sábado, 27 de julio de 2024

Phillis Wheatley

 

Poetisa norteamericana cuya fecha probable de nacimiento fue en 1753, justo en el contexto de colonialismo y racismo exacerbado porque la economía en ese momento dependía de la mano de obra gratuita que brindaban los esclavos. Se sabe que nace en Senegal y en el año 1761 es raptada por los esclavistas y transportada a Boston, Massachusetts en donde la familia Wheatley la compra para ser empleada doméstica, tenía ocho años cuando perdió más que su libertad, también perdió el nombre real, su cultura, su familia, su identidad, porque en una muestra de banalidad y sin sentido es nombrada Phillis, así como se llamaba la goleta en la que fue transportada, identificaba como The Phillis y se le dio el apellido del comerciante que la compró.  

      Poco a poco va dejando atrás su pertenencia al país donde nació, sus cantos, sus rituales, su lengua, su destino en África, cualquiera que hubiera sido era mejor que ser esclavizada y cosificada en una cultura de blancos acostumbrados a utilizar la fuerza de trabajo de otras personas tan sólo por el hecho de tener un color de piel diferente. Ya siendo propiedad de los Wheatley, fue convertida al cristianismo de la iglesia congregacionalista del viejo sur, tal vez ese inicio a la enseñanza hizo que notaran su capacidad de aprendizaje, lo que sigue es admirable pues aprende a leer y escribir en un lapso aproximado de año y medio, tiempo en el cual ya dominaba el idioma, no sólo ese, su agudeza intelectual le hizo sobresalir al aprender griego, latín y pronto se encargaría de enriquecer las reuniones familiares con lecturas de Milton, Virgilio, o pasajes de la biblia. Poco a poco va ganando el respeto de la familia y amigos, es así como a los 13 años comienza a escribir poesía, entonces la pequeña Phillis comienza a dar forma a su nueva identidad: es mujer afrodescendiente, esclava y también una sensible poetisa. 

      La familia Wheatley apoya la emancipación de la poetisa una vez que logra defender ante dieciocho intelectuales de la época su conocimiento sobre literatura, ya que no se creía que dichos poemas pudiera escribirlos una mujer, En 1773, viaja a Inglaterra donde se realiza el interrogatorio que fue más parecido a un juicio, algo que no se ha hecho jamás a un hombre que escribe y quiere publicar.  A ella se le hizo jurar con la mano sobre la biblia que era la autora del trabajo escrito presentado y que no lo había plagiado, cosa absurda y aberrante una vez que lees lo que escribió, porque se puede notar su condición de mujer cristiana, aculturada, que nos habla sobre el valor de la presencia de Dios en su vida, habla de la muerte, como si fuera nuestro momento de redención, hasta el punto de que se convierte en un tema recurrente en su poesía. Phillis parece tener claro esa condición humana única que nos hermana en el momento final. En cuanto a su estilo la poeta escribe de acuerdo a la época literaria neoclásica que retoma la herencia clásica, podemos sumar a esto algunos versos que presentan rasgos de su identidad, esa brillante muestra de talento le aseguró el sobrenombre de “Esclava intelectual” cuya sensibilidad se muestra así: 

SOBRE SER TRAÍDOS DE ÁFRICA  A  AMÉRICA

Fue la misericordia la que me trajo desde mi tierra pagana,

le enseñé a mi alma ignorante a entender

que hay un Dios, que hay un salvador también:

no lo conocía ni lo buscaba, me redimió.

Algunos vieron nuestra raza azabache con ojos de desprecio,

"Su color tiene un tinte diabólico".

Recuerden, Cristianos, Negros, negro como Caín,

púlete y únete al tren angelical.[1]

