martes, 17 de junio de 2014

Amparo Dávila



 La obra de la escritora Amparo Dávila, es corta pero muy rica en atmósferas enigmáticas, como en su libro Tiempo destrozado donde se ubica el tema del matrimonio en varios cuentos; aunque su escritura muestra características de la literatura fantástica  el discurso se despliega dentro de un ambiente cotidiano, se acerca a los escenarios donde según nuestro rol determinado, la mujer busca el significado de la vida: el hogar, la maternidad, el matrimonio, etc.
    En su cuento llamado El huésped, se plantea  una vínculo de pareja acabado por la falta de comunicación,  la mujer se ve inmiscuida en una lucha cuando su esposo lleva a  casa un ser extraño, ese ente comienza a quitarles la calma a quienes habitan la casa, que en menor tiempo la hace el hombre. Después de un ataque  hacia los niños, las protagonistas deciden eliminar al sujeto siniestro. La voz de la mujer refleja el desencanto cuando reflexiona: “Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos hijos y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble” (19). [1]   
    Esa situación  es un constante en la literatura de las escritoras, así como en la vida de las mujeres casadas, es un hecho  vivencial llevado a la obra. La figura masculina ejerce un poder mayor,  no se puede dejar de mencionar temas como la sexualidad y la violencia dentro del maridaje, que aún en la actualidad lo experimenta el 45% de  las mujeres en México.
      Las costumbres que guiaron a la formación de diferencias entre los géneros,  han sido más apoyadas por la cultura de lo que pudiéramos creer, es el hombre quien gobierna, por favor piensa en Eva siendo formada a partir de la costilla de Adán, ahí se encuentra el primer elemento para justificar la desigualdad, para determinar espacios, para poner limites entre lo que hace  un hombre y una mujer.
     El seguimiento de una temática cercana a las prácticas femeninas, parece coincidir más a menudo en la literatura de las escritoras de lo que se difunde; el tema de  la unión matrimonial ha sido tratado de forma extensa, quizás para establecer el arquetipo cultural elaborado alrededor de ella, y trazar el boceto anticipado de una circunstancia de vida que nos discriminará de modo sutil  pero constante. El escritor hombre no se encuentra ante este panorama de trato desigual establecido desde las instituciones, por ello me atrevo a decir que los distintos contextos nos disponen para escribir desde una existencia única, con claras diferencias.


 





[1] Dávila, Amparo. Tiempo destrozado. México: FCE, 1970.

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