Escritora
inglesa del siglo XVIII, feminista convencida de que la clave para la
emancipación de las mujeres es la educación, que la lleve a la independencia
económica y la igualdad en derechos. Alzó la voz en contra del patriarcado que
trataba a las mujeres sólo como amantes y pocas veces como acompañantes. Su
infancia junto a un padre violento estimula en ella la búsqueda de un trato
justo, inspirado por el respeto y la libertad de elección, lejos de las simples
gracias artificiales.
Crece en la sociedad victoriana, pero en
un momento importante de la Ilustración, cuando se incluye a la mujer en el
rimbombante lema de igualdad, libertad fraternidad que surge de la Revolución Francesa. En esa
nueva sociedad todavía la mujer no es integrada del todo al ámbito laboral, ya
que aún debe ser el “ángel doméstico”, pues a causa de ciertas teorías también
se le reconoce de forma abierta como inferior al hombre.
Su versátil labor como costurera,
profesora, dama de compañía, niñera y escritora enriquecen la experiencia en
diferentes ámbitos propios para la mujer, gracias a todos ellos pudo analizar
directamente su situación y es como decide emplear las letras como parte esencial
de su crecimiento. Publica su primera obra llamada Reflexiones para la educación de las niñas en 1787, luego de ello
comienza su colaboración en la revista The analytical Review acerca de obras literarias
e incluso filosóficas, ahí conoce a Voltaire, Rousseau, D’Alembert, y más
adelante se relaciona con Blake, Paine y Goldwin.
En
ese momento histórico una de las influencias más determinantes en la educación
es la de Jacques Rousseau que publica en 1762 Emilio, libro que adoctrina sobre el hombre racional, el niño y la
educación de la mujer centrada en las necesidades del hombre, su preparación
tenía como único objetivo hacerlo feliz.
Mary Wollstonecraft se niega a ser tal y
como las teorías de Rousseau lo determinan, es una conocida adversaria de su
discurso patriarcal que limita el desarrollo de las féminas; su obra
ensayística enfrenta las ideas que justifican el sometimiento, así que en
1792 dar a conocer la obra Vindicación de
los derechos de las mujeres, la cual surge en un contexto revolucionario,
por medio de ella no sólo cuestiona la educación, también da sus argumentos
opositores acerca de la esclavitud y los privilegios de las clases altas, con
ese libro comienza la protesta feminista en Inglaterra; la autora enfrenta por
medio de su trabajo ensayístico al hombre y dice: la mujer no sólo es un ser
moral, también es racional y por tal motivo tiene el mismo derecho de cultivar
su lado intelectual, trabajar, ser remunerada y poder elegir su futuro.
Se
casa con el filósofo anarquista William Godwin, con el cual tiene una hija
llamada Mary Shelley, la gótica escritora de Frankenstein. Un año después de su muerte su esposo publica Memorias de la autora de los derechos de la
mujer.
Deberán trascurrir muchos años para que esas
protestas de reconocimiento femenino logren llevarse a cabo, aunque sea de forma parcial, ya que su postura
ideológica también se enfrentó con la postura liberal de John Stuart Mill,
quien en 1869 publica en compañía de su esposa El sometimiento de la mujer, donde se determina la naturaleza de
obediencia de la mujer y se presentan las actividades que puede realizar, así
como los límites establecidos por el hombre; por supuesto su trabajo prepara el
camino a las feministas del mundo entero que están dispuestas a probar lo
contrario a la obediencia, Mary Wollstonecraft sin duda fue una escritora de
faldas bien puestas y pensamientos agudos, contrario al comportamiento de la
época en la cual vivió.
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