     Se publica su libro Poemas sobre varios asuntos religiosos y morales, editado en Inglaterra, en él se incluye la declaratoria del tribunal que la evaluó anteriormente, pasando a la historia como la primera mujer afroamericana en publicar un libro de poesía, así como el primer reconocimiento literario para la población afroamericana después de enfrentar todo tipo prejuicios raciales, de clase y de género. Se cuenta sobre su libro que llegó a todas las cúpulas sociales, a personalidades de la época, entre ellas estuvo el político Thomas Jefferson quien comento: “No obstante, entre los negros sólo hay miseria —Dios lo sabe—, pero no poesía’.[2]”. Su libertad coincide con el proceso de independencia en América del Norte, se atreve a  enviarle una carta de apoyo a George Washington, quien ya mantenía la lucha, pero aún no estaba convencido de la inclusión, tenía un dilema porque necesitaba recurrir al apoyo de la población afroamericana, pese a su conocida aceptación por la practica esclavista. Phillis le escribe para motivar su interés en continuar la lucha por la libertad del país, el general Washington reconoce su estilo poético, simpatiza con su apoyo, se dice que se conocieron en una visita que la poeta hace a un cuartel, allí lee su poema titulado “A su Excelencia el General Washington”, ella es la primera persona en reconocerlo como el ‘padre del país’.

     La grandeza de Phillis Wheatley fue sin duda un reto enorme en ese momento de marcadas diferencias raciales, la cultura adoptada en su obra desdibuja todo aquello que pudiera aportar desde su contexto cultural, pero en realidad ella no conoció a detalle su cultura porque fue secuestrada siendo una niña, entonces su aporte es más profundo, es parte de los cimientos  culturales de la literatura, se ve en su trabajo ese marco colectivo del cual el psicólogo y sociólogo francés Maurice Halbwachs define como: “Collective frameworks are, to the contrary, precisely the instruments used by the collective memory to reconstruct an image of the past which is in accord, in each epoch, with the predominant thoughts of the society,” (“Los marcos colectivos son, por el contrario, precisamente los instrumentos utilizados por la memoria colectiva para reconstruir una imagen del pasado que esté de acuerdo, en cada época, con el pensamiento predominante de la sociedad”). [3] Evidenciando el sentido artístico en su trabajo literario que se ocupó de abrir camino a las expresiones estéticas de los afrodescendientes.

     Con el primer y único libro que publica no sólo obtiene la libertad, también pierde la tutela de la familia con la que vivió, sale a un mundo que funciona en base a la hegemonía y las reglas que el hombre impone y su brillo se va apagando, sin posibilidad de trabajar o estudiar se casa con un comerciante con quien tuvo tres hijos, pero ninguno le sobrevivió. El trabajo artístico que sabía hacer no le aseguró una oportunidad de crecimiento, recurre entonces al trabajo doméstico y busca la forma de salir adelante, ya sola, sin una red social de apoyo, sin familia, sin esposo. No sobrevive, la rudeza de la vida, la pobreza y las pérdidas acumuladas la vencen a los 31 años.

     En su honor se han creado diversas formas de recordarle, de mantenerla viva como parte de una herencia cultural, por ejemplo, desde 1973 y gracias al impulso de la escritora Margaret Walker se realiza año con año el Phillis Wheatley Poetry Festival[4] en la Universidad Estatal de Jackson donde se reúnen importantes autoras afrodescendientes en un intercambio de conferencias, proyecciones y lecturas en torno a la pionera cuya obra, Poemas sobre diversos temas, religiosos y morales es el centro de la celebración, además, forma parte del monumento conmemorativo a las mujeres de Boston, Massachusetts en donde comparte estadía con Abigail Adams y Lucy Stone, como reconocimiento a la presencia e importancia de la mujer afroamericana en la historia de los Estados Unidos.




[1]   Wheatley, Phillis, Poems on various subjects, religious and moral           https://wwnorton.com/college/history/america9/brief/docs/PWheatley-Religious_Poems-1773.pdf.                                     

[2]  Moratiel, Virginia, “Phillis Wheatley: la esclava Negra que con su poesía dio nombre a un país.” El vuelo de la lechuza  https://elvuelodelalechuza.com/2021/01/04/phillis-wheatley-la-esclava-negra-que-con-su-poesia-dio-nombre-a-un-pais/

[3] "Strange Longings": Phillis Wheatley and the African American Literary Imagination, Charita Elaine Gainey-O’Toole, Harvard University, May 2017. p. 12. https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/40046547/GAINEY-OTOOLE-DISSERTATION-2017.pdf?sequence=4&isAllowed=y


domingo, 14 de julio de 2024

Carmen Laforet


Escritora española nacida en Barcelona el 6 de septiembre de 1921 cuyo nombre completo es Carmen Laforet Díaz, pasó toda su niñez en Canarias y a los 18 años vuelve al lugar donde nació es entonces cuando escribe su más conocida novela: Nada (1945). A esta primera novela le siguieron: La isla y los demonios (1952); La mujer nueva (1955); La insolación (1963) y su novela póstuma Al volver la esquina. Entre sus cuentos y novelas cortas están: El piano (1952); La muerta (1952); Un noviazgo (1953); La niña y otros relatos (1970).

