miércoles, 3 de agosto de 2016

Autoras infractoras: María Carolina Geel.



Espero disculpen mi tardanza, la vida me puso muchas pruebas difíciles de superar pero vuelvo con más ganas a compartirles literatura femenina, gracias por su lectura.
     Tuve el gusto de contarles la corta vida y obra de Albertine Sarrazin, escritora francesa que nos lleva de paso al mundo de los reformatorios franceses encargados de la educación de jóvenes de la posguerra, alejados de sus padres traumatizados, incapaces de guiar las conductas rebeldes de sus hijos. Albertine quien lucha por conseguir su libertad, lejos de la opresión para dedicarse a escribir y refugiarse en la literatura. 
     Ahora conozcamos a otras escritoras que rompieron las reglas de lo correcto,  se violentaron y pagaron su culpa y continuaron su camino en la escritura, por medio de un estilo testimonial en el cual están presentes las circunstancias que las llevan al crimen, a tener el control a pesar de la violencia o delincuencia.
      La primera de ellas es María Carolina Geel, escritora chilena nacida en 1913, con el nombre de Georgina Silva Jiménez. Su primera novela se publica en 1946, se trata de El mundo dormido de Yenia en donde se muestra un mundo femenino muy íntimo, detallado, en total oposición con el patriarcado, en lucha con los límites intelectuales en contra de la mujer. De hecho incita a la exposición de esa conciencia femenina que permita el reconocimiento y respeto a las particulares formas de existir.
      En 1947 publica Extraño hastío; en 1949 Soñaba y amaba el adolescente Perces; en abril de 1955 ella asesina a su amante en el “Hotel Crillón”. Luego de cuatro disparos el joven cae. Desde el extranjero Gabriela Mistral pide clemencia en su condena, exalta su valor como escritora, y consigue que la pena sea indultada, luego de tres años en la correccional del “Buen Pastor” sale, y en las sombras sigue su carrera literaria.
     Sus posteriores obras se titulan: José el pequeño arquitecto en 1956, ese mismo año Cárcel de mujeres, novela testimonial que muestra su arrepentimiento, el libros se vuelve un confesionario en el cual asegura que su depresión la lleva al crimen, por eso el legado de locura temporal le asegura la salida. En la novela se sabe sobre el tiempo de su experiencia carcelaria y la realidad de la mujer en ese lugar, además confiesa: “temía que los hombres positivistas la arrancaran de su paraíso. Tenía horror de verse arrancada de sus sueños y sepultada en el basural hediondo de la realidad”[1]  esta obra mezcla géneros y relatos, en donde el crimen y el cambio que sufre la autora le determinan un destino, se muestra a la protagonista ciega ante el crimen y motivada por la necesidad de asesinar a su amante,  se revela un deseo de absolución y otro que busca el indulto.
     Su última publicación de ficción fue en 1961 con la obra Huida, misma que cierra su ciclo de novelas, ya que sus siguientes años se dedica a la critica por completo. Muere en enero de 1996, con un poco más de ochenta años y sin ningún homenaje especial ni cátedras extraordinarias con su nombre.








[1] María Carolina Geel, Cárcel de mujeres, Santiago, Zigzag, 1956.

La tragedia de la escritora María Carolina Geel. www.memoriachilena.cl. 

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