sábado, 30 de octubre de 2021

Mariana Enríquez

 


Cuando el tema de los muertos es llevado a la literatura encontramos una enorme diversidad de tratamientos, siempre depende de las épocas y las influencias de las escritoras, en este punto es donde llegamos al terror, desarrollado por importantes figuras como Mary Shelley, Ann Radcliffe, Daphne du Maurier, gratificante su presencia en las letras porque los nombres más reconocidos que resuenan dentro de este género son masculinos. Así que hablar de terror es relacionarlo con la muerte, acá en México, se realiza una celebración en honor a los difuntos, surge en Mesoamérica donde los pueblos originarios por medio de las fiestas en su honor guiaban a los muertos en su recorrido al Mictlán, así llamado el inframundo en la mitología mexica, pero hay diversas posiciones en torno a la festividad a los muertos ¿Los mexicanos lo hacemos por diversión? Como se plantea en películas infantiles en donde la trama se desarrolla en un sentido superficial o ¿Es parte de nuestro sentido del humor un tanto negro y macabro?

    Como parte de esta cultura estoy segura de que nada de eso forma parte de los motivos de la celebración, que si tienen un rasgo identitario centrado en el retorno de los recuerdos que nos permiten mantenerlos en la memoria, eso es para los mexicanos uno de los motivos de la fiesta a los muertos, el llenar de luz y colorido el momento espléndido para relacionarnos con quienes ya se fueron, pero este ritual también nos permite el acercamiento con los seres que aún nos acompañan en vida. Sin embargo, México no es el único país donde se practica el culto a los muertos, de hecho, entre los antiguos egipcios la vida estaba rodeada de más rituales y la llegada de la muerte era como el objetivo a alcanzar; también está el caso de Santa Martha, Galicia, que realiza “La romería de los ataúdes” ocupados por vivos paseando por toda la ciudad.  

     Ya que paseamos un poco por algunos eventos en torno a los muertos, vamos a acercaremos a la obra de la argentina Mariana Enríquez, escritora, periodista y docente nacida en 1973, forma parte del grupo de escritores conocidos como la “nueva narrativa argentina” (NNA) con el rasgo de la civilibarbarie, concepto propuesto por Elsa Drucaroff  el cual significa: “una fusión de la antinomia que puede relacionarse con muchas transformaciones del país, del capitalismo, de los imaginarios nacionales y globales que surgen en la postmodernidad,”[1]

     A Mariana Enríquez se le ubica como seguidora del terror gótico, estilo nacido en el siglo XVIII, dicha corriente tiene como características: “el intento de encarnar una teoría de propósitos sociales del terror, el retrato de la misera de separación de las normas civilizadas y la inadecuación de la mayoría de las personas, de la sensibilidad, la insistencia en el poder de la culpa, tratamiento físico del odio y el disgusto.”[2]

     El estilo mantiene tres elementos: la paranoia creada por las dudas e incertidumbres; la barbarie donde la impotencia y el miedo son impulsadas por la dialéctica del poder y el tabú que genera las situaciones repulsivas en la trama, además debemos tomar en cuenta “El punto de presión fóbica” que menciona Stephen King es vital para este género.  

   En las obras de Mariana Enríquez no hay un terror demoniaco, o burgués relacionado con mansiones encantadas, para ella el terror actual va de la mano con la desigualdad, la violencia institucional y la impunidad hacia los pobres. En su terror civilbarbárico se mezclan todos estos males presentes con las creencias en las fuerzas ocultas de la naturaleza desencadenadas siempre por actos inhumanos. Su primera novela es de 1995 Bajar es lo peor cuenta una extraña relación formada por tres jóvenes abatidos que comparten los excesos, la noche, los miedos y un elemento místico que permite el desarrollo del terror.

     En 2004 su segunda novela se publica, es un drama llamado Cómo desaparecer completamente sin duda desarrolla un tipo de horror social que expone, desempleo, adicciones, daños colaterales de la delincuencia que vive la juventud; en 2009 publica Los peligros de fumar en la cama, antología de doce cuentos donde sigue explorando de forma creativa el terror de diversas intensidades, por lo regular narrado por personajes femeninos; en 2016 presenta su libro Las cosas que perdimos en el fuego formado por once cuentos por el cual recibe en el año 2017 el Premio Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura castellana», cada cuento desarrolla una historia inusitada, que podría ser parte de su imaginación, pero su inspiración se apoya de los hechos reales, el cuento “Bajo el agua negra” tiene elementos del caso Ezequiel Demonty, ocurrido en 2002 en Buenos Aires, en el barrio Constitución. El siguiente año su novela Éste es el mar centra su trama en adolescentes fanatizadas, rock, drogas, envueltas en una macabra historia, dentro del terror fantasy y los cantos de sirena que acompañan la poética del libro, en 2019 la novela Nuestra parte de noche obtiene los premios: Herralde de Novela por Nuestra parte de la noche, premio Kelvin 505 mejor novela original en castellano; Celsius a la mejor novela de ciencia ficción, terror o fantasía escrita en español, premio de la Crítica en Narrativa.

    Además de su sobresaliente trabajo en el mundo de las letras, su labor en el periodismo es como subeditora del suplemento Radar del diario “Página/12”, ha colaborado en las revistas TXT, Granta, Electric literature, The New Yorker y El Guardián. También participó en radio, en el programa “Gente de a pie”, de Radio Nacional. En 2020 comienza tu trabajo como directora del Fondo Nacional de las Artes, organismo argentino que financia el apoyo a artista y gestores.

  En resumen, el trabajo literario de Mariana Enríquez desarrolla aspectos sociales dentro de un género de terror gótico, donde el miedo y la civilbarbarie están presentes, rememorar la existencia de quienes se van hace posible revelar la causa de su partida, circunstancias traumáticas o no en que se convirtieron en muertos. ¿Te gusta el terror?  Atrévete a leer este estilo que expone todas las partes torcidas de la sociedad.






[1] Elsa Drucaroff, Ricardo Piglia, “la máquina de invención política y la civilibarbarie”, XXVII Jornadas de Investigadores del Instituto de Literatura Hispanoamericana Facultad de Filosofía y Letras (UBA) - Buenos Aires, marzo de 2015.

[2] David Punter, The literature of Terror, Routledge, London, 1996.


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