      Pero examinemos la novela Nada, la misma que marca su inicio en el mundo de las letras y cuya entrada fue reconocida con el premio Nadal y Premio Fastenrath. Se trata de una narración breve, pero densa en su profundidad ya que se vale de un contexto familiar para representar lo que estaba sucediendo en la España de la posguerra, de hecho es la primera novela publicada después de la época oscura y lastimosa guerra civil, recordemos que el fascismo en el poder reprimió la difusión del arte, se violentó con los escritores de la generación del 27 y también con los de la generación del 36, algunos de los miembros de esta etapa literaria salieron exiliados por la persecución política, los que se quedaron en el país fueron perseguidos y algunos incluso asesinados por los partisanos al servicio de Franco. Al inicio se cuenta la llegada a Barcelona de la protagonista, Andrea, quien siendo niña se va a Canarias y al volver todo le resulta irreconocible, el entorno, la gente, el país, así comienza su trabajo.

     Se considera una novela de aprendizaje, como lo confirma la investigadora Ana María Alonso Fernández al confirmar que: “su argumento gira en torno a la construcción de la personalidad de Andrea y el paso de la adolescencia e inocencia a la madurez tras vivir una serie de acontecimientos. También comparte con este género la visión de la protagonista como un ser diferente al entorno en que se mueve y la presencia de un estilo cargado de lirismo”.[1] Y también se le ha ubicado como novela de autoficción ya que: “los elementos autobiográficos presentes en la novela y destacados a lo largo de estas páginas (edad de la narradora y la autora, ambas van a Barcelona a los dieciocho años a estudiar, después se van de Barcelona, tendencia de las dos a la soledad y la melancolía, sensibilidad hacia la escritura) muestra elementos reales en la vida de la escritora”.[2] Sin embargo, dada la complejidad de la obra no es sólo existencialismo y autoficción o aprendizaje sino que estamos ante una propuesta multifacética y de ninguna manera aislada de lo que sucedía en su patria.

     Su pluma se adentra a la existencia, si, por ello se le reconoce dentro de la corriente literaria llamada realismo social, con un estilo introspectivo nos presenta a una joven huérfana buscando un refugio familiar. Llega a Barcelona a medianoche, con dos maletas, herida, con dudas y a ratos con esa incertidumbre que hace que agonice tu esperanza. Con Carmen Laforet la literatura femenina se vuelve una demostración del andar roto. Pero no perdido de la protagonista, además,  es de importancia significativa el título del libro, ya que la nada en un sentido existencial evoca ese agujero negro de ausencia, de escases, de silencio; el eterno hueco en el pecho que no se llena, su personaje dando tumbos con su identidad a medias, tan joven, tan sola en la oscura, fría y maloliente casa de sus parientes, a quien es encargada y de quienes apenas si recuerda algo, de esta forma se establece una relación que la mantiene en una vida opresiva, incomoda, insegura, incierta. Constantemente atacada con comentarios que juzgan su proceder y ¿Cómo no los va a recibir? Si Andrea rompe con el proceder común de la gente en ese momento, ella busca más de la vida, no está dispuesta a conformarse con un rincón oscuro en la casa de sus parientes, Andrea busca la luz, la plenitud, la verdad.

     Al mismo tiempo que delinea la personalidad de su protagonista, retrata a la sociedad española de posguerra, esa misma ruina moral de los personajes, es el retrato de los defectos de la humanidad en su contexto. Ese mundo confuso e incierto se une al control y presión familiar, también como el reflejo de la situación en la que se encontraba España, deshumanizada e instintiva, casi primitiva en la que los restos humanos se están removiendo y en ese intento es la nada la que sobresale.[3]

     El acercamiento a su estilo está en relación a la vida diaria, la perdida de sus padres, ella sola descubriendo el mundo y lo que encuentra en él es esa vastedad que impone la absoluta ausencia de calidez y armonía, en ese mundo descrito no es posible aquello, en su lugar encuentra: “El hedor que se advertía en toda la casa. Era un olor a porquería de gato. Sentí que me ahogaba”[4], así lo comenta Andrea; ese ahogo se reafirma a medida que reitera una y otra vez la nada y enmarca cada situación que la protagonista sobrevive, es esa nada existencial que anula cualquier estimulo en su desarrollo, esa misma carencia que encuentra dentro y fuera de la casa, contraria a las necesidades de Andrea, la adolescente cuya identidad está surgiendo, pero no tiene de donde sostenerse.  

     La trayectoria de Carmen Laforet se ha sumado a la de grandes escritoras españolas cuya necesidad de retratar las dolencias de su nación producen en la literatura un antes y un después, al momento de la recepción de la novela Nada la sociedad empezaba una reconstrucción, pero como cada quebranto en la vida, reconstruirse no es cosa de unos días y lo primero por lo que hay que comenzar es aceptando todo lo dañado, para, una vez reconocido, rehacerlo, y esa es la parte complicada, porque Carmen Laforet retrata a una sociedad ciega, banal, egoísta. Por ello la importancia de la obra literaria se aclara al ser distinguida como la primera novela femenina moderna de España.

     Después del gran éxito que vive con su primera novela y determinada por un matrimonio con un destacado periodista se fue ensombreciendo su presencia en las letras españolas, así hasta que, después de cinco hijos viene la ruptura, la cual supuso para Carmen Laforet quedarse prácticamente en la calle, sin nada. Una amiga la recibe un tiempo, pues ella no contaba con ingresos económicos, así comienza su declive ¿O fue durante el matrimonio cuando se eclipso?

     La etapa que sigue apenas si puede creerse, va por la vida siendo atraída a una ciénaga oscura que le impedía continuar su escritura, y más grave aún desarrolla una obsesión por su peso, consume pastillas como caramelo y pronto esa neblina mental se manifiesta por algo que ella llamó grafofobia pero que en realidad se ha estudiado era una primera manifestación del síndrome de Mesulam, o afasia progresiva primaria, esto es una dolencia neuronal poco frecuente, producida por una lesión en el lóbulo frontal izquierdo[5] que va creciendo y le impide volver a las letras, presa de dicha enfermedad degenerativa que la había privado de la capacidad de hablar, vivió en una residencia en Majadahonda hasta sus últimos días, fallece a los 82 años el 28 de febrero de 2004. 






[1] Alonso Fernández, Ana María, “Nada de Carmen Laforet: autobiografía, autoficción y novela de

Aprendizaje”, REVISTA ÚRSULA, Núm. 5. 2021: 64-77.

[2] Ibidem

[3] Molly Tun, “Nada de humanidad: El mundo animal de la posguerra española” Entrehojas: Revista de Estudios Hispánicos, Volume 5 Article 7, August 31 2015.

[4] Laforet, Carmen, Nada, Guatemala, Editorial Titivillus, Universidad de Matehuala, ePub base r2.1. p. 7.

[5] Agustín Cerezales Laforet, “Carmen Laforet, mi madre. Después de nada, mucho por descubrir”, XL Semanalhttps://www.abc.es/xlsemanal/historia/carmen-laforet-centenario-escritora-nada-enfermedad-mesulam-vida.html. 01 de septiembre 2021. 

 




lunes, 1 de julio de 2024

Margaret Atwood

 



La trayectoria de esta magnifica escritora es descomunal. Nace en Ottawa, Canadá el 18 de noviembre de 1939, es novelista y poeta, escribe también literatura infantil y ensayos. Se conoce su trabajo literario a partir de los años sesenta, su primera novela publicada sale al mercado en 1969 se llama La mujer comestible, ¿vaya título no crees? esta obra resalta la situación de la mujer que vive siguiendo estereotipos, busca lo mismo que sus amigas: estudiar una carrera para luego no ejercerla, tener un trabajo y asumir que no hay más que hacer, casarse para luego ser infiel, y reprimir lo que realmente quiere, doble angustia en el personaje cuando se muestra su falta de identidad al no saber qué es lo que realmente quiere, la historia se encamina a una inclinada pendiente. Esta novela es considerada proto feminista, sin embargo, no es así ya que lo proto feminista pertenece a los siglos anteriores al Siglo XX[1], sin duda se trata de una novela con una mujer como protagonista y la historia es muy femenina, no feminista porque la trama gira en torno a las decisiones del personaje principal cuya vida refiere maltrato, pero si representa a: “La mujer (que) parecía una figurilla de porcelana, antigua y elegante”[2]. Pasmada ante las situaciones de la vida, a punto de perder la razón.

     Otras de sus principales novelas son: Alias Grace (1996); El cuento de la criada (1985); El asesino ciego (2000); Los testamentos (2019), que representa la parte conclusiva de la novela llamada El cuento de la criada. En cada una de ellas se reconoce una visión crítica muy femenina, expone cual ha sido nuestro trato de forma explícita, además forma parte de un subgénero literario emergente llamado CLI- FI[3],  el escritor Dan Bloom es quien acuña el término en 2007 por su nombre en inglés climate fiction o ficción climática, estilo que centra su atención en incluir algún aspecto de la crisis climática que nos afecta a nivel mundial, ella comenta en una entrevista su interés en escribir sobre el tema con el fin de concientizar a los lectores sobre lo que está pasando, también reconoce su activismo en este ámbito y llama a sumar esfuerzos para lograr cambios al respecto.

     Una novela de obligada mención, sobre todo porque salta del papel a la pantalla y se convierte en una de las series de ciencia ficción más exitosas desde su primera temporada en 2017, me refiero a El cuento de la criada que plantea una historia en un futuro distópico en donde, debido a los estragos de la civilización,  la fertilidad femenina disminuye y el grupo en el poder, apegado a la religión, todos ellos hombres de bien consideran buena idea hacer esclavas sexuales a ese porcentaje de mujeres que todavía es fértil, pues esta premisa  es la que plantea Margaret Atwood en su novela, la misma que se mantiene a través de cinco temporadas y la sexta en producción, en ellas la escritora se encarga del guion.

     Su estilo muestra una clara estética posmoderna, está presenta la ficción especulativa, es decir que no es del todo ficción porque en algún momento algunas de sus historias pueden volverse realidad. La fluidez con la que narra hace fácil adentrarte a las temáticas casi siempre distópicas, alucinantes e irracionales en un alto nivel porque los mundos que crea en su literatura presentan un ser humano del todo deshumanizado y marcando extremas diferencias en el trato hacia la mujer.   

      La escritora admite sus dificultades al principio de su búsqueda de estilo ya que, su país nacido en el siglo XIX, pues fue en 1867 cuando se le reconoce como nación independiente a pesar de tener en su territorio a grupos ingleses, franceses, aparte de los inmigrantes y la fuerte presencia de indígenas, por lo cual era muy complicado hablar de una identidad, por las dos principales tradiciones literarias, francesa e inglesa, esto sólo fue al principio de su quehacer literario, ya que fue alumna de Northrop Frye, reconocido teórico y crítico literario canadiense, quien trabajo para desentrañar este revoltijo de culturas. Una de sus más importantes posturas teóricas sostiene que la literatura, el desarrollo cultural y la identidad están unidos, esto sienta las bases de una identidad literaria canadiense, después de todo, la mezcla étnica dentro de una nación está presente en muchos otros países.

       Su proyección como escritora es admirable en todos los sentidos, a sus 86 años sigue escribiendo, dando conferencias, trabajando en el guion de su obra y más, Atwood quien a lo largo de su obra ha buscado plasmar con imágenes los escenarios únicos de un mundo en decadencia que quisiéramos muy lejano, pero maliciosamente posible, ese futuro en donde vuelven las ciudades amuralladas, los estados totalitarios con esos paisajes de la ficción histórica que ella desarrolla de manera genial. Espero que esta presentación te acerque a su lectura donde te aseguro encontrarás una infinidad de tramas, mundos desgarradores y sobre todo excepcionales.






Nawal el Saadawi

  Escritora y doctora egipcia que nace en 1931 en el pueblo de Kafr Tahla, situado en el delta del río Nilo, en una familia acomodada, su ...