo desde mi tierra pagana,
le enseñé a mi alma
ignorante a entender
que hay un Dios, que
hay un salvador también:
no lo conocía ni lo
buscaba, me redimió.
Algunos vieron
nuestra raza azabache con ojos de desprecio,
"Su color tiene
un tinte diabólico".
Recuerden,
Cristianos, Negros, negro como Caín,
púlete
y únete al tren angelical.[1]
Se publica su libro Poemas sobre varios asuntos religiosos y morales, editado en Inglaterra, en él se incluye la declaratoria del tribunal que la evaluó anteriormente, pasando a la historia como la primera mujer afroamericana en publicar un libro de poesía, así como el primer reconocimiento literario para la población afroamericana después de enfrentar todo tipo prejuicios raciales, de clase y de género. Se cuenta sobre su libro que llegó a todas las cúpulas sociales, a personalidades de la época, entre ellas estuvo el político Thomas Jefferson quien comento: “No obstante, entre los negros sólo hay miseria —Dios lo sabe—, pero no poesía’.[2]”. Su libertad coincide con el proceso de independencia en América del Norte, se atreve a enviarle una carta de apoyo a George Washington, quien ya mantenía la lucha, pero aún no estaba convencido de la inclusión, tenía un dilema porque necesitaba recurrir al apoyo de la población afroamericana, pese a su conocida aceptación por la practica esclavista. Phillis le escribe para motivar su interés en continuar la lucha por la libertad del país, el general Washington reconoce su estilo poético, simpatiza con su apoyo, se dice que se conocieron en una visita que la poeta hace a un cuartel, allí lee su poema titulado “A su Excelencia el General Washington”, ella es la primera persona en reconocerlo como el ‘padre del país’.
La grandeza de Phillis Wheatley fue sin
duda un reto enorme en ese momento de marcadas diferencias raciales, la cultura
adoptada en su obra desdibuja todo aquello que pudiera aportar desde su
contexto cultural, pero en realidad ella no conoció a detalle su cultura porque
fue secuestrada siendo una niña, entonces su aporte es más profundo, es parte
de los cimientos culturales de la
literatura, se ve en su trabajo ese marco colectivo del cual el psicólogo y
sociólogo francés Maurice Halbwachs define como: “Collective frameworks are, to
the contrary, precisely the instruments used by the collective memory to
reconstruct an image of the past which is in accord, in each epoch, with the
predominant thoughts of the society,” (“Los marcos colectivos son, por el
contrario, precisamente los instrumentos utilizados por la memoria colectiva
para reconstruir una imagen del pasado que esté de acuerdo, en cada época, con
el pensamiento predominante de la sociedad”). [3] Evidenciando el sentido artístico
en su trabajo literario que se ocupó de abrir camino a las expresiones estéticas
de los afrodescendientes.
Con el primer y único libro que publica no
sólo obtiene la libertad, también pierde la tutela de la familia con la que
vivió, sale a un mundo que funciona en base a la hegemonía y las reglas que el
hombre impone y su brillo se va apagando, sin posibilidad de trabajar o
estudiar se casa con un comerciante con quien tuvo tres hijos, pero ninguno le sobrevivió. El trabajo artístico que sabía hacer no le aseguró una oportunidad
de crecimiento, recurre entonces al trabajo doméstico y busca la forma de salir
adelante, ya sola, sin una red social de apoyo, sin familia, sin esposo. No
sobrevive, la rudeza de la vida, la pobreza y las pérdidas acumuladas la vencen
a los 31 años.
En su honor se han creado diversas formas
de recordarle, de mantenerla viva como parte de una herencia cultural, por ejemplo,
desde 1973 y gracias al impulso de la escritora Margaret Walker se realiza año
con año el Phillis Wheatley Poetry Festival[4]
en la Universidad Estatal de Jackson donde se reúnen importantes autoras afrodescendientes
en un intercambio de conferencias, proyecciones y lecturas en torno a la
pionera cuya obra, Poemas sobre diversos temas, religiosos y morales es
el centro de la celebración, además, forma parte del monumento conmemorativo a
las mujeres de Boston, Massachusetts en donde comparte estadía con Abigail
Adams y Lucy Stone, como reconocimiento a la presencia e importancia de la
mujer afroamericana en la historia de los Estados Unidos.
[1]
Wheatley, Phillis, Poems on various subjects, religious and moral https://wwnorton.com/college/history/america9/brief/docs/PWheatley-Religious_Poems-1773.pdf.
[2] Moratiel, Virginia, “Phillis Wheatley: la
esclava Negra que con su poesía dio nombre a un país.” El vuelo de la
lechuza https://elvuelodelalechuza.com/2021/01/04/phillis-wheatley-la-esclava-negra-que-con-su-poesia-dio-nombre-a-un-pais/
[3] "Strange Longings": Phillis Wheatley and the African
American Literary Imagination, Charita
Elaine Gainey-O’Toole, Harvard University, May 2017. p. 12. https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/40046547/GAINEY-OTOOLE-DISSERTATION-2017.pdf?sequence=4&isAllowed